"Capítulo 9"

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Al día siguiente, Betty y Jughead se levantaron juntos, temprano, para prepararse; Su Luna de Miel con todo pagado a Punta Cana, República Dominicana, iniciaría hoy.

Jughead esperaba a Betty afuera de la villa para irse en el auto hasta la pista del jet privado, pero empezó a creer que se tardaba mucho.

—¡Betty!— La llamó el ojiazul, ya frente al auto, con las llaves en mano. —¿¡Estás bien!? ¿¡Necesitas ayuda!?—

—¡No! ¡Ya voy!— Respondió la ojiverde desde adentro de la villa aún.

En menos de tres minutos, Betty iba saliendo con su pequeña maleta y Jughead la ayudó a subirla al auto y le abrió la puerta del copiloto del mismo para que ella subiera, recibiendo un "gracias" de su parte.

Emprendieron camino a la pista de aterrizaje del jet privado, llegaron y unos hombres subieron las maletas al avión, Jughead dejó el auto y junto a Betty subió al jet.

Se ajustaron los cinturones, estando uno al lado del otro en el avión, ahí sentados, y el avión empezó a rodar para después despegar. Betty se sentía muy cómoda con él, y él con ella. Los dos se dedicaron a mirar por la ventana las grandes y blancas nubes iluminadas levemente por el sol.

—Creo que ví una nube parecida a un pepino— Dijo Betty, mirando por la ventana, tan fascinada como una niña pequeña.

Jughead miró la misma nube que miraba su ahora "esposa", y negó. —No, a mí me parece una banana—

Betty lo miró mal. —Claro que no, es muy gorda para parecer una banana. Es un pepino—

Jughead soltó una pequeña risa, mirándola. —Está bien, como tú digas. Es un pepino—

Betty le lanzó una mirada amenazadora a su ahora "esposo", y él sólo rió aún más. —¡Deja de reírte!— Exigió ella.

—Es que te ves adorable cuando te enojas, lo siento— Se disculpó, despeinando su rubia cabellera mientras ella lo miraba mal. —Ya, no te enojes niña—

El viaje era largo, y en el transcurso Betty no pudo evitar quedarse dormida; Cayó tan profundamente dormida, que su cabeza terminó sobre el hombro de Jughead.

Jughead sonrió, y con cuidado la acercó más a él y colocó un pequeño cojín detrás de su cabeza para que estuviera más cómoda.

Sólo poquito después, él también se quedó dormido, muy cerca de ella.

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Betty había perdido hasta la noción del tiempo cuando Jughead intentó despertarla con suavidad, hablándole y tocándole con cuidado el rostro.

—Déjame...— Se quejó, apartando la mano del chico de su rostro. —¿Ya llegamos?—

—Estamos por aterrizar. Este lugar es hermoso, créeme— Aseguró el chico, mirando por la ventana con una sonrisa.

El avión aterrizó, y Betty y Jughead salieron del mismo mientras unos hombres de traje llevaban sus equipajes. En un auto, llegaron hasta su verdadero destino.

Betty quedó boquiabierta cuando vió la inmensa playa totalmente azul, las palmeras y los bellos y grandes hoteles del sitio.

Llegaron en el auto hasta un hotel enorme, brillante y lujoso, y no fue hasta que bajaron cuando pudieron verlo bien.

—Bienvenida al hotel D' Oriental— Le dijo Jughead, mirándola con una sonrisa mientras ésta miraba todo como niña asombrada. —Es uno de los hoteles más populares de la zona—

Betty miraba todo a su alrededor con fascinación, hasta que ambos entraron al gran y lujoso hotel y llegaron hasta su habitación, la habitación que les habían reservado.

Estaban algo cansados por el viaje, aunque se lo hayan pasado durmiendo, y Betty fue la primera en tirarse en la suave y enorme cama y mirar la habitación, para después ponerse de pie y observar la gran piscina y la playa por la ventana.

Jughead se le acercó por detrás con una sonrisa, y se colocó a su lado, mirando también por la ventana. —Veo que te gustó mucho el lugar—

—¿Estás loco?— Le preguntó, mirándolo con sus curiosos ojos grandes y llenos de brillo. —¡Es la playa más linda que he visto!— Chilló.

Jughead le sonrió. —Lo sé, es hermosa. ¿No quieres comer algo afuera? Tengo hambre, no sé tú—

—¿Y después vamos a la piscina?— Preguntó la ojiverde, emocionada.

—Si, Betty. Pero después de digerir bien la cena, o si quieres te das un chapuzón primero— Sugirió Jughead.

—¡El chapuzón primero!— Chilló Betty, lanzándose a su maleta para buscar rápidamente su traje de baño.

Jughead soltó una pequeña risa y bajó de la habitación del hotel para llegar a la piscina a esperar a la rubia, y cuando la vió bajar, tuvo que tragar saliva.

Traía un bikini negro que cubría muy poco de su magnífico y perfecto cuerpo, sus poderosas curvas femeninas resaltando ante la fina y escasa tela del traje de baño.

Y Jughead, en cambio, tenía su abdomen afuera, aunque era uno de éstos chicos súper altos, pero también delgado y sexy.

—¡Con permiso Juggie!— Exigió Betty, entusiasmada, corriendo hacia la piscina para hacer un clavado.

Al lanzarse a la piscina y generar un gran chorro de agua, Jughead rió, viendo a la rubia jugar y nadar en el agua. Lo hacía feliz verla así, divirtiéndose tanto.

—Ven Jughead, está rica— Aseguró Betty, saliendo lentamente de la piscina, mojada.

—Betty, entraré en un momento. Yo sólo...

Dejó de hablar en cuanto se dió cuenta de que ya había caído a la piscina, porque Betty lo había empujado y reía tanto que le dolería el estómago.

Jughead sacó su cabeza del agua y la miró, divertido. —Niña mala, ven acá—

Betty, aún entre risas, entró a la piscina junto al ojiazul y ambos empezaron una especie de pelea acuática; Jugaban con el agua como si fueran dos niños pequeños, o quizá peor.

Pronto les dió más hambre de la que ya tenían, y se sentaron sobre dos tumbonas alrededor de la piscina para empezar a disfrutar de un rico sushi y unas copas de piña colada entre risas por el divertido recuerdo.

—Mañana vamos a la playa— Pidió Betty, mirando a Jughead.

—Claro, a primera hora. Hay que disfrutar. Es nuestra luna de miel después de todo— Contestó Jughead, sonriéndole.






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Luna de Miel 😏❤️


Samy ❤️

°Dulce Matrimonio° 'Bughead' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora