Mientras tanto en los Ángeles, los niños ya estaban en casa de los Cooper; Cody jugaba en el jardín con su abuelo Hall mientras Emma estaba a la orilla de la piscina sobre una tumbona, con Milo al lado y enviando mensajes.
En los mensajes...
❤️Emm❤️ ha creado el grupo ✨Salida de esta noche🛐😈
❤️Emm❤️ Ian 👀 Ángela y Jeremy ¡Reportense!
✨Ian✨ Todavía opino que ésto es una locura 🙂
🤤Jere🤤 No seas pesado. Es una buena idea 😏
Ángela ❣️ No sé, yo estoy dispuesta a lo que digan 👌
❤️Emm❤️ Perfecto 💯 me las voy a arreglar para escapar de mis abuelos y nos juntamos frente al supermercado a las ocho de la noche
🤤Jere🤤 Perfecto 👌 voy a estar allá, nena 😏
✨Ian✨ 🙄 Te meterás en problemas Emm
Ángela ❣️ Está bien, allá estaré 🙈🙉
❤️Emm❤️ Relájate Ian. Mis papás no están, me saldré con la mía
—¡Emma! ¡Mi niña!— La llamó Alice desde adentro de la mansión, cerca de ella.
Emma dejó su celular a un lado inmediatamente y empezó a acariciar a Milo, quien aún seguía a su lado.
—¡Aquí estoy, abue!— Respondió la menor, sentándose sobre la tumbona.
Alice se le acercó con una sonrisa. —¿Qué haces aquí tan sola? Tu hermanito está jugando con tu abuelo y hay pastel en la cocina. Tu favorito, el tres leches igual que tú mamá—
Emma sonrió, poniéndose de pie y tomando a Milo en sus brazos. —Ya voy, abue—
Emma acompañó a su abuela al interior de la mansión e iba con una enorme sonrisa de travesuras. Lo que planeaba hacer ésta noche era otro nivel.
En París, Betty y Jughead recién habían salido de su reunión con muchas personas importantes para dar seguimiento a unos negocios que allí tenían. Al terminar, la pareja de esposos salió a pasear cerca del Río Sena y la torre Eiffel, tomados de las manos y recordando la vez que vinieron.
—Esto me trae tantos recuerdos... Lamentablemente Andreu ya no está por aquí con sus ricos helados— Se lamentó Betty con nostalgia, caminando al lado de su esposo.
Jughead la detuvo y la giró frente a el, posando una mano en su mejilla. —No tuve la oportunidad de conocer mejor a Andreu, pero era un señor muy bueno y hay que recordarlo con alegría—
Betty sonrió y besó los labios de su esposo. —Tienes razón—
Jughead le sonrió, mirándola fijamente. —Recuerdo los tiempos en los que paseabamos por aquí, sólo tu y yo— Se acercó a su oído. —Aqui te hice mujer—
—¡Jug!— Lo regañó Betty, golpeándole el hombro, divertida. —Si... Es un buen recuerdo. ¿Y si hacemos al otro bebé aquí?—
—Emma fué hecha en Miami, Cody fué hecho en casa, en los Ángeles... Suena bien que nuestro tercer hijo sea hecho en París— Admitió Jughead, divertido.
Betty sonrió, rodeándole el cuello con los brazos y besándolo con dulzura. —Todavía nos quedan tres días aquí. Extraño a los niños—
—También yo, preciosa. En la noche los vamos a llamar. ¿Ahora qué? ¿Al hotel?— Preguntó él, pícaro.
—Calmate, hombre hormonal. Nos vamos al hotel a hacer todo lo que queramos en un rato. Por ahora quiero pasear y disfrutar de París con mi maravilloso esposo— Dijo Betty, tomando al pelinegro de la mano.
Iba cayendo la noche en la mansión de Alice y Hall Cooper, y justo después de la cena, Emma iba subiendo las escaleras mientras su hermano y sus abuelos veían una película en la sala de cine.
En eso el abuelo Hall salió de la sala de cine, siguió a su nieta y la alcanzó a plenas escaleras.
—¿A dónde vas, mi niña?— Le preguntó Hall, extrañado. —¿No verás películas con nosotros?—
Emma negó. —Lo siento abuelito. Hoy ha sido un día muy largo y quiero descansar—
—¿Descansar a ésta hora? ¿Estás enferma hija?— Preguntó el mayor, preocupado.
—No, abue. Sólo quiero dormir, no te preocupes— Lo calmó, sonriéndole.
Hall sonrió. —De acuerdo, pero si necesitas algo dime a mi o a tu abuela. Buenas noches—
—Buenas noches abuelito. Te quiero mucho— Se despidió Emma, sonriéndole desde las escaleras para empezar a subirlas nuevamente.
Emma corrió hacia la habitación que era de su madre cuando vivía ahí, que era la habitación que ahora ella usaba cuando pasaba las noches en la casa de sus abuelos.
Entró a la habitación, la cerró con seguro y se quitó esa pijama de osos polares para ponerse su outfitt.
Una remera negra y corta que dejaba su plano abdomen de avispa fuera, unos pequeños shorts azul claro y unos converse negros, con sus bonitas piernas al descubierto.
Ella era muy parecida a su mamá, excepto por sus ojos azules como los de su padre. Había heredado toda la belleza de Betty a sus catorce años solamente.
Tras montarse ese outfitt con un lindo labial rosa suave y el cabello rebeldemente suelto, salió por la ventana de su habitación, se las arregló para escapar de la mansión, burlar a los guardias de seguridad y salir de la propiedad.
El supermercado, que era el punto de encuentro, quedaba muy cerca de la mansión de los Cooper. Emma llegó enseguida y sus amigos estaban ahí, excepto Ian.
—Hola chicos— Saludó la ojiazul, mirándolos y buscando con la mirada, extrañada. —¿Dónde está Ian?—
—Aquí estoy— Avisó Ian, llegando y acercándose. —Disculpen la tardanza. ¿Qué haremos?—
Emma sonrió con superioridad, mirando a sus tres amigos. —Síganme—
En realidad Emma no estaba planeando nada malo, al menos por ahora; Tenía en mente una cita doble. Invitó a una compañera de clases llamada Ángela, que era lo más cercano a una mejor amiga que tenía, con intenciones de acercarla a Ian, su mejor amigo.
Y claro que había invitado a Jeremy, su amigo con derecho, por así decirlo. Sólo se encontraban para besarse a escondidas y disfrutaban estar juntos. Emma aún era virgen, al menos.
Así que los cuatro fueron a ver una película de romance. Pero conociendo a Emma Jones Cooper, no sólo sería una noche de películas.
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Será una noche loca tanto en los Ángeles como en París 🙈😏
