En casa, era un día como cualquier otro; Era sábado, no había mucho qué hacer y Betty y Jughead estaban cocinando juntos, como siempre; La rubia amaba cocinar, y más si era con las caricias y la cooperación de su esposo.
Jughead la abrazaba por detrás y dejaba numerosos besos en su mejilla mientras ella ponía los vegetales que había picado ya su esposo en un recipiente.
Betty se giró a mirarlo y le rodeó el cuello con los brazos, con una sonrisa mientras lo miraba. —¿Por qué mejor no ayudas y dejas de distraerme?—
—¿Ahora soy una distracción?— Preguntó Jughead, divertido, rodeándola de la cintura y dejando un beso corto sobre sus labios. —Qué mala—
Betty sonrió y besó rápidamente sus labios otra vez para entonces los dos seguir cocinando juntos, pero lo que no sabían es que tenían una espectadora.
Esa espectadora era nada más y nada menos que uno de los frutos de ese poderoso amor entre ellos. Su hija mayor, Emma.
Ella estaba en la antesala con sus hermanos menores; Chloe miraba la TV desde su asiento para bebés, y Cody no se apartaba de ella. El cariño que el niño pelinegro de once años sentía hacia su hermanita era tan fuerte que él no entendía por qué. Solo deseaba protegerla de cualquier cosa.
Pero Emma observaba a sus padres con frecuencia últimamente, y lo hacía porque simplemente deseaba algún día poder encontrar un hombre que la tratase así, y no sabía si eso pasaría algún día.
En eso alguien tocó el timbre de la puerta principal y Emma corrió a ella, sabiendo ya quien era, antes de darle chance a su papá de ir a ver quién había llegado.
Emma abrió aquella puerta con un botón y sonrió al ver a la persona frente a ella, y se lanzó a sus brazos.
—Viniste, Ian— Habló Emma, feliz, sin dejar de abrazarlo.
En eso Jughead soltó a su esposa y la miró. —Mi amor... Ahora regreso. Debo ver con quién habla mi niña—
Betty abrió su boca para decir algo, pero su esposo no le dió el chance. Jughead fué a la puerta principal y sonrió al ver a Ian. Cómo hijo de Cheryl y Toni, sus grandes amigas, él y Betty querían a Ian como otro hijo más.
—Qué gusto verte, chico— Admitió Jughead, acercándose a abrazar a Ian, y luego separándose. —Cuéntame. ¿Tus mamás?—
—Aprovecharon que salí y también salieron. Están de compras— Respondió Ian, divertido.
—¡Pero si es mi hijo que criaron mis amigas!— Chilló Betty, corriendo hacia él adolescente y abrazándolo con cariño. —Mi niño... ¿Cómo estás?—
Ian, como era de esperarse, fué muy bien recibido porque él ya era como de la familia. Betty y Jughead volvieron a sus labores en la cocina mientras Ian se iba a la antesala a saludar a los más pequeños.
—¡Ian!— Chilló Cody, corriendo a abrazarlo. —¡Qué bueno que estás aquí!—
—Estas creciendo Cody— Admitió Ian, divertido, abrazándolo y luego separándose para acercarse a la bebé con una sonrisa. —Hey, pequeña Chloe... ¿Cómo estás bebé?—
Chloe le respondió con una carcajada de bebé y Emma tomó a Ian de la mano, llamando su atención.
—¿Vamos a mi habitación?— Le preguntó Emma al chico en voz baja.
—¿A tu habitación?— Preguntó Cody, extrañado. —¿Qué van a hacer en su habitación?—
—Qué niño tan chismoso— Lo regañó Emma, fulminándolo con la mirada y sin soltar a Ian.
—Cumple un año más y estoy seguro de que tú papá te lo explicará— Aseguró Ian, guiñándole un ojo al niño.
Emma se sonrojó con las palabras de Ian y entonces los dos fueron a las escaleras para subir a la habitación, tomados de las manos.
Jughead vió a su hija con Ian subiendo las escaleras, y eso lo hizo entrar en pánico. Betty lo notó al instante.
—Jug... ¿Qué te pasa?— Le preguntó Betty, mirándolo. —¿Estás así por los niños?—
—Están subiendo a la habitación. Eso no es bueno— Respondió Jughead entre dientes, con su mirada fija en las escaleras.
Betty rodó los ojos, mirándolo. —Por favor Jug... ¿Enserio crees que Ian sería capaz?—
—Tal vez él no, pero ya conoces a nuestra hija. Además... Recuerda que ella le gusta a él. Ya sabes lo que ocurre cuando dos adolescentes hormonales se atraen— Dijo Jughead, nervioso.
—Juggie... Relaja esos instintos de padre celoso y protector. No pasará nada entre ellos allá arriba— Aseguró Betty, acariciando la mejilla de su esposa.
Jughead iba a responder hasta que el llanto de Chloe no se lo permitió. Ya la pequeña estaba con hambre o quizá necesitaba un cambio de pañal.
—Cuida a la bebé para que no pienses tonterías— Sugirió Betty, divertida.
Jughead suspiró y fue a buscar a la bebé de seis meses a su asiento para bebés, y mientras tanto en la habitación de Emma, uno de sus miedos se cumplía.
Pero no era nada subido de tono; Ian y Emma sólo se daban besos indefensos, besos cariñosos y también profundos.
Se separaron para respirar, y el ambiente se volvió algo tenso entonces.
—¿Qué estamos haciendo, Ian?— Le preguntó Emma, mirándolo.
Ian suspiró, acariciando su rostro. —No lo sé, pero me gustas mucho Emma. No sé por qué de repente te veo de esa manera cuando nos criamos juntos desde muy pequeños, pero últimamente no sales de mi cabeza—
—Ian... Yo estoy confundida. Creo que necesito algo de tiempo para...
En eso la puerta de la habitación se abrió de par en par, haciendo que los chicos se separaran de golpe, y en aquella puerta se dejó ver a un Jughead con su bebé en brazos mientras ésta se tomaba su biberón solita, con sus propias manitas.
—Papá...— Habló Emma, nerviosa, mirándolo.
—Tio Jug...— Habló también Ian, menos nervioso que Emma.
—Hola muchachos— Los saludó Jughead, mirándolos a ambos con una ceja alzada. —¿Qué hacen?—
—Nada...— Se apresuró a responder Emma. —¿Podemos juntarnos todos en la sala? Tengo algo que decir sobre las vacaciones—
Claro que la complacieron y todos se juntaron en la sala de estar, prestando especial atención a la adolescente; Ella se quedó de pie en medio de sus padres, hermanitos y su mejor amigo, que estaba en riesgo de convertirse en algo más que mejor amigo.
—Sobre las vacaciones... Quiero viajar con ustedes y con mis mejores amigos y mis tías y tíos a República Dominicana— Admitió la menor, con una pequeña sonrisa.
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El lugar en dónde fue la Luna de Miel de sus padres, mi hermoso país 🇩🇴❤️❤️
