"Capítulo 31"

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Pasó el tiempo, y en un abrir y cerrar de ojos, Emma ya tenía dos años. Betty y Jughead se habían dedicado a criar a su hija y al trabajo, y también a su matrimonio.

Criar a una niña de dos años, una niña tan curiosa, energética y traviesa como Emma, no era fácil. Aunque la niña era muy inteligente, a veces no usaba esa inteligencia para cosas muy productivas a que digamos. Tenía demasiada energía, y a sus padres les costaba un poco mantenerla a raya.

Y en cuanto a su familia y su matrimonio, se veían ahogados en tantos compromisos que a veces se descuidaban un poco, y eso era peligroso.

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Jughead estaba en su oficina, trabajando en su computadora y también con unos documentos en físico. Ya estaba cansado, y solo deseaba ir a casa, besar a su esposa y abrazar a su hija.

Para su suerte, una sorpresa muy agradable lo esperaba afuera.

—¡Papi!— Chilló la pequeña rubia ojiazul de dos años, entrando a la oficina de su padre, corriendo a sus brazos.

Los ojos de Jughead brillaron, y se puso de pie para agacharse hasta quedar a la altura de su hija y abrazarla como si tuviera siglos sin verla.

—Princesa hermosa de papi. Te amo tanto...— Le dijo el pelinegro a su hija, dejando numerosos besos en el rostro de su pequeña. —¿Acaso viniste tu solita?—

—Te queríamos dar una sorpresa— Habló Betty, entrando a la oficina con una sonrisa.

Jughead sonrió y miró a su esposa de arriba a abajo. Ella lucía un vestido fresco color pastel con flores rojas, un vestido bastante sencillo y con su pelo largo libre.

Él tomó a Emma en sus brazos y se acercó a su esposa, dejando un pequeño beso sobre sus labios. —Mi amor, que preciosa estás—

—No papi. Besos para mí— Exigió Emma, abrazándose al cuello de su padre.

Betty la miró con los ojos abiertos como platos. —¿Disculpa? Papi es de mami también. Tienes que compartir chiquita—

—No. Mi papi— Dijo Emma, aún aferrada a su padre.

Jughead rió, besando la mejilla de su hija. —Mi bebé celosa—

Betty sonrió, divertida, y miró a su esposo mientras acariciaba el cabello de su hija. —¿Ya estás terminando amor?—

Jughead asintió. —En media hora termino. ¿Y tú? Me imagino que ya terminaste—

Betty asintió. —Fui por Emma a casa de mis padres y vinimos a verte. Entonces estaremos en el parque en lo que terminas—

Jughead asintió. —Está bien, preciosa. Luego las alcanzo. Anden con mucho cuidado. ¿Si?—

—Claro. Vámonos Emma— Le dijo Betty a su hija.

Emma negó, abrazándose aún más a su padre. —Papi—

—Bebita, aún tengo que trabajar. Ve con mami al parque y espérame con ella allá. Después yo iré con ustedes. ¿Si?— Le preguntó Jughead a su hija, aún con ella en brazos, mirándola.

Emma asintió lentamente, con algo de tristeza reflejada en su mirada, y fué hacia los brazos de su madre.

Betty tomó a Emma y la miró, dejando un beso en su mejilla. Se dió cuenta de que la pequeña amenazaba con llorar. —Bebé, papi va a ir con nosotras en un rato. No pongas esa cara—

Jughead se acercó a su esposa e hija, y dejó un beso en la frente de ambas, y empezó a acariciar el cabello de su hija. —Ya, amor. Vallan al parque y yo las acompaño en un rato. Las amo—

°Dulce Matrimonio° 'Bughead' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora