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Jungkook



El rubio, sentado aún sobre mis piernas, mientras las risas acompañadas de besos no paran.

—Malditos labios —digo, para luego pasar mi lengua sobre ellos.

—Puedo sentirte —dice el rubio, llevando una de sus manos a mi entrepierna.

—Mierda —susurro al sentir como toca mi miembro.

Llevo mi mano a su cuello y lo acerco por completo a mi rostro, beso sus labios de manera necesitada y desesperada. Si algo nos queda claro es que el control lo hemos perdido y la excitación se ha apoderado de nuestros cuerpos.

Estoy a punto de retirarle la camisa cuando la voz de Yoongi, inunda la casa.
—¡Quiero una puta explicación de todo, Jungkook! —exclama exigente.

Bajo la camisa de Jimin y llevo mis manos a su cintura cusando que me observe sin entender que sucede.

—Primero baja el tono —recito, haciendo que el rubio baje de mi regazo. —Ahora explícate —le pido mientras me pongo de pie con Jimin a mi lado, sosteniendo con una de sus manos el recipiente donde se encontraban las uvas.

—El rubio es un Yakuza —suelta.

Jimin se sorprende, me mira y estruja mi antebrazo izquierdo de inmediato.

—Yoon...

—No mientas más, Jung. Obligué a Taehyung a hablar luego que terminó de hablar con el rubio —me interrumpe mi primo.

—Más vale que no lo hayas lastimado —arremete Jimin contra Yoongi, soltando mi antebrazo.

—Vamos a hablar —digo con mesura.

Yoon bufa, al parecer está por volverse loco, se acerca a Jimin y lo hala hacia él, lo gira bruscamente y cuando está a punto de alzar su camisa el rubio forcejea y yo hago que Yoongi lo deje en paz.

Tomo a mi primo del cuello y lo estampo contra la primera pared que encuentro. Lo contramino con fuerza, él intenta que lo suelte, pero no lo consigue.

—No lo vuelvas a tocar —demando airado.

—¡Basta Jungkook! —grita Jimin. —Suéltalo, es tu familia _escucho detrás de mí.

—Tú y yo vamos a hablar y luego dejaré que Jimin te lo explique todo —le indico.

Suelto a mi primo, observo a mi chico y le ordeno—. Ve arriba.

—Pero...

—Maldita sea, rubio, ve arriba con Dai y baja cuando te lo diga —alzo mi voz.

Asiente, se gira y aún con el depósito en una de sus manos se aleja de la sala y me deja solo con mi primo. Decido no hablar hasta escuchar que Jimin cierre la puerta de la habitación.

—No puedes tener a un Yakuza con nosotros —es lo primero que dice cuando ambos hemos escuchado que la puerta de la habitación ha sido cerrada.

—No debes recordarme algo que ya sé —replico, tomando asiento en el sillón.

—¿A qué mierda estás jugando, Jungkook? —me cuestiona molesto, de pie ante mí.

—No es un juego, Yoongi —respondo con sinceridad—. Si tomas asiento, te tranquilizas y estás dispuesto a escucharme te explicaré todo.

Mi primo me observa por unos segundos, bufa furioso y luego decide tomar asiento frente a mí.

—Te escucho —me da la aprobación, Yoongi.

—Cuando conocí al rubio no tenía idea en lo que estaba involucrado, incluso él no lo sabía. Yoon, fue hasta después de un tiempo que me di cuenta —hago una pausa.

Me pongo en pie y camino hacia las escaleras, me cercioro que Jimin no esté en las escaleras escuchando y luego regreso a la sala.

—Los hombres que matamos en el puerto eran Yakuzas, venían por Jimin. Hoseok encontró la fotografía del rubio dentro de los bolsillos de uno de los hombres —relato, y luego observo de nuevo hacia las escaleras y prosigo—. Pero todo cobró sentido cuando su padre fue el culpable de robar mi cargamento, su libreta además de tener direcciones, cuentas y apuntes personales, tenía el mismo dragón que el rubio tiene tatuado en su espalda.

—¿Mataste a su padre? —inquiere Yoongi.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora