"Capítulo 56"

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Al día siguiente, bien temprano, Betty fué al hospital y Jughead, desde luego, la acompañó. Se quedaron allá un largo rato porque le practicaron numerosos estudios. Pero afortunadamente las cosas pintaban muy bien.

Y eso lo iban a saber en ese momento en el que estuvieron frente al escritorio del doctor y él llegó con unos numerosos papeles en mano, sentándose frente a ellos.

—Les tengo excelentes noticias— Aseguró el doctor, con una sonrisa. —Elizabeth... Recuperar la memoria sólo fue un pequeño paso para su recuperación. Éstos estudios señalan que usted está en perfecto estado—

Betty chilló de la emoción y abrazó a su esposo, contenta, y el la abrazó a ella, dejando un par de besos en su cabeza.

—¿Entonces puedo retomar mi vida en dónde la dejé?— Preguntó Betty, con mucha ilusión. —¿A mis hijos?—

El doctor asintió. —Por supuesto que sí. Puede que sufra unas pequeñas migrañas como secuela del trauma, pero fuera de eso todo está en orden y puede volver con sus hijos—

—¡No puede ser! ¡Gracias, mil gracias!— Chilló Betty, emocionada, abrazando al doctor por encima del escritorio, para luego abrazar también a su esposo y besarlo. —¡Lo logré!—

—Eres muy fuerte, sabía que lo harías mi amor— Aseguró Jughead, con los ojos cristalizados de la felicidad, sin dejar de abrazarla.

Después de unas cuantas recomendaciones, Betty salió por fin de aquel hospital con la certeza de que no iba a volver jamás, al menos por ahora.

Subió al auto con Jughead al volante y ahí lo besó, y aunque fue un beso dulce, tenía su toque de pasión y ternura.

Al separarse del beso, los dos sonrieron, mirándose a los ojos.

—No puedo creerlo— Confesó Jughead, posando una mano en su mejilla. —Hace cuatro meses estaba destrozado porque pensé que te había perdido. Ahora tenemos otra oportunidad para volver a empezar—

Betty sonrió, dándole un beso corto. —De ninguna manera te dejaría a ti o a los niños. Ni la muerte podría separarme de ustedes— Hizo un silencio. —Pero... Hablemos de lo que pasó el día del accidente—

—Nena... No es necesario que...

—Claro que es necesario Jughead. Yo estaba tan enojada que te pedí el divorcio. Tú estabas distante, muy distraído. Lo recuerdo perfectamente. Hay que hablarlo. Si no lo hacemos ahora, podría ser un obstáculo más adelante y no queremos eso— Opinó Betty.

Ellos estaban a punto de tener esa conversación dentro de un auto frente al hospital, pero era necesario hablarlo en ese mismo momento.

—Tienes razón— Aceptó Jughead, tomando aire. —Yo estaba muy presionado, tenía demasiado trabajo y no tenía tiempo para estar con ustedes. Eso me tenía tan estresado que olvidé que tu y mis niños son lo más importante. Tanto así, que cuando ocurrió ese accidente me dí cuenta de que la vida se puede terminar en un abrir y cerrar de ojos. De verdad pensé que te perdería y tuve demasiado miedo, Betty— Admitió, empezando a llorar, quebrándose como un niño.

Betty inmediatamente lo abrazó; Jughead se derrumbó en sus brazos y lloró como sólo lo había hecho cuando ella estaba en coma. Él la amaba tanto que el simple hecho de perderla le daba mucho miedo.

Jughead se separó del abrazo, con las lágrimas empapando su cara. —Lo lamento tanto Betty... Siento mucho la manera en la que los traté a los niños y a ti. Y lo de Cora... Cora y yo sólo estábamos arreglando nuestra amistad ese día. Te juro que no fue...

—Hey... Yo te creo Jug. Tranquilo— Lo tranquilizó Betty, limpiando sus lágrimas. —Te amo. De ahora en adelante comuniquemos todo lo que nos pase para no tener estos malos entendidos—

Jughead asintió, volviendo a besarla, y fué un beso profundo y lleno de sentimientos encontrados para los dos.

Estaban sanando, ambos.

Al separarse del beso, se miraron con una sonrisa.

—¿Ahora sí buscamos a los niños?— Preguntó Betty, ansiosa.

—Pero claro que sí— Aceptó Jughead, empezando a encender el auto.

Jughead empezó a conducir a casa de los Cooper, en dónde estaban los niños; Los Cooper ya sabían que Betty ya se había recuperado y eso los tenía aliviados, sabiendo que su hija ya iba a poder recuperar su vida.

Fué un momento demasiado emotivo, especialmente para Betty; Desde que Jughead metió el auto al terreno de sus suegros y lo parqueó cerca, Betty bajó del mismo, corriendo.

—Nena... Despacio— Advirtió Jughead, bajando del auto y cerrando la puerta con una sonrisa.

Alice les abrió la puerta a los chicos y Betty se lanzó a los brazos de su madre, abrazándola como si no lo hubiese hecho en mucho tiempo. Lo mismo hizo con Hall, su padre.

—¿Dónde están?— Preguntó Betty, ansiosa.

—Están jugando en la sala. Ve con ellos mi amor— Autorizó Alice.

Betty no perdió tiempo y corrió a la sala de estar, y vió a sus dos angelitos jugar con bloques grandes en el piso de la sala.

La primera en verla fue Emma, y sus grandes ojos azules como los de su padre brillaron y ella corrió hacia su madre.

—¡Mami! ¡Viniste!— Chilló la pequeña, corriendo a ella y abrazándola.

Betty se agachó a su altura y la abrazó, llenándole la cara de besos, y luego el bebé llegó a ella gateando.

—Mamá— Habló el pequeño de casi once meses, con una sonrisa, gateando hasta su madre.

—Qué enormes están, hijos. No saben cómo los extrañé— Admitió Betty, abrazando a sus dos hijos y llenándolos de besos. —Nos iremos a casa con papi y vamos a empezar de nuevo. Prometo que nunca jamás los dejaré otra vez. Los amo tanto mis niños hermosos... Los amo, los amo—

—Te amo mami— Respondió Emma, sin dejar de abrazarla.

—Amo— Habló también el más pequeño, soltando una risa infantil.

Jughead sólo observaba junto a sus suegros esa maravillosa escena. Hace sólo cuatro meses atrás, aproximadamente, todo era dolor, llanto y angustia porque Betty estaba entre la vida y la muerte.

Pero ahora todo era lágrimas de felicidad. Betty se había reunido con sus hijos y ahora los cuatro irán a casa a empezar de nuevo, mejor que antes.










Eso fue demasiado lindo 🤧🥺❤️❤️

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Eso fue demasiado lindo 🤧🥺❤️❤️





Samy ❤️

°Dulce Matrimonio° 'Bughead' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora