"Capítulo 76"

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Los meses seguían pasando y de repente Betty ya contaba con sus nueve meses de embarazo; Ya era muy difícil moverse como antes y la pequeña vida en el vientre pesaba más, por lo que la rubia se vió en la obligación de limitarse a muchas cosas.

Fuera de eso, las aguas de sus vidas estaban en calma. Continuaban criando a sus hijos mayores, en espera del tercer y último hijo y en un matrimonio estable.

Pero Jughead quería hacer algo importante para él y para su esposa. Hasta que no lo hiciera no iba a estar en paz, pero ahora el embarazo se interpuso y había que recibir a su bebé primero.

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En casa, ya los niños habían sido enviados a sus escuelas y sólo quedaron Betty y Jughead en casa; la rubia estaba trabajando desde casa por su embarazo de término, pero el caso de Jughead es que también estaba haciendo las cosas desde casa por no dejarla a ella sola.

Betty estaba descansando sobre la cama en su habitación mientras usaba su computadora, con Milo al lado, hasta que vió a su esposo entrar por aquella puerta con una radiante sonrisa.

Betty lo miró y alzó una ceja. —¿No te ibas a la empresa?—

Jughead negó, acercándose y besando sus labios con dulzura. —No quiero separarme ni un momento de ti y de nuestra nueva bebé. No cuando más me necesitan amor—

—Por eso te amamos— Respondió Betty, besando sus labios rápidamente y agarrándose el vientre de repente.

Jughead la miró con preocupación y se sentó a su lado en la cama, acariciando su cabello. —Amor... ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? ¿Ya darás a luz?—

Betty negó, acariciándose el vientre con una pequeña sonrisa. —Es que me está pateando—

Jughead puso una mano sobre el vientre de su esposa y sonrió al sentir los movimientos de la criatura ahí adentro, como si quisiera ya salir con desesperación.

—Cálmate, niña— Le habló Jughead, con una sonrisa, besando el vientre de su mujer. —Serás mi princesita más chiquita mi amor. No te imaginas lo consentida que vas a ser, muñequita de papi—

—Que no se te ocurra mimarla de mas— Advirtió Betty con diversión, mirándolo en silencio por un momento. —¿Me traes agua?—

—Pero por supuesto preciosa, lo que desees. Ahora mismo te bajo una estrella si quieres mi amor— Prometió, besando su vientre y su mejilla para entonces ponerse de pie y dirigirse a la cocina.

Betty le sonrió mientras se iba. —Te amo—

—¡Yo más!— Respondió el ojiazul mientras aún iba por el extenso pasillo.

Jughead fué a la cocina con mucho entusiasmo y tomó un vaso, lo llenó de agua y se dispuso a regresar a la habitación que compartía con su esposa.

Él subió las escaleras y caminó por el pasillo hasta llegar a su habitación, pero cuando llegó, vió a Betty apoyada sobre la cama, inhalando y exhalando profundo.

Ya esto había pasado dos veces. Seguro se le había roto ya la fuente.

Se le cayó el vaso de agua y fué rápidamente hacia ella, acariciando su espalda. —Preciosa... ¿Qué ocurre? ¿Ya viene?—

Betty asintió, con los ojos cristalizados del dolor. —Ya viene Juggie—

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En la secundaria, Emma iba saliendo del edificio estudiantil con sus mejores amigos; Las clases ya habían acabado por hoy.

—Es que mi papá no se aparta nunca de su lado, y menos ahora— Les dijo Emma a sus amigos. —Ahora mi mamá está a punto de tener a mi hermanita y mi papá no la deja ni respirar—

—Tu papá es un amor como esposo. Eres afortunada. Yo solo vivo con mi mamá y mi papá es algo ausente— Se lamentó Ángela.

Ian se encogió de hombros. —Tengo dos madres y viven dándose demostraciones de afecto todo el día. Pero entiendo a tu papá. Él quiere estar ahí para tu mamá cuando venga la bebé—

—Si... Sonará tonto y cursi pero... Ya quiero que la bebé nazca— Admitió Emma, con una sonrisa.

—Emma... Creo que acabo de ver a tus abuelos— Avisó Ángela, mirando hacia el estacionamiento de la secundaria.

Emma miró hacia donde le señaló Ángela y abrió los ojos como platos cuando vió a sus abuelos paternos en su limosina, y cuando la ventanilla de la limo bajó, vió a su hermano menor junto a su abuela.

—¡Vámonos Emma! ¡Nos vamos con los abuelos hoy!— Anunció Cody desde el vehículo.

Emma miró a su hermanito desde donde estaba, extrañada, y luego miró a sus amigos. —Chicos... Nos vemos después. Creo que los abuelos vinieron a buscarnos hoy porque tal vez mi mamá ya tendrá a mi hermanita—

—Si, seguramente es por eso. Entonces nos vemos después— Se despidió Ángela, abrazándola.

—Si ocurre cualquier cosa o si nos necesitas nos puedes llamar o mandar un mensaje. Te quiero— Se despidió también Ian, uniéndose al abrazo.

Tras despedirse de los amigos que Emma consideraba los mejores amigos del mundo, fue hacia la limosina de sus abuelos y subió a la misma, al lado de su hermano mientras ambos abuelos estaban sentados frente a ellos.

—Niños... Es cuestión de tiempo para que nazca su hermana. Mientras tanto estarán con nosotros— Anunció Gladys, rodeando a su esposo con sus brazos.

—Milo ya debe extrañar a nuestro caniche. ¿Verdad, amigo?— Le preguntó Fp al perro, con él en su regazo.

—Milo está un poco viejo abue. Pero... ¿Cuando vuelven mamá y papá?— Preguntó Cody, curioso.

—Cuando su hermana nazca. Pero antes, desde que nos avisen, iremos al hospital a conocerla— Aseguró Fp, con una sonrisa.

Luego llegaron todos a la mansión Jones, en dónde creció Jughead desde muy pequeño, y Milo fue a jugar con el perro caniche mientras los niños hablaban un poco con su abuela en la sala.

—Pero está bien. Aunque tú papá diga lo contrario, él era peor a esa edad. Todavía con dieciocho años me daba dolores de cabeza— Dijo Gladys, divertida.

Ambos chicos soltaron animadas carcajadas y en eso se les acercó Fp.

—Hay pastel en la cocina, su favorito. Vallan a lavarse las manos y díganle a Martina que les dé pastel— Avisó Fp, con una sonrisa.

—¡Vamos Emma!— Exclamó Cody, poniéndose de pie y corriendo a la cocina.

—¡No corras enano!— Lo regañó su hermana, siguiéndolo.

Fp soltó una risa, viendo a sus nietos, y luego miró a su mujer. —¿Qué pasa, Gladys? ¿Por qué tan preocupada, amor mío?—

Gladys suspiró, mirando a su esposo. —Estoy preocupada por Betty y por la niña.  Tengo un mal presentimiento—

—Tonterias, mi amor. Ellos estarán bien. En un momento llamaremos a nuestro hijo para saber cómo van— Propuso el mayor, abrazándola y besando su cabeza.











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¿Y si el mal presentimiento es por algo?

Samy ❤️

°Dulce Matrimonio° 'Bughead' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora