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Después del reencuentro entre, Jimin y Jungkook. El rubio no volvió a llamar a Jeon, desde ese día, el menor ha continuado su vida junto al pequeño Dai.

Yuto, el cual, se ha vuelto parte esencial de su vida siempre se mantiene a su lado e intenta apoyarlo.

La madre de Taehyung, es de mucha ayuda ya que apoya a Jimin al cuidar de Dai.

Al día siguiente de la discusión que Jimin tuvo con Jungkook, se desahogó con su mejor amigo y es que después de todo, ambos llegaron a la conclusión de que ha sido la mejor decisión que el rubio pudo haber tomado.

El menor procura ser más precavido y realmente lo es, no se retira su camisa a menos que Taehyung o Yuto, esten frente a él por protección, lo que menos quiere es que alguien más vea su tatuaje.

Son aproximadamente las doce de la noche, el turno de Jimin, Taehyung y Yuto, está por terminar. En una mesa frente a la barrra se encuentra Jungkook junto a Yoongi.

—Deja de tocarme —le pide Jungkook a una pelirroja.

Jeon a lo lejos mira discretamente cada movimiento que el rubio hace, le resulta fastidioso simplemente mirarlo y ser ignorado por él. El mayor se ha cerciorado de estar en las mesas que al menor le corresponde atender, pero estas han sido atendidas por Taehyung o por Tzuyu.

—Quieto, iré yo Yoon —le pide Jungkook a su primo, poniéndose de pie.

Una semana sin haber estado juntos y, aunque quisiera negarlo con sus actitudes y acciones. En su mente, Jungkook, sabe que eso lo está carcomiendo por dentro.

Abrocha su saco y camina hacia el baño del bar, cuando está a punto de colocar la mano en la manija de la puerta, esta se abre de golpe.

—Lo siento mucho —se disculpa el chico, alejándose de él y alzando su rostro.

—Rubio —articula el mayor, con una sonrisa ladina en su rostro y su voz un poco nerviosa.

—Debo irme —dice Jimin, alejándose del mayor.

—¿Podemos hablar? —le propone Jungkook.

El menor niega y mira hacia la salida para buscar una forma de salir del baño.

—Debo irme. Dai, espera por mí en casa —se excusa Park, intentando salir del baño.

—Creo que lo formule mal —vocifera Jungkook, entrando al baño y cerrando la puerta. —Vamos a hablar, rubio —su voz ahora es demandante y fuerte.

—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, Jungkook. Ahora déjame salir —le pide el menor, no dejándose intimidar por el mayor.

—¿Crees que esto lo planeé? —le pregunta Jeon al menor, haciendo que retroceda.

—No me interesa saberlo —responde el rubio.

Y es que, si bien Jungkook, ha buscado la manera de sentarse en las mesas que Jimin atiende en el bar, pero jamás planeó encontrarse con él en el centro comercial, en el supermercado, en la farmacia, en la calle y en el antiguo trabajo de Park.

Ambos son amantes destinados, encontrarse y buscarse una vez tras otra es su maldita prueba. Es su karma.

—Jimin —llama al menor, desesperado.

—Déjame en paz, Jungkook —espeta el rubio, retrocediendo unos cuantos pasos más hasta que su espalda golpea la pared.

Fue ahí donde el lindo rubio, siente su corazón latir desesperadamente, su garganta secarse de manera rápida y su respiración descontrolarse con la simple cercanía de Jungkook.

El mayor eleva su mano izquierda y la posa sobre la mejilla de Jimin, el cual, al sentir el tacto de Jungkook en su rostro traga grueso e inmediatamente una batalla se inicia en su mente.

Los dedos de Jungkook acarician de manera lenta la mejilla rosada del rubio, su dedo pulgar de manera dulce, pero traviesa va a sus labios. La mente de Jimin está en severos problemas y es que ha extrañado tanto sentir las caricias del mayor, pero sabe que debe ser fuerte y no caer de nuevo.

—Rubio —susurra Jungkook, acariciando con su dedo pulgar los labios regordetes y apetecibles de Jimin. —Déjame sentir el roce de tus labios sobre los míos —habla, perdido en los labios del menor.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora