Jimin
Los rayos del sol entran por la pequeña ventana de mi habitación haciéndome odiar el no haber colocado una cortina. Me remuevo en el colchón envolviéndome como un rollo de suchi en la sábana, abro mis ojos de manera lenta queriendo continuar durmiendo en mi vieja cama, pero cómoda cama.
Dejo salir un sonoro suspiro, me estiro en la cama y los recuerdos de la noche vienen a mi mente.—Mierda, Jimin —susurro para mí mismo.
Me siento en la cama y observo detenidamente toda mi pequeña habitación esperando que el tipo alto no esté dentro.
Me levanto y me coloco una camisa que le robé a Taehyung, desde hace mucho. Un pequeño dolor en mi espalda llama mi atención, camino hacia la mesa vieja de noche, abro la primera gaveta y saco el bote de medicamento para el dolor, agarro una píldora con mi dedo pulgar e índice, antes de salir de la habitación me calzo las pantuflas con las que salí de la casa del tipo pelinegro.
No hay ninguna de sus prendas en la habitación y la casa está en silencio, abro la puerta de mi habitación y salgo arrastrando mis pies de manera lenta, llego hasta el fregadero, cojo un vaso y lo lleno de agua, coloco la píldora en mi lengua y luego bebo un sorbo de agua para poder tragar el medicamento.—Hermosa vista —escucho.
Mierda, esa voz, esa maldita voz.
Dejo el vaso en su lugar y de manera lenta me giro para encontrarme con el tipo alto frente a mí. Está vestido a excepción que lleva su camisa desabotonada mostrando su trabajado abdomen y sus pectorales. Mierda, Jimin, concéntrate me regaño mentalmente.
—¿Qué haces aquí? —pregunto, intentando concentrar mi mirada en su rostro.
—Debo educarte también —suelta socarronamente.
Introduce sus manos a los bolsillos de su pantalón y se dirige a una de las sillas para luego tomar asiento.—¿Por qué sigues aquí? —continúo cuestionándolo, acercándome a él pasando por alto mi vestimenta.
—¿Por qué no saludas, rubio? acaso debo enseñarte como ser educado también.
Rio ante su comentario.
Imbécil, quien se cree.
—Primeramente; no creo que seas el indicado para hablar de educación —me cruzo de brazos. —Vienes, entras a mi casa, me tratas como un prostituto, me dices que hacer y ahora esperas que te dé los buenos días después de lo hijo de puta que has sido conmigo —agrego indignado. —Hazme el favor y lárgate de mi casa —le pido.
Sus ojos me miran de pies a cabeza fijamente, deteniendo su mirada en mis muslos.
—¡¿Acaso no escuchas?! —alzo mi voz, rompiendo la distancia entre ambos, hasta que quedo frente a él. —Lárgate —demando molesto.
El maldito no dice nada, solo deja escapar una risita, desciende su mirada, abre sus piernas y lo siguiente que siento es como sus manos se posan en mis muslos.—Te ves demasiado sexi de esta manera —comenta.
Con mis manos golpeo sus brazos y hago que deje de tocarme.—Lárgate, ha sido suficiente al dejar que me veas como un prostituto, te recuerdo que no lo soy, ahora vete.
Intento girarme, pero sus piernas me atrapan empidiéndomelo.
Golpeo sus hombros, pero es inútil soltarme.
—¿Terminaste tu berrinche matutino? —inquiere serio, mientras lo veo asombrado.—Esto —hago hincapié—. No es un maldito berrinche.
—Cállate y siéntate —me ordena, dejando de hacer presión con sus piernas a los costados de mis muslos.
—No te equivoques conmigo, las únicas órdenes que sigo son las de mis empleadores —digo molesto.
Mi sangre se ha calentado y mi corazón late, pero de molestia.—Ese es el puto problema —replica, sonriendo socarronamente, me suelta para luego ponerse de pie.
Introduce su mano derecha al bolsillo de su pantalón, saca un fajo de billetes no muy grande, alza los billetes y luego los lanza a la mesa sin dejar de mirarme.
—Todo resuelto. Ahora siéntate y cállate —se dirige a mí con aires de superioridad.
—En serio te crees mejor que yo, maldito estúpido —espeto furioso. —Tú me hablas de educación cuando ni siquiera sabes tratar a una persona —extiendo mi mano hacia la mesa y tomo el fajo de billetes.
—No necesito tu maldito dinero —coloco el fajo de billetes en su pecho desnudo, y me alejo unos cuantos pasos de él.
—Eso no fue lo que dijiste la primera vez que te follé. ¿Lo recuerdas?
ESTÁS LEYENDO
The Black Angel Feather
ActionDos chicos, dos vidas totalmente distintas. Destino o casualidad la vida los unirá de una manera para nada peculiar. Dos jóvenes con pasados y vidas distintas unidos por la necesidad de sobrevivir de Jimin y el instinto protector de Jungkook. ¿Amor...