"Capítulo 68"

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Se acabaron aquellos días en los que Betty y Jughead debían estar fuera, y ya tenían que regresar a los Ángeles; Iban en el avión privado con una sonrisa, satisfechos con los trabajos que habían hecho allá y el desarrollo que tuvieron.

De hecho, todos los trabajos. Hasta esos trabajos que se hicieron cuando estaban a solas en su habitación de hotel.

Betty se quedó dormida al instante encima de su esposo, ya que estaba muy cansada. Era de esperarse después de haber hecho el amor casi diez veces la noche anterior como despedida de la ciudad.

Jughead la acomodó encima de él, poniéndole una almohada debajo de la cabeza para que estuviera más cómoda, y acariciaba su cabello, sin parar de mirarla dormida.

La veía y tenía miedo de perderla. La cuidaba como si se la fueran a arrebatar.

Así de tranquilo fué todo el viaje, pero no esperaban encontrar tanto caos como el que los esperaba en casa; No tenían idea de lo que había ocurrido realmente aquí en California mientras no estuvieron.

El viaje fué largo, pero finalmente llegaron a Los Ángeles, su casa, y en uno de sus autos condujeron hasta su mansión. Allá los Jones y los Cooper los esperaban con los niños, pero era para darles noticias.

Y no noticias buenas.

Al llegar a la mansión y entrar, hasta antes de llegar a la sala se podían oír los regaños de los Jones y los Cooper hacia alguien, obviamente hacia alguno de los niños. Pero eso extrañó mucho a sus padres.

—Jug...— Lo llamó Betty, deteniéndose en la antesala y tomándolo del brazo. —¿Oyes eso? Es mi mamá—

Jughead asintió, mirándola. —Se oye muy enojada— Hizo un silencio. —Rayos... También oigo a mi papá—

—Tu papá y mi mamá enojados no es buena señal. Creo que los niños hicieron algo malo— Supuso Betty.

Jughead suspiró, pasándose una mano sobre el cabello. —Emma...— Murmuró. —Averigüemos—

Finalmente la pareja entró a la sala de la casa, y ahí estaban sus dos hijos sobre un sofá mientras sus abuelos maternos y paternos los regañaban.

Específicamente a Emma. Cody se veía muy tranquilo.

—¿Cómo crees que nos vamos a sentir si te ocurre algo en la calle? ¿Qué les diríamos a tus padres?— Le preguntó Alice a su nieta, enojada y de brazos cruzados.

—¡Eres una niña, Emma! ¡Tienes catorce años, por Dios! ¡Los niños no se van a la calle a tomar alcohol! ¡Tú y tus amiguitos son menores de edad!— Le recordó Fp a su nieta, realmente enojado.

—Creo que están siendo muy duros con la niña. Es sólo una adolescente— La apoyó Hall.

—Ella no lo hará más. Nuestro hijo era aún más rebelde, querido—  Intervino Gladys, mirando a su esposo.

—Disculpen...— Habló Jughead, acercándose a todos los presentes en la sala. —¿Qué es lo que pasó? ¿Qué hizo mi hija mientras no estuvimos?—

—¿Había reunión familiar y nadie me avisó?— Preguntó Betty, apareciendo y colocándose al lado de su esposo, mirando a los niños. —¿Ahora qué hicieron?—

Fp tomó aire y miró a su hijo y nuera. —Primero que nada... Es un placer que regresaran de Europa. Y segundo... Lo que pasó es que su preciosa niña consentida se escapó de nuestra mansión y se fue a una fiesta con identificaciones falsas para ella y sus amigos hasta que la policía los descubrió—

—¿¡Qué!?— Preguntó Jughead, furioso, mirando a su hija. —¿Eso es cierto?—

Emma no daba respuesta alguna, sólo mantenía la mirada baja; Todo era verdad y la descubrieron.

—Y no sólo eso— Añadió Alice, enojada, mirando a los padres de sus nietos. —Cuando estaba bajo mi cuidado y el de Hall, nos hizo creer que se acostó temprano y se fue al cine a escondidas con sus amigos para ver una película. La niña está fuera de control—

Betty se pasó una mano sobre el rostro, sin poder creer todo lo que estaba escuchando sobre su hija. Jughead, por su parte, mantenía su mirada sobre su hija, muy, pero muy enojado.

Y la peor parte fué cuando los abuelos de los niños se fueron y solo quedaron Betty y Jughead junto a los dos niños. Cody no tenía nada que ver y sus padres lo sabían. Por eso, le dieron al niño la libertad de irse a jugar con su perro Milo.

Pero Emma estaba en problemas.

—¡Es que verdaderamente no sé qué sucede contigo, hija! ¿¡Por qué haces éstas cosas!? ¡Tu madre y yo nos rompemos la cabeza trabajando desde antes de que nacieran para darles la vida que se merecen! ¡No tienen nada que buscar en la calle!— Le gritó el ojiazul a su hija, furioso.

Emma lo miró con las lágrimas bajando por sus mejillas. Su padre nunca había estado tan enojado. —Papá... Yo...

—¡No quiero que inventes ninguna historia! ¡Está claro que no puedo confiar en ti!— Respondió Jughead.

—¡Basta, Jughead!— Lo frenó Betty, mirándolo. —Tampoco le grites de esa manera. Se equivocó, está bien. Es parte de ser preadolescente—

—Deja de justificarla, Betty— Exigió Jughead, mirando a su mujer. —Parece que todas las travesuras que les hice a mis padres las estoy pagando con mi hija, por Dios—

—Estas siendo demasiado severo, Jug. Esa no es la manera de tratar a tu hija cuando comete un error— Opinó Betty.

Jughead suspiró y miró a su hija, serio. —No vengas con esas lágrimas de cocodrilo. Sabías perfectamente lo que estabas haciendo y que estaba muy mal. Te vas a ir a tu cuarto y durante dos meses no vas a salir de aquí a menos que sea a la escuela. Te quitaré tus tarjetas de crédito y no usarás el celular, tablet o la laptop a menos que tengas que estudiar. Ahora vete a tu habitación—

Emma se limpió las lágrimas que había derramado y se fué a su cuarto en silencio, con la cabeza abajo, arrepentida. Ella no se imaginaba que su papá se iba a enojar tanto.

Betty negó con la cabeza, mirando a su esposo. —¿Qué te pasa? Sólo tiene catorce años—

Jughead la miró. —Mamá siempre tuvo razón. La consentí demasiado y debo empezar a ser más severo con ella o esa niña me sacará canas—















 La consentí demasiado y debo empezar a ser más severo con ella o esa niña me sacará canas—

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¿Apoyan la actitud de Jughead con las travesuras de su hija?



Samy ❤️

°Dulce Matrimonio° 'Bughead' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora