Betty negó, con las lágrimas bajando por sus mejillas. —Quiero ver a los niños. Quiero ver a mis hijos. No los recuerdo, pero te juro que cuando ví esa foto sentí algo en mi. Los quiero ver, quiero abrazarlos— Pidió.
Hall y Alice se miraron, y luego miraron a Jughead. Entre miradas admitían que tomando en cuenta las condiciones en las que Betty ha estado, no era buena idea que viera a los niños.
—¿Por qué no me dicen nada?— Preguntó Betty, mirándolos, confundida.
Hall suspiró, mirando a su hija. —Linda... Es que consideramos que todavía no es momento de que veas a los niños. Tuviste un accidente muy grande y después de tres meses apenas hoy despiertas del coma—
—Ni siquiera recuerdas que tuviste hijos. Quizá los quieres ver por otra razón. El caso es que no creemos que estés en condiciones, no todavía— Opinó Alice.
Betty los miró, algo desilucionada, y luego miró a Jughead. —Tu, mi... Esposo. ¿Cuál es tu nombre?—
—Soy Forsythe Pendelton Jones III, pero todos me dicen Jughead— Se presentó, con una pequeña sonrisa.
No podía creer que se estaba presentando otra vez.
—Jughead... Tú no estás en contra de que yo vea a los niños que tuve contigo... ¿No?— Preguntó, ansiosa.
Jughead suspiró. —Lo siento, tus padres tienen razón—
—Pero yo sólo quiero verlos, solo eso. Diles a tus padres que los traigan, Jughead— Suplicó Betty, mirándolo con los ojos cristalizados. —Quiero verlos sólo un momento, por favor—
Jughead la miró, y es que no podía negarse a algo que Betty le estaba pidiendo con esos ojos que aunque estaban cansados y apagados, él aún veía a la mujer que amaba ahí.
Él miró a sus suegros. —No veo inconveniente con que sólo los vea, no sé. Además... Ella despertó y hay personas a las que eso les dará gusto saber eso. Mis padres, sus amigos...
—Lo sabemos, pero hay que tomarlo con calma. No queremos que se acumulen muchas personas aquí y que la abrumen— Opinó Hall.
—Él tiene razón, pero si Betty desea solamente ver a los niños, tal vez podamos complacerla en esa parte— Aceptó Alice.
—Por favor, déjenme ver a mis hijos— Suplicó Betty.
—Descuida, Betty. Ahora mismo llamo a mis padres para que traigan a los niños— Avisó Jughead, saliendo de la habitación mientras sacaba su celular.
Betty estaba ansiosa. No recordaba haberse casado o haber tenido hijos, pero cuando vió a los pequeños sintió unos deseos inusuales de verlos.
Jughead llamó a sus padres, y éstos no podían creer lo que su hijo les informó. Les dió mucho gusto que Betty haya despertado y accedieron de inmediato a llevarle a los niños.
Sólo era cuestión de esperar un poco, pero Betty estaba demasiado ansiosa. Podría ser por la cantidad de medicamentos que le estaban pasando.
—¿Qué hora es? ¿Por qué no llegan?— Preguntó Betty, desesperada, mirando a sus padres.
—Jughead los llamó, linda. Vendrán en cualquier momento— Aseguró Alice.
—¿Y Jughead? ¿Dónde está?— Preguntó la rubia más joven nuevamente, buscando al ojiazul con la mirada.
—Sorpresa— Habló Jughead, entrando a la habitación con el bebé en un costado y con la niña tomada de manos.
Betty abrió los ojos como platos al ver a los niños, y sintió su corazón calentarse. Era como si su instinto materno siguiera intacto, aunque no los recordara.
Emma vió a su madre y se quedó un momento en shock. Aunque era pequeña, recordaba haber visto a su madre inconsciente los últimos tres meses.
—Ven aquí, pequeña— Le dijo Betty, abriendo sus brazos.
Emma caminó lentamente hasta su madre y ambas se abrazaron, y Betty empezó a llorar en silencio mientras abrazaba a su hija. No la recordaba, pero el sentimiento que tenía hacia ella era más fuerte.
—Tráeme a ese hermoso bebé, Jughead— Le pidió Betty al pelinegro, sin dejar de abrazar a la niña.
Jughead dejó al bebé con Betty, y los tres se abrazaron como si ese fuera a ser el último abrazo que se darían.
En eso entraron los Jones, y no pudieron evitar sonreír al ver aquella escena. Habían visto a su hijo y hasta a sus nietos tan deprimidos por lo del accidente, que el hecho de que Betty estuviera de regreso era la mejor noticia del mundo.
—¿Cómo estás, Betty?— Le preguntó Gladys, acercándose y sonriéndole.
—Nos da mucho gusto que estés de regreso— Dijo Fp.
Betty los miró, aún sin soltar a los niños, extrañada. —Yo... ¿Los conozco?—
—Oh, lo siento. Nosotros somos los padres de Jughead. Mi nombre es Forsythe Pendelton Jones, el segundo. Pero puedes llamarme Fp— Se presentó.
—Y yo soy Gladys Jones, su esposa. Somos los abuelos paternos de los niños— Avisó.
Betty sonrió levemente. —Lo siento tanto... Es que no recuerdo nada—
—No te preocupes linda. Con el tiempo y con mucho cuidado vas a recuperar todo— Aseguró Gladys.
—De eso estamos seguros— Afirmó Fp.
Betty sonrió y miró a sus hijos, quienes la miraban a ella fijamente. —¿Cómo están, pequeños?—
—Te amo mami— Respondió Emma, volviendo a abrazarla.
Betty sonrió y la abrazó, besando su cabeza. —También te amo, princesa—
—Mamá— Habló el bebé, con una sonrisa.
Betty abrió los ojos como platos, mirando al menor. —¿Tú hablas?—
—Su primera palabra fue mamá. La dijo hace poco— Dijo Jughead.
Betty sonrió una vez más, mirando al bebé y luego a Jughead. —Él se parece mucho a ti y la niña tiene tus ojos. Tienes buenos genes—
Los que estaban en la habitación soltaron una pequeña risa ante ese comentario, y luego el doctor mandó a llamar a los Cooper mientras Betty se quedaba con Jughead, con los niños y con sus suegros.
—Los mandé a llamar para hablarles sobre Elizabeth— Le habló el doctor a sus padres. —Está presentando un complejo caso de amnesia y es necesario hacerle más exámenes. El daño más serio fue en la cabeza. Sus signos vitales están bien y su estado en general también. La tendremos en observación unos días para vigilar su recuperación. Después podrá irse a casa cuando lo determinemos, pero debe tomar muchas medicinas y no creo que valla a estar apta para cuidar de los niños en ese proceso de recuperación. Después les daré más detalles—
—Entendemos, doctor— Aseguró Alice.
—Después vamos a tomar una decisión— Habló Hall.
Salieron de una pesadilla, pero un nuevo y complejo reto estaba por empezar. Betty debía empezar su vida otra vez.
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