Epílogo

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Luego de la reconciliación entre Jeon y Park, ambos pasaron juntos por aproximadamente tres días con la compañía de Dai. Realmente se sentían protegidos por sus hombres y es que se dieron cuenta que estando juntos son mucho más poderosos.

El último día que pasaron juntos decidieron salir de paseo por una de las propiedades que Osamu había adquirido cuando estaba con vida, la risa de Dai es la felicidad de los chicos.

Ver al pequeño correr, agitar sus manitas, caerse, levantarse y continuar sonriendo enormemente, simplemente les hace feliz, y les recuerda que no ha sido mala elección el haberse dado una oportunidad más para vivir el resto de sus malditas vidas juntos.

Jimin decía que estaban malditos debido al poder que ambos tienen, sabía que ser jefe al igual que Jungkook, su pareja, le acarrearía más enemigos y debía cuidarse el doble para poder proteger a Dai.

Cuando el paseo llego a su fin el menor decidió preparar una maleta con algunas cosas que había comprado para Jungkook, Jimin no podía obligar a su pareja a quedarse en Kobe, no cuando debía liderar Busan y mantener en orden su ciudad.

Jimin, por su parte no podía abandonar Kobe, es el jefe de esa ciudad ahora, y a la distancia llevaba las riendas de Hakone, territorio que pensaba darle a Ryuu o a Ravi para que lo fortalecieran, mientras su tío lideraba Tokio, el cual es el principal, ya que era dominio de Osamu.

La puerta de la habitación se abre, Jimin coloca la última prenda que le ha comprado a su chico, cierra la maleta y siente como unas manos cálidas recorren su abdomen y es atraído hacia atrás, haciendo que pegue su espalda contra el pecho de Jung.

—Hueles tan bien —inhala Jeon el aroma del perfume del menor.

—Me siento tan bien así —Jimin coloca sus manos sobre las de Jungkook.

—Voy a extrañarte, rubio —susurra el pelinegro, dejando pequeños besos en el cuello del menor.

—Yo también, imbécil —Jimin se gira, quedando frente a frente con el mayor.

—Eres tan hermoso, rubio —las manos de Jeon ahora se encuentran en la espalda baja de Park.

Los brazos del rubio suben hasta que coloca sus manos sobre el cuello de Jeon, acaricia la parte sensible de su cuello con las yemas de sus dedos,
provocando que el mayor cierre sus ojos y disfrute de las caricias que su chico le brinda.

Las manos de Jimin suben hasta el rostro de Jungkook, acaricia sus mejillas y pasa sus dedos pulgares por los labios de Jeon, ganándose un suspiro de aprobación por parte del mayor.

El rubio se pone de puntillas y deja un casto beso en los belfos de Jungkook.

—Voy a echarte mucho de menos —murmura el menor, cerrando sus ojos y enrollando sus brazos alrededor del cuello de Jungkook.

—Quisiera... —intenta hablar el mayor.

—Es lo mejor, cariño —interrumpe Jimin. —Quisiera decirte que viajaré a Busan, pero no puedo someter a Dai a tanto viaje —habla Park, mientras se pierde en los ojos de Jeon.

—Vendre yo, viajare todos los viernes por la noche, pasaremos el fin de semana los tres juntos y voy a amarte mucho —dice Jeon, descendiendo sus manos hasta el voluptuoso trasero del rubio.

—No hagas nada estúpido, Jungkook —le pide Jimin, a lo cual el mayor sonríe—. No te rías.

El menor jalonea un mechón de cabello negro de su chico para hacerle saber que va en serio.

—Lo digo en serio, imbécil —alza un poco su voz, Jimin.

—Lo sé, rubio —Jeon deja un beso sobre los gruesos labios de Park, mientras aún tiene una hermosa sonrisa.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora