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Narradora

Jeon Jungkook, por segunda vez experimenta el sufrimiento de una pérdida amorosa, pero esta vez es más fuerte que la primera.

El que Hana le haya sido infiel con su primo Yoongi, había sido una mierda y eso lo atormentó durante unos meses, no creyendo volver a enamorarse.

Es lo que él pensó, claro está que cuando la vida y el destino te envían a esa persona con la cual te sientes plenamente completo a su lado, todo cambia y el amor resurge, aunque uno no quiera.

La habitación de Jungkook, la habitación que compartía con su lindo rubio, ahora es su refugio. Así lo llama él, pero Namjoon y Hoseok lo llaman su perdición y su zona para ser débil.

Con la partida de Yoongi junto a Jimin, todo ha dado un giro drástico. El mayor de los Jeon era el que se encargaba de la mayoría de las cosas, pero no está. Ni siquiera saben su paradero, no sabe absolutamente nada de su primo y mucho menos de su lindo rubio, que tanto ama y que ha lastimado.

El lugar de Yoongi ahora ha sido tomado por Namjoon y Hoseok, ambos se reparten algunos que haceres que el mayor de los Jeon hacía y los realizaban, mientras Jungkook se queda en la enorme casa rodeada por sus hombres que la custodiam, mientras él pasa en su habitación encerrado culpándose de lo sucedido.

—¡Jungkook! —grita Namjoon, al percatarse que no puede entrar a la habitación ya que se encuentra con seguro.

Jeon alza su rostro y lo fija en la puerta y en la sombra que se refleja por la ranura de la parte de abajo.

—Vamos, Jungkook —insiste Nam.

Jungkook se pone de pie colocándose la bata, camina a pasos lentos y desinteresados hacia la puerta, le retira el seguro y abre solo un poco.

—¿Qué es lo que quieres? —lo cuestiona molesto, Jeon, con su rostro un tanto pálido acompañado por unas notables ojeras debajo de sus ojos.

—El padre de Hana quiere reunirse contigo —le informa Nam, mientras disimuladamente observa hacia dentro de la habitación, la cual se encuentra totalmente oscura, las cortinas tapando la claridad del sol y las luces apagadas.

—Dile que no puedo —dá dos pasos hacia atrás y luego intenta cerrar la puerta, pero Nam se lo impide.

—Jungkook, hermano. Vamos —masculla Namjoon.

—¡Te he dicho que lo hagas! —vocea Jungkook.

—No puedo hacerlo —dice Namjoon.

—Claro que puedes, ahora lárgate y haz lo que te he ordenado —suelta Jeon, molesto.

Jin hace su aparición alejando a Namjoon de la puerta.

—Haz lo que te ha ordenado, sino acepta reúnete tú con él —ordena Jin, observando a Jeon. —Así que ahora eres un maldito ermitaño —Jin abre la puerta de la habitación de Jungkook por completo y observa como un carrito se encuentra dentro con toda la comida que Jeon decide no comer. —¿Acaso no te estás alimentando? —lo interroga furioso, entrando a la habitación sobrepasando la privacidad de Jungkook.

—Eso a ti no te debe importar, Jin.

—Escucha Jungkook, no creo que esto esté correcto —dice Jin.

—Lárgate —demanda Jeon.

—Quiero hablar contigo —le pide.

—Pero yo no —replica Jeon, sujetando su bata y mirando hacia la puerta.

—Entonces solo escúchame —suplica Jin.

—No —musita el pelinegro.

—Esta no es la solución, Jungkook. Sé lo que sientes, pero créeme que...

—Tú no sabes nada, Jin. No sabes absolutamente nada de como me siento sin él a mi lado —lo interrumpe mientras camina hasta donde Jin se encuentra—. No sabes lo que me consume el no poder verlo, el no poder escuchar su voz, el no saber como se encuentra. Me carcome por dentro la culpa del saber que soy el responsable de haberlo alejado y de que sus hermosos ojos me vean con reproche e ira.

Coloca su mano sobre el antebrazo de Jin, presionándolo de forma fuerte, camina hacia la puerta con Jin realmente sorprendido por todas las palabras que Jeon ha expresado al interrumpirlo.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora