"Capítulo 42"

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Al caer la noche, Betty y Jughead estaban en casa, preparándose para su importante evento de ésta noche; Fueron por Emma al colegio y luego por el bebé, pero los Cooper insistieron en tener a los niños hasta el día siguiente, aunque los padres de los niños se negaron.

Jughead se acomodaba la corbata de su traje negro frente al espejo de la habitación, mientras Betty se maquillaba frente al espejo de la mesita de la misma.

El ojiazul se giró a mirar a su esposa, y sonrió. Aunque ella estaba de espaldas a él, ella traía un vestido plateado, con la espalda desnuda y largo de la parte de atrás, excepto la delantera.

Él se acercó a ella por detrás, y besó su cuello con delicadeza, absorbiendo su aroma. —Qué rico hueles. Estás hermosa, amor—

Betty sonrió y se giró hasta quedar frente a él, besando sus labios rápidamente. —Tú estás muy apuesto, Juggie. Te amo—

—Te amo más— Contestó el pelinegro, besando sus labios rápidamente y entrelazando su mano con la de élla—Vámonos, nena—

Betty asintió con una pequeña sonrisa y ambos salieron de casa, entraron al auto y arrancaron a aquel importante evento; Ese evento era nada más y nada menos que una celebración donde sólo asistirían multimillonarios, y la pareja fue invitada por estar triunfando en el mundo de los millonarios desde hace ya unos años.

En el auto, llegaron al enorme edificio en el cuál sería el evento, y Jughead bajó del auto primero que Betty para abrirle la puerta caballerosamente.

—Pero qué considerado— Admitió Betty, mirándolo con una sonrisa.

Jughead sonrió y tomó la mano de la rubia, besándola. —Es lo menos que puedo hacer por una dama tan hermosa como usted, Elizabeth Jones. ¿Me acompaña a esta exclusiva fiesta?—

—Oh, señor Jones... Sería un placer— Admitió Betty, divertida, uniendo su mano a la de él.

Así, tomados de las manos, entraron a aquel gran edificio, siendo recibidos por los hombres de seguridad, verificando sus nombres en la lista de invitados. Después de eso, ellos pudieron entrar y el lugar era inmenso.

Luces, copas, alcohol, comida, música suave, y sobre todo, mucho lujo. Cosas de gente multimillonaria. La pareja inmediatamente empezó a ser saludada por un montón de gente importante.

—No saben el honor que es tenerlos a ustedes aquí— Aseguró un señor mayor de traje, quien andaba con su esposa, una mujer un poco más joven.

—El placer es todo nuestro— Respondió Betty, sonriente, abrazada a su esposo.

—Es una velada encantadora, señor y señora Dinks— Admitió Jughead, besando la mejilla de su esposa.

—Uhlala...— Habló otro señor, acercándose con su mirada especialmente fija en Betty. —Señor Jones... Es su esposa realmente encantadora. La última vez que nos vimos, no tenían siquiera hijos aún—

—Es usted muy amable, señor Montgomery— Respondió Betty, soltando a su esposo para acercarse a aquel señor y estrechar su mano con la de él.

—Oh... ¿Dónde están mis modales?— Se preguntó aquel señor, tomando la mano de Betty y besándola. —Qué dama tan encantadora—

Betty sonrió. —Gracias por su amabilidad, señor—

Jughead aún estaba al lado de Betty, y su sangre estaba ardiendo con cada palabra que Betty intercambiaba con ese señor, y se ponía peor cuando el mismo la tocaba, por más mínimo que fuera.

—Es su esposo muy afortunado de tenerle, bella Elizabeth— Continuó hablando el mayor, sin soltar la mano de Betty.

—Yo soy la afortunada señor Montgomery— Le contestó Betty, sin dejar de sonreír.

Jughead, ya extremadamente incómodo, tomó la mano de su esposa, llamando su atención. —Disculpen. Mi amor... ¿Tienes un minuto? Tenemos que hablar— Murmuró al oído de su mujer.

Betty asintió y volvió su mirada al otro caballero. —Lo siento señor. Mi esposo y yo debemos hablar, hasta luego— Se despidió.

—Ojalá este encuentro se repita pronto— Admitió el señor Montgomery, sonriente.

Jughead solo le dedicó una sonrisa incomoda al señor Montgomery, y guió a su esposa a un rincón apartado, o más bien, a una habitación de aquel edificio.

Él no se veía nada contento, y Betty lo sabía.

—¿Qué pasa, Jug?— Le preguntó Betty, ansiosa y confundida.

Jughead soltó una risa sin gracia, mirándola. —Es increíble que preguntes. ¿¡Cómo es posible que permitas que ese señor coquetee contigo!? ¡Eres mi esposa, Betty!—

Betty lo miró, con una ceja alzada. —¿Coquetearme? Jug... Él sólo estaba siendo amable—

—No, Betty— Negó Jughead, enojado. —Ese señor se estaba pasando de la raya. Te tocaba, te decía cumplidos raros frente a mi. ¡Frente a tu esposo! ¡No tiene respeto alguno!—

—¡Ya basta, Jughead!— Exigió Betty, cansada. —¡No tiene sentido que estés tan celoso!—

—¡Yo sólo cuido lo que me pertenece!— Contestó Jughead, acercándose, aún enojado.

Betty abrió su boca, indignada. —¿Pertenecerte? ¿Acaso soy algún objeto?—

—No eres un objeto, pero eres mi esposa y la madre de mis hijos. Tengo derecho a proteger lo que es mío— Se justificó, firme.

Betty negó, soltando un suspiro. —¿Sabes qué? Ya no quiero estar aquí. Si eres tan inseguro hasta el punto de no soportar que los hombres me miren, pues quédate sólo en tu maldito evento. Yo me voy a casa—

—¿Qué?— Preguntó Jughead, extrañado. —Tú no puedes irte a casa sin mi. Vinimos juntos y juntos nos vamos a casa—

—No. Voy a llamar a un taxi y me iré a casa sola. Tú disfruta de tu evento sin tener que preocuparte porque ningún hombre me coquetee o te quiera quitar tu pertenencia— Contestó Betty, enojada, saliendo del cuarto al cuál se había metido a discutir con su esposo.

Jughead suspiró, pasándose una mano sobre el rostro para entonces seguir a su mujer. —Betty, no. Betty, detente—

Ella no lo escuchó y no quiso hacerlo. Salió del edificio, saludando a las personas con las que se encontró, detuvo un taxi que pasaba por ahí y subió al mismo, para irse a casa.

Cuando Jughead salió, Betty ya iba alejándose en el taxi sin siquiera mirar atrás.

Él sólo se dedicó a verla alejarse, pero no iba a dejar eso así.










Escena de celos que no terminó muy bien 😥

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Escena de celos que no terminó muy bien 😥



Samy ❤️

°Dulce Matrimonio° 'Bughead' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora