22

363 59 2
                                    

Tokio/Japón


Dos días después que Tsubasa había arribado de nuevo a Tokio, y ha aclarado algunas cuántas cosas con los hombres que decidieron quedarse junto a él luego que su padre fallecier. Optó por reunirse con el líder de Kobe.

Está a solo una hora y media de encontrarse junto con Seizu, en el mismo lugar de las peleas de sumo. Se encuentra en la oficina que antes le perteneció a su padre, una enorme fotografía de Osamu Shiromatsu, yace frente al escritorio.

Tsubasa observa la fotografía y piensa en cada una de las palabras que dirá al estar frente a Seizu. Sabe que su deber como líder Yakuza de Tokio, es jamás dejarse amedrentar por algún líder de otro clan, y mucho menos cuando se trata de una pelea de territorios entre clanes.

—Ravi está aquí, tío —se escucha la voz de su sobrino a través de la bocina de su laptop. —Tío —escucha de nuevo.

—Sí —articula, sin retirar la vista de la fotografía de su padre.

—Estoy aquí, Tsubasa, ¿está todo bien? —ahora la voz que se escucha es diferente.

Tsubasa deja escapar un suspiro de sus fosas nasales, le sonríe a la fotografía de su padre y luego baja su mirada hacia su laptop.

—Todo bien —responde con una sonrisa ladina.

—Recuérdame el plan —le pide Ravi.

Mientras observa como su sobrino se encuentra detrás de uno de sus mejores hombres, contesta. —Me reunire con Seizu, y trataré que no se dé el enfrentamiento, sino se llega a un acuerdo debemos establecer qué tipo de armas utilizaremos en un enfrentamiento. No le haré saber absolutamente nada acerca del apoyo que Jeon me dará con sus mejores hombres, me marchare luego de lo establecido, pero antes de eso le hare saber que no dejare que obtenga Tokio de manera fácil, voy a luchar para proteger mi territorio, nuestro territorio —finaliza el líder Yakuza.

—No olvides el trato de no tocar a la familia, si ese trato se rompe voy a volar a Tokio y voy a degollar a toda su maldita familia —añade Ravi, el cual, es experto en lo que hace y no duda en poner en práctica lo que sabe.

—Claro —dice Tsubasa.

La puerta del cuarto en la que Tsubasa se encuentra se abre, uno de sus hombres le indica que es hora de dirigirse al lugar de la reunión.

—Debo irme, Ravi cuida de Jimin —le ordena. —Y tú, Jimin. No hagas cosas estúpidas —su sobrino asiente y luego Tsubasa cierra su laptop y sale de la habitación con su juego de cuchillos en sus manos.

Una camioneta con cuatro hombres armados los cuales custodian un auto negro blindado en el cual se dirigirá Tsubasa y su conductor los espera.

Salen del estacionamiento de la enorme casa Yakuza, la llegada es rápida, semáforos en rojo son sobre pasados sin importar que, las personas reconozcan que tipo de vehículos y camionetas utilizan los Yakuza. Por ende, estorbarles sería un serio problema cuando todo Tokio reconoce los autos en que estos se transportan.

Los oficiales de policía saben que no deben decir absolutamente nada ya que, todo el clan Yakuza sabe que son una bola de corruptos y si hacen algo para retenerlos se atendrían a las consecuencias de sus actos.

El auto negro se estaciona frente a la puerta principal seguido por la camioneta, los cuatro hombres bajan de manera rápida, acomodan sus trajes elegantes mientras observan hacia todos lados.

Cuando están seguros de que todo está en orden el conductor del auto sale de y de manera lenta camina hasta quedar frente a la puerta trasera. Tsubasa acomoda sus cuchillos, sacude su traje con sus manos, toma el sombrero que combina con su traje, da dos golpes en la ventanilla y está se abre de inmediato para que pueda salir.

Tsubasa abrocha el botón de su saco y sin ninguna duda en su cabeza empieza su camino hacia la entrada. El conductor saca un rollo de billetes y se los entrega al tipo que se encuentra de seguridad en la entrada del lugar donde se llevan a cabo las peleas de sumo, uno de los asistentes del local lo dirige hasta el lugar en que Seizu se encuentra. Sus hombres se quedan a una distancia no tan lejana al igual que los hombres del clan contrario.

Ambos líderes se observan sin miedo en su mirada, el líder de los Seizu sonríe, lo cual, Tsubasa ignora por completo. Saca el botón del ojal y abre su saco ignorando no solo la mirada de Akhiro, sino que también su saludo, cuando a tomado asiento al lado del otro líder, clava su mirada en el espacio en el que se realizan las peleas.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora