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Jimin


A la mañana siguiente decido despertarme antes que Jungkook. Salgo de la cama y de su agarre con mucho cuidado, me duele demasiado el culo, tanto, que permanezco sentado en la cama por unos segundos dudando en si ponerme de pie o no.

Me pongo en pie y maldigo de forma baja, camino lento y adolorido hacia la cocina, busco cosas en la alacena para cocinar, hago la mezcla para unos panqueques, saco tocino de la nevera y dos huevos.

Enciendo la estufa y coloco una sartén, la unto de mantequilla y luego agrego un poco de mezcla de panqueques. Coloco otra sartén en otro quemador y añado el tocino.

Camino a la nevera con dolor y saco un poco de jugo de naranja, bebo un poco y luego tomo una aspirina y bebo más jugo, cocino hasta que todo está listo.

Saco un poco de miel de la alacena y la coloco en la mesa, preparo los platos y los ubico en la mesa junto a los cubiertos.

—¡Jungkook !—alzo mi voz.

Sé que él no se despertara, pero Dai sí.

Tomo asiento, pero antes coloco una almohada para no sentir demasiada molestia.

—¡Jungkook! —exclamo.

—Voy —lo escucho decir.

Me pongo de pie maldiciéndome por olvidar sacar la leche de la nevera, la coloco sobre la mesa, tomo asiento de nuevo y veo como Jungkook hace su aparición junto a Dai en brazos.

Se ve guapo aún recién levantado, sacudo mi cabeza al recordar lo que me ha hecho la noche anterior.

—Rubio —pronuncia y luego me da un beso en la sien.

Tomo a Dai y lo lleno de besos.

—Lindo Dai —lo elogio.

Sonríe para mí al sentir mis mimos.

—Huele bien —dice Jungkook.

Toma un cubierto, toma un poco de tocino y huevo y lo lleva a su boca.

Por mi parte, decido darle de comer a Dai, corto los pesaditos de panqueques y los coloco a un lado del plato para que él los tome por si solo. Rocio un poco de miel y luego tomo un tenedor.

Dai, toma un pedazo de panqueque y lo lleva a su boca.

—Umm —hace el sonido con su boca.

Jungkook y yo nos observamos, ambos sonreímos al escuchar y ver feliz a Dai.

—No creo que la miel sea buena para Dai —comenta Jungkook, toma su vaso y lo llena de zumo de naranja.

—Solo que termine su panqueque —digo.

El pequeño termina, sus manos llenas de miel son la prueba que a disfrutado su desayuno.

—Lava sus manos —le pido a Jungkook, dejando a Dai en el suelo.

—¿Por qué yo? —me cuestiona.

—Porque te lo estoy pidiendo yo —contesto, colocando mis ojos en blanco.

Tomo mi cubierto y decido terminar mi desayuno.

—¿Qué esperas, Jung? —pregunto, señalándolo con mi cubierto cuando observo que Dai se aleja de ambos.

Se pone de pie, pero no camina hacia a Dai sino que lo hace hacia mí.

—No soy Dai —le recuerdo.

Gira la silla en la que estoy sentado y me deja frente a él, toma mis mejillas con sus manos y me da un beso.

—Tocino —dice con sus ojos cerrados.

Retiro sus manos de mis mejillas e insisto. —Ve por Dai y lava sus manos, tocino —abre sus ojos y me observa.

—Eres hermoso —susurra y luego besa de nuevo mis labios.

—No lo diré de nuevo, Jungkook —digo ahora serio.

Se gira y me da la espalda, doy una nalgada en su culo, me observa sobre su hombro izquierdo y sonríe.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora