Todos estuvieron de acuerdo con la propuesta de Emma sobre pasar las vacaciones en República Dominicana; Iría su familia, sus abuelos maternos y paternos, sus tíos y tías y sus amigos. Ya todos estaban de acuerdo y sólo hacía falta empezar a planear el viaje que sería en dos meses.
Mientras tanto, seguirían con su rutina normal que ya no sería tan normal porque sus hijos estaban creciendo.
En casa, Betty no estaba porque había quedado de juntarse con sus amigas para comprar outtfits para el viaje, y Jughead estaba en casa con los niños. El ojiazul estaba sentado frente a la pantalla plana de la sala de estar con su bebé en su regazo mientras también trabajaba y Cody miraba la TV, al lado de su padre y su hermanita.
Emma estaba hablando por teléfono en su habitación, con su madre. Necesitaba permiso para salir con Ian. Habían quedado de salir hoy en la tarde.
En la llamada...
—¿Entonces puedo ir?— Preguntó la menor con ilusión.
—Claro que sí, amor. Confío en ti y confío en Ian. Sólo cuídate mucho mi princesa hermosa— Le pidió Betty.
—Claro mamá, lo haré. Te amo— Respondió Emma, con una sonrisa.
—Yo te amo más, pero tú papá es el que está en la casa y está a cargo de ustedes. Ve a avisarle que vas a salir con Ian y que tienes mi permiso— Pidió Betty.
Emma suspiró. —Mamá... Él no va a querer darme permiso—
—Mi reina... Claro que lo hará mi amor. Es con Ian, no con cualquier otro niño. Hazlo amor. Te amo mucho— Dijo la rubia mayor.
—Yo te amo más, mami. No te preocupes, le diré a papá. Cuídate y tráeme algo— Pidió Emma, divertida.
—Claro que sí mi niña. Te amo, chau— Se despidió Betty.
Fin de la llamada.
Tras finalizar la llamada, Emma suspiró y guardó su celular para salir de su habitación y bajar hasta la antesala en dónde su padre estaba trabajando y cuidando de Cody y Chloe al mismo tiempo.
Emma se acercó a su padre y aclaró su garganta. —Papá...
Jughead dejó de mirar la computadora, aún con la bebé en su regazo, y la miró con una sonrisa. —Hola princesa. ¿Qué ocurre?—
—Emma... Ya va a empezar Harry Potter, ven— Le pidió Cody, desviando la mirada de la pantalla para mirar a su hermana.
Emma negó. —Lo siento Cody. Debo decirle algo a papá— Miró a su padre y tomó aire. —Papi... ¿Me das permiso para salir con Ian?—
El semblante de Jughead cambió por completo. Él la miró, serio, y aclaró su garganta. —¿Salir con Ian? ¿A dónde?—
—Iremos a un Starbucks, luego iremos al zoológico y después caminaremos por el parque comiendo helado— Respondió Emma, con una sonrisa inocente. —Papi por favor déjame ir—
Jughead suspiró y se puso de pie, y dejó a la bebé junto a Cody, quien estaba centrado en la TV. —Hijo... Sostén a tu hermanita un momento—
—¡Sí papá!— Contestó Cody, sentando a la bebé en su regazo y llenándola de besos. —Hola hermanita bebé. ¿Te gusta Harry Potter?—
Jughead sonrió viendo a sus menores y después miró a Emma, serio nuevamente. —Hija... No es que no te valla a dejar salir. Es que cuando dos adolescentes se quieren, eso los lleva a hacer cosas sin querer y no quiero que...
—Papá... No vamos a... A acostarnos si eso es lo que crees— Negó Emma, haciendo una mueca. —Solo vamos a pasear y ya. Confía en mí, ya sé lo que tengo que hacer y qué no. Hablé con mamá por teléfono y está de acuerdo—
Jughead asintió y de repente la abrazó. —Lo sé mi amor. Es que estás creciendo demasiado rápido y no puedo aceptar eso. Eres mi bebé, mi primera bebé—
—Ay papá...— Respondió Emma, separándose del abrazo y mirándolo. —Tú sabes que siempre voy a ser tu bebé—
—Es que apenas fue ayer cuando te tomaba en mis brazos así como a tu hermanita y ya hoy me pides permiso para salir con un chico. Sólo ten mucho cuidado mi niña hermosa. Te amo— Le dijo, besando su frente y abrazándola nuevamente.
—Tambien yo, papi— Admitió Emma, siguiéndole el abrazo. —Es bueno saber que no he dejado de ser tu niña consentida—
En eso sonó el timbre y Emma corrió a la puerta. Jughead asumió que era Ian y por eso fue tras su hija y la vió cuando abrazó al chico. Aunque Ian y su hija habían sido amigos desde pequeños y el lo quería como un hijo, no pudo evitar que esa ráfaga de celos lo inundara.
Ian se separó de Emma y miró a Jughead con una sonrisa. —Jughead... ¿Ya me la puedo llevar?—
Jughead asintió, con una pequeña sonrisa. —Sólo tráemela a las ocho y cuida mucho a mi preciosa niña, por favor—
—¡Papá!— Se quedó Emma, sonrojada.
Ian soltó una pequeña risa, asintiendo. —Está bien. La cuidaré más que a mí vida. Saluda a los niños de mi parte, ya debemos irnos—
Jughead asintió y salió a ver a los chicos irse en el auto de Ian para entonces volver a la casa con sus hijos menores. Emma ya había cumplido quince años y tuvo una fiesta tan extravagante con familia y amigos cercanos que estuvo a otro nivel. Emma tuvo la fiesta de sus sueños y fué perfecta.
Pero Jughead aún no era capaz de asimilar que su pequeña estaba creciendo.
—Papá... Chloe se durmió— Avisó Cody, acercándose con la bebé rendida entre sus brazos.
Jughead sonrió y tomó a la bebé dormida entre sus brazos, besando su cabeza. —Tu mamá sale y yo me debo quedar en casa con los niños. ¿Qué te parece eso, hijo?—
—Mujeres— Contestó Cody, divertido. —¿Ahora qué?—
—Yo llevaré a tu hermana a su cuna y después llamaré a tu madre para saber de ella. Luego tendremos una tarde de hombres— Dijo Jughead.
—¡Tarde de hombres!— Chilló Cody, pegando un salto.
Sus hijos estaban creciendo muy rápido, y Betty y Jughead lo sabían. Por suerte, próximamente tendrían planes para aprovechar su tiempo juntos.
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