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Hakone/Japón


Meses atrás...


—Estoy de regreso —anuncia un hombre.

—¿Qué hay de los demás? —lo interroga, mirándolo de forma intimidante, mientras los demás simplemente descienden su rostro.

—Muerieron —contesta al mismo tiempo que baja su rostro y de igual manera su tono de voz.

—Habla fuerte —le ordena golpeando con su mano izquierda el escritorio.

El hombre alza su rostro y decide responder de nuevo. —Los demás murieron —traga grueso luego de responder.

—¿Como pasó? —le pide una explicación.

—Querían robar algo que no les pertenecía y fueron descubiertos —responde

La persona que está detrás de todo, bufa y torna sus ojos en blanco.

—¿Qué hay del asesino que envíe a su casa? —inquiere.

El hombre lleva sus manos hacia atrás y se resigna a que lo único que tiene para informar son malas noticias.

—Muerto —acota con brevedad, no quiere darle vueltas al asunto.

—¡Me estás diciendo que un asesino no pudo matar a Jimin! —alza la voz con exasperación.

El hombre que está de pie frente a la persona que dirige todo, y frente al resto de los hombres, solo asiente.

—¿Causa de muerte? —pregunta.

—Una Katana.

—Jiminie, no tendría el valor de hacer eso.

—Pues si lo hizo —habla otro hombre que entra con una carpeta en sus manos. —Tu señuelo que no sabe que es señuelo ha enviado esto —lanza la carpeta al escritorio.

Lo abre de forma rápida y observa las fotografías, el asesino que ha enviado está muerto en la habitación de Jimin.

—¡¿Dónde está Jimin ahora?! —grita.

Todos se enderezan y observan a la persona que ha gritado.

—Ni siquiera eso saben, bola de inútiles —reprocha, cerrando la carpeta para observar a todos los hombres. —¿Sabes a dónde está el dulce, Jimin? —pregunta al hombre que está frente a su escritorio.

—No —contesta.

—No hubieras regresado —pronuncia, mientras saca su brillosa Katana y a paso lento se encamina hacia él. —Ni se te ocurra mover un solo músculo —le ordena, mientras sus pasos resuenan en la habitación. —No quiero inútiles trabajando conmigo —alza su Katana y la introduce a un costado del abdomen del hombre.

Los demás presencian todo, no dicen nada, solo recuerdan que la persona que quiere a Jimin, no quiere más fallos.

—¿Qué esperan que los mate a todos? —los interroga—. Hagan su trabajo.

Limpia los restos de sangre que han quedado en su Katana con una pequeña toalla.

Actualidad...


—Comunícame con Yuto —le ordena demandante a uno de sus hombres.

—Listo.

Se aleja y camina hacia la puerta principal para ver quién toca la puerta.

—Sí —se escucha la voz de Yuto.

—¿Cómo está todo en Corea? —pregunta.

—Todo está bien, el problema será en Tokio —responde, mientras se escucha como Yuto se mueve.

—¿Sabes algo de Jimin?

Necesita indagar bien, necesita dar con el paradero del chico rubio.

—Sé que está bien junto a Dai —le informa.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora