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Yoongi no deja de conducir ni un momento. Conduce sin saber a dónde dirigirse, su celular suena y le alerta que su primo le escribe y le indica específicamente donde llevar a Jimin y a Dai para que estén a salvo.

El mayor de los Jeon simplemente se dedica a conducir y a observar de vez en cuando a trevés del retrovisor a Jimin, aferrarse de Dai y ser consolado por Taehyung.

Mientras el auto se encuentra detenido por la luz roja del semáforo, Jimin limpia sus lágrimas y trata de ser fuerte. Yoongi lo observa y desea haber sabido lo que la puta grabadora decía.

—Dejare de llorar —habla el rubio, después de haber llorado por mucho tiempo a su padre que está muerto.

—Tranquilo, Chim —el castaño acaricia el brazo de su mejor amigo para recordarle que no está solo y que lo tiene a él, a pesar de todo lo malo que han vivido juntos.

—Estaré bien, Tae, lo prometo —le sonríe débilmente el menor. —¿Hacia dónde nos dirigimos? —pregunta el rubio a Yoongi, cuando por fin decide prestar atención a la carretera.

—Pensaba llevarte a un hotel, estarán seguros allí —responde Yoon, arrancando luego que la luz del semáforo ha cambiado al color verde.

—No —suelta repentinamente, Jimin, ganándose la atención de todos—. No iré a ningún lugar que Jungkook conozca.

El chico de piel blanquecina suelta un suspiro, realmente odia estar en el medio, pero debe hacerlo por su primo y por descubrir la verdad detrás del tatuaje del rubio.

—Estarás más protegido —comenta Yoongi.

—Donde sea que vaya estaré protegido, Ravi me acompaña y traigo conmigo mi Katana y mis cuchillos. Taehyung y yo nos defenderemos —replica el menor.

—Lo sé Jimin, pero debes pensar en tu seguridad y la de Dai —le recuerda Yoon.

El rubio ignora las palabras de Yoongi y fija su mirada en la ventanilla observando hacia fuera. Sabe que debe ser fuerte, sabe lo que quiere, quiere ser feliz y por primera vez saber defenderse y luchar por algo que realmente quiere.

Quiere ser respetado por lo que es y por lo que será, quiere seguir con el legado de su familia, pero primero necesita dejar el pasado atrás, empezar desde cero y descubrir lo que su tatuaje y la llave que su abuelo le dejó antes de morir significa.

—Deten la camioneta —le pide el rubio, sin retirar su mirada fija de la ventanilla sosteniendo a Dai en brazos.

Yoongi decide pasar por alto la petición de Jimin, y continúa conduciendo.

—¿Acaso no escuchaste? —lo cuestiona Ravi, molesto.

—Cállate —susurra furioso el mayor de los Jeon.

—Yoongi, detén la maldita camioneta. Ahora —alza su voz el rubio.

Taehyung alza su mirada y a trevés del retrovisor hace contacto visual con Yoongi. Asiente.
El mayor baja la velocidad se ha orilla y luego frena.

—¿Qué quieres hacer, Jiminie? —inquiere el castaño.

—Voy a hablar y a dejar las cosas claras —dice Jimin, abriendo la puerta de la camioneta. —Todos afuera —les ordena.

Todos abandonan la camioneta y esperan a que el rubio deje a Dai en el asiento trasero dormido, mientras él dice lo que tiene pensado hacer con o sin apoyo de los hombres que lo acompañan.

—Intentaré ser claro y breve —verbaliza el rubio, observando a los tres hombres frente a él. —No me quedare en Corea y no ire a Tokio con mi tío —hace una pausa. —Al menos no por ahora —agrega.

—¿Adónde se supone que iremos entonces? —pregunta Taehyung.

—Necesito hacer una llamada y luego les dire hacia donde nos dirigiremos.

Los tres hombres asienten.

Yoongi le dá el celular a Jimin y él decide sacar el suyo para poder comunicarse con Jungkook.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora