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Jungkook


En el transcurso del viaje a mi casa en el taxi no digo una sola palabra, dejo que el rubio se aisle en la esquina opuesta de la puerta mientras observa hacia la venta. De vez en cuando lo veo de reojo y luego regreso mi mirada al frente.

—Llegamos —anuncia el taxista, cuando estamos frente a la enorme reja de color negro.

—Ni se te ocurra —llamo la atención del chico cuando me percato que intenta abrir la puerta.

Deja salir un sonoro suspiro y se queda quieto por unos segundos, saco mi mano y presiono con mi dedo índice el botón del intercomunicador.

—Soy Jungkook, abre —le ordeno al encargado de la reja.

—Escuche, si me saca de aquí le dare dinero —se dirige el rubio al taxista, luego de observar que la reja se abre y deja ver la enorme casa y el patio de enfrente.

—Siga —le indico al taxista, ignorando el comentario anterior del chico.

—Por favor —suplica.

—Cállate, rubio.

—¡Cállate tú! —grita desesperado.

El taxista nos observa a ambos, pero en especial al rubio.

—Aquí está bien —digo cuando estamos frente a la puerta principal.

Saco un billete, toco el hombro del taxista y este lo toma al instante.

—Cuando salgamos del taxi te largas.

Asiente a mi orden.

—No me toques —refunfuña el rubio, histérico al observar que estoy a punto de atraerlo hacia mí.

Se aferra al agarradero del taxi con ambas manos y me mira con desden.

—No hagas que me enfade más, rubio.

Me acerco a él y antes de que coloque sus piernas para impedir mi acercamiento, las presiono hacia bajo con mis manos y lo miro fijamente.

—No saldré de aquí, no entraré a tu maldita casa. Déjame —balbucea desesperado.

—Saldrás de aquí, entraras a mi maldita casa, y no, no te dejaré.

Coloco mi mano sobre la suya y trato de retirar su mano del agarradero.

—Vamos, rubio —susurro en la comisura de su oreja haciendo que de un pequeño brinco provoque que suelte una de sus manos.

—Por favor, déjame —murmura mientras me mira a los ojos.

—Voy a dejarte si sales del taxi —le propongo.

—Promételo —me pide.

—Lo prometo —digo de forma burlona.

Me alejóño de él y abro la puerta, sale del taxi y me observa, de forma rápida salgo y como lo esperaba intenta huir.

Doy unos cuantos pasos y logro tomar su cintura, me agacho un poco y lo acomodo en mi hombro derecho.

Subo los escalones que me llevan hasta la puerta principal, toco la puerta fuertemente con mi pie mientras el chico golpea mi espalda y parte de mi culo con sus puños.

—Más vale que te detengas —bramo molesto.

La puerta se abre y veo a Hoseok, frente a mí.

—Quítate —espeto.

Paso de largo por la sala con el rubio en uno de mis hombros.

En la sala se encuentran chicas y chicos en bañador frente a Yoongi.

—Estas demente, Jung —se burla Yoon, mientras subo al segundo nivel hasta mi habitación.

—¡Bájame idiota!

—¡Suéltame imbécil!

Es lo que repite una y otra vez el rubio. Abro la puerta de mi habitación, entro cargando al chico, cierro de un azote, bufo y lo coloco en el suelo.

Sin dejarlo hablar lo acorralo entre la puerta y mi cuerpo, colocando mis brazos a los costados de su rostro.

—Cállate —emito, acercando mi rostro al suyo, haciendo que nuestras respiraciones se mezclen debido a la cercanía.

—Por favor —susurra el rubio.

—Solo cállate —le pido, recargando mi frente contra la suya.

Llevo mi mano hasta su hombro y lentamente recorro su cuello con mis dedos. Él deja salir un sonoro suspiro y se remueve un poco.

—No te muevas —murmuro.

Bajo mi mano por su pecho rozando su pezón izquierdo, llego hasta su cintura y la presiono un poco.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora