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Jungkook



Lo primero que hago después de una larga siesta, es tomar mi celular, marco y marco, pero fallo de nuevo. No logro establecer comunicación.

Me ducho de manera rápida, salgo del baño con la toalla enrollada en mi cintura y otra sobre mi cuello, camino hasta mi armario abro la puerta y me quedo en silencio por unos segundos observando mi ropa. Un pequeño recuerdo del rubio sobre mi cama con sus ojos entre abiertos envuelto en las sábanas fingiendo no observarme viene a mi mente.

Una sonrisa estúpida se forma en mi rostro, cierro mis ojos por unos segundos, lo siguiente que siento es como unas manos acarician mi abdomen y de manera lenta descienden a mi miembro, un suspiro abandona mi boca debido a lo bien que se siente.

—Eso es, disfruta —la voz de Hana, recorre mis oídos y al instante retiro sus manos de mi cuerpo y la alejo mí.

—Mierda, Hana —digo molesto.

Jin, se asoma a la puerta de mi habitación con una laptop en sus manos.

—Interrumpes —dice Hana.

—Hare como que no te conozco —verbaliza Jin, entrando a mi habitación, pasa de largo frente a Hana, se acomoda a la orilla de mi cama y se dispone a observar la pantalla de la laptop.

—Vete, me haces perder el tiempo —me dirijo a Hanna.

Tomo unos jeans normales y una camisa negra de algodón de vestir.

—¿Qué esperas? vete —dejo caer la toalla a la alfombra de la habitación, tomo unos bóxeres del cajón y me los coloco frente a Hana.

—Estabas disfrutándolo antes —menciona.

—Vete de una puta vez, Hana —le ordeno, mientras me coloco el pantalón.

—Jungkook, deja de hacerte el estúpido —se refiere a mí.

—La estúpida eres tú, ahora lárgate —interrumpe Jin, enfadado y harto de la presencia de Hana.

La sirvienta entra con una carretilla con el desayuno.

—¿Cómo entró? —le pregunto mientras abotono mi camisa.

—Su madre tomo nuestro juego de llaves, joven Jeon —contesta, dejando la carretilla frente a Jin y se aleja un poco.

—Tu madre está loca —se burla Jin, tomando una tostada con su mano izquierda para luego llevarla a su boca.

—Ambas están locas —protesto.

Camino hasta Hana y la tomo de su antebrazo de manera no tan fuerte, pero intimidante.

—Las llaves, ahora —demando.

—No te las dare a menos que me tomes en serio —balbucea.

—Sigue esperando turno, Hana —suelta Jin, dejando la mitad de la tostada sobre el plato junto a las demás. Se pone de pie y camina hacia mí.

De un solo tirón le arrebato la pequeña bolsa rosa Channel de la mano, rebusco dentro de esta hasta que doy con el juego de llaves de las sirvientas.

—¡Bingo! —exclamo, agitando las llaves haciendo que suenan.

Jin, le devuelve la cartera a Hana y camina hacia la sirvienta.

—No dejes que nadie las tome, ni mi madre —le ordeno, soltando a Hana.

—Nunca tendrás los negocios de mi padre, sino me tienes a mí —habla Hana.

—Esos negocios serán míos, el trato es con tu padre no contigo. Ahora vete —camino hacia la cama y me siento sobre ella.

—Llévatela —le pide Jin a la sirvienta.

La sirvienta asiente y de manera rápida toma del antebrazo a Hana, y la guía hasta la salida de mi habitación para luego sacarla de mi casa.

—Está obsesionada contigo —me recuerda Jin, tomando asiento a mi lado. Coge un vaso con jugo de naranja y bebe un poco.

—¿Conseguiste algo? —pregunto, comiendo un poco de avena cocida.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora