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Kobe\Japón


El santuario de los Ángeles Negros, está situado en el centro de la ciudad de Kobe.

Nadie puede tras pasar el santuario para luego entrar a la casa, es prohibido y el hacerlo conlleva un castigo por parte de los escogidos.

El santuario tiene dos vigilantes Yakuza con Katanas de plata ceñidas a su cintura, y su mirada sería escoltando la enorme casa donde se concentran todos los Yakuzas escogidos por sus antepasados.

Su deber es cuidar de Kobe, por ser el lugar donde el líder de los Ángeles Negros vive.

Pero todo Japón debe ser estrictamente vigilado por los escogidos. Es su deber, es justo para lo que han sido escogidos.

Ryuu se encuentra al lado de Jimin, ambos escuchan lo que los delegados de cada ciudad de Japón tienen que decirle.

—¿Cómo van las cosas en Kioto? —lanza la pregunta el japonés al lado del rubio.

El delegado da un paso al frente, hace una reverencia ante ambos y se dispone a hablar.

—Todo en orden, no tienen ningún problema hasta el momento —hace una pausa.
Saca el celular de su bolsillo y busca algo, cuando lo encuentra se los muestra a ambos.

—Explícate —le pide Jimin.

—Los jóvenes Yakuza de Hiroshima, han saqueado algunas de las tiendas de las afueras de la ciudad.

Ryuu se pone de pie, mientras el rubio observa las imágenes.

—¿Cuántas veces? —indaga Jimin.

—Cada semana —contesta el delegado.

El rubio le entrega el celular y se pone de pie.

—Nos haremos cargo.

El japonés delegado asiente.

—Afuera todos —demanda el rubio.

Todos los delegados salen de la enorme habitación, quedando solo el líder y el Sub líder de los Ángeles Negros.

—No es sólo una ciudad, Ryuu —rompe el hielo, Jimin, cuando ambos quedan solos.

—Lo sé —dice el hombre alto de cabello castaño.

—¿A qué crees que venga todo esto? —el menor se acerca a Ryuu.

—No quiero suponer cosas que no son, rubio —el japonés se gira y observa el perfil de Jimin—. Hacen lo mismo en casi todas las ciudades.

el rubio se gira y ahora quedan frente a frente.

—Vamos a darles una semana más, sino paran tendremos que actuar.

Jimin, asiente.

—Iré por ellos.

El rubio, toma una hoja con la lista de las ciudades de Japón que los Yakuza están saqueando como en los viejos tiempos.

Jimin, abre la puerta y con el papel en su mano derecha se para firme bajo el umbral de la puerta, carraspea su garganta y cuando todos los delegados se percatan de la presencia de su líder, hacen una reverencia.

—Las ciudades que mencionare se quedaran, los demás se pueden retirar.

Todos los delegados asienten.

—Hiroshima, Sapporo, Kumamoto, Okinawa y Nagano —cuando ha terminado de mencionar las ciudades, el rubio alza su mirada y observa a los delegados de cada ciudad frente a él. —Adentro —les indica Jimin. —Kamakura —habla el rubio.

El delegado se detiene.

—Quiero a Kamakura a salvo, cualquier movimiento en falso debes hacérmelo saber a mí o a Ryuu —le da órdenes específicas.

—Por supuesto, así será —dice el delegado.

—Pueden retirarse —se dirige a todos, el rubio.

Se gira sobre sus talones y entra de nuevo a la habitación.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora