Jughead tomó aire, y se pasó una mano sobre el cabello. —¿Tu? ¿Embarazada? ¿Un bebé nuestro?— Preguntó, atónito.
—¿Estás enojado?— Le preguntó ella a su esposo, con miedo.
Jughead no dijo nada y sólo la abrazó por encima de la mesa. —¿Cómo diablos voy a estar enojado?— Preguntó, separándose. —¡Voy a ser papá! ¡Es una de las mejores noticias de mi vida! ¡Vamos a tener un bebé!— Gritó, emocionado.
Betty sonrió, con los ojos cristalizados. —Es un alivio. Pensé que estarías enojado. Pero... Hay algo que debes saber—
—¿Qué? ¿Qué pasa?— Preguntó Jughead, ansioso y emocionado.
—Todavía no estoy segura. Es que he estado sintiéndome rara y no me baja desde hace casi dos meses— Avisó.
—Pero eso tiene solución mi amor. Vamos a la farmacia por una prueba de embarazo y cuando te la hagas y tengamos el resultado estarás segura. ¿Si?— Propuso Jughead, tomándola de ambas manos, besándolas.
Ambos salieron del Starbucks y subieron al auto para ir directo a la farmacia por la prueba de embarazo. Los dos iban con una emoción inexplicable dentro de ese auto, con la posibilidad de ser papás.
Llegaron a la farmacia y se pusieron sudaderas para cubrirse al entrar. Nadie los podía reconocer porque eran figuras públicas que iban a comprar una prueba de embarazo.
Se llevaron tres, por si acaso, y volvieron al auto para que entonces Jughead condujera a casa. El camino se hizo más largo por el pequeño desvío hacia la farmacia, y porque ya deseaban llegar para saber de una vez por todas si serían padres o no.
—¿Te imaginas a nosotros con un hijo? Rayos... Siempre quise ser padre, te lo juro. No lo puedo creer— Admitió Jughead, emocionado mientras conducía.
Betty sonrió, mirándolo. —Aún no es seguro Jug—
—Lo sé, pero no sabes cómo me gustaría que sí estuvieras esperando un hijo nuestro— Dijo Jughead, aún conduciendo.
Llegaron por fin a su inmensa casa, y bajaron del auto para entrar con las tres pruebas de embarazo. Betty fue directo al baño y Jughead se quedó frente a la puerta, esperando, ansioso.
—Son tres minutos mi amor. Programaré el cronómetro desde afuera del baño. —Tú avísame—
—Está bien— Aceptó Betty, tomando aire para proceder a hacerse las tres pruebas.
Ella se las hizo las tres, y sólo le quedaba esperar. La espera estaba siendo una eternidad. Ya deseaba con todo su ser saber si sería madre o no.
Jughead, por su parte, miraba atentamente el cronómetro y sentía que no podía esperar más; Ya quería saber si iba a convertirse en papá.
Cuando el cronómetro dió los tres minutos, Jughead empezó a saltar de la emoción y tocó desesperadamente la puerta del baño.
—Betts... Ábreme linda. Ya pasaron los tres minutos y quiero verlas contigo amor— Pidió Jughead, aún fuera del baño.
Betty le abrió la puerta del baño a su esposo, y cuando él entró, vió que Betty tenía las tres pruebas sobre el lavamanos, del lado contrario. Él la abrazó, mirando las tres pruebas de embarazo sobre el lavamanos.
—Voltéalas ya, amor— Le pidió Jughead, emocionado.
Betty tomó aire. —Aquí voy— Avisó, tomando las tres pruebas.
Ella las volteó bajo la mirada atenta de su esposo, pero toda la ilusión que tenían se desvaneció cuando las tres dieron negativo. Un silencio de decepción los invadió a ambos.
—Lo siento Juggie— Se disculpó Betty, mirándolo. —Será para la próxima—
Jughead suspiró, desilucionado, y besó su cabeza. —Está bien mi amor, falsa alarma. Lo bueno es que aún puedo intentar embarazarte cuando quiera—
Betty soltó una pequeña risa, mirándolo. —Podemos intentarlo en un rato si quieres. Pero debo tirar las pruebas de embarazo—
Jughead asintió con una sonrisa traviesa, saliendo del baño, y cuando Betty tomó las tres pruebas para tirarlas a la basura, algo hizo que su corazón empezara a latir con fuerza.
Las miró mejor, y las tres estaban positivas.
Estaba embarazada.
—Jughead...— Lo llamó Betty, atónita. —¡Jughead! ¡Ven, pronto!— Gritó.
Jughead corrió hasta el baño otra vez, entró y se acercó a su esposa, atento. —¿Qué? ¿Qué pasó, bebé?—
Betty, con las lágrimas saliendo de sus ojos verdes, le mostró las tres pruebas positivas a su esposo, y él tuvo casi la misma reacción.
—Están positivas...— Murmuró, mirando a Betty con los ojos cristalizados y con una inmensa sonrisa. —Estás embarazada... ¡Tendremos un bebé! ¡Tendremos un bebé mi amor! ¡No lo puedo creer!— Gritó, emocionado, abrazándola y llenándole la cara de besos. —Te amo tanto...
Betty sonrió, llorando de la emoción aún en el abrazo. —Te amo más—
Estaba siendo uno de los momentos más importantes y especiales en un matrimonio; La llegada del primer hijo.
Enterarse de que serían papás los hacía tan felices que no lo creían cierto. Aunque aún eran relativamente jóvenes, estaban pasando por uno de los momentos más felices de sus vidas.
Estaban en su habitación, listos para descansar, pero la emoción no los dejaba; Jughead estaba sobre la cama con su mujer, acariciando su vientre todavía plano y dejando muchos besos sobre él.
—Un bebé, hay un bebé nuestro aquí adentro. Ya quiero verte con tu preciosa panza. Ya quiero sentir sus movimientos y que responda a mi voz. Ya quiero... Quiero tenerlo entre mis brazos mi bebé. Es mi bebé, nuestro bebé— Dijo Jughead, abrazando el vientre de su esposa.
Betty soltó una pequeña risa, acariciando el cabello de su esposo. —Ya cálmate, tenemos que dormir. Mañana hay mucho trabajo—
—No amor. Tu y mi bebé deben descansar. Y no creas que te dejaré hacer tantos esfuerzos como los de hoy. De haber sabido que estás embarazada, te envío a casa— Advirtió Jughead, serio.
—No exageres Jughead. Me siento perfecta— Aseguró Betty, sonriéndole.
—No amor. Estás embarazada y a partir de ahora voy a encargarme de cuidarlos al bebé y a ti— Dijo, besando su frente.
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