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Narra Jimin

Después del viaje en taxi a la estación para tomar el tren, me encuentro exhausto, confuso, molesto y dolido.

Intento asimilar todo, intento ser fuerte, pero mierda, resulta difícil serlo cuando me pasan seguido estás cosas.

Cuando llegamos a la estación, tomamos el tren que nos llevará hasta Kamakura. Ravi se encarga de Dai y realmente se lo agradezco, me tomo la libertad de alejarme unos cuantos asientos para intentar relajarme, pensar las cosas de una mejor manera e intentar despejar mi mente.

Las miradas constantes de Yoongi no se hacen esperar, Taehyung se ha propuesto conocer a Ryuu para que su desconfianza se esfume. Dejo que ellos intenten no matarse para centrarme solo en mí y en lo que mi alma y mente piensan.

La vista que el viaje en tren me brinda es hermosa, pero mi cabeza pulsa tan fuerte. Tengo tantas dudas, tantas ganas de llorar, de gritar, de desmoronarme, y así lo hago.

Llore, llore en todo el viaje en tren, no me importa que mis sollozos se han escuchados por los pasajeros, al final lo que necesito es vaciar un poco el dolor que todo mi ser siente.

Lloré a mi padre y solté cada recuerdo que hará que mi alma sangre y duela de nuevo. Lo guardo dentro de mi corazón y lo dejo dentro para siempre, luego de llorar a mi padre, lloré por lo mal que se siente mi corazón, el vacío es inmenso y el causante de ese vacío es el no estar al lado de Jungkook.

Sé lo que él significa para mí, lo significa todo, me lo da todo con solo sentir su respiración sobre mi cuello por las noches, él es la definición perfecta de mi felicidad junto a Dai, pero también es la definición perfecta de mi tristeza actual junto a mi madre.

Ahora lo entiendo todo cuando dicen que las personas cercanas que te aman también te lastiman, y cuando lo hacen, la herida es profunda y dolorosa. Si bien, mi padre no era un buen hombre, pero él era parte de mi vida, y la persona a la cual mi corazón había escogido amar le quito la vida. Mi madre jamás me amo en mi infancia y todo apunta a que jamás me amará.

Las lágrimas en mi rostro descienden una tras otra, pero todo cambiará, todo cambiará para bien o tal vez para mal, el destino lo dirá, me enfocaré en mí, en Dai, en mi familia y en lo que Osamu me ha heredado y lo afrontaré de la mejor manera. Si mi madre me quiere muerto pues no le resultará fácil su plan para acabar con mi vida.

El tren se detiene, mis ojos se encuentran cerrados mientras pequeñas lágrimas recorren mis pómulos.

—Jiminie, llegamos —escucho la voz de Taehyung llamarme.

Abro mis ojos de manera lenta, alzo mis manos y limpio mi rostro, sorbo mi nariz y levanto mi cabeza.

Taehyung me observa fijamente, sonríe para mí y luego me extiende sus brazos para ayudarme a ponerme de pie.

Cuando estoy de pie me abraza fuertemente y hago lo mismo, me aferro a él, me aferro a su delgado cuerpo y recuerdo que jamás estaré solo ya que mi lindo amigo siempre estará a mi lado sin importar que.

—Estoy aquí, Chim.

Sus manos acarician mi espalda reconfortándome.

—Lo sé, Tae —susurro sobre su cuello.

—Es hora de bajar —escucho la voz agitada de Yoongi.

Ambos dejamos de abrazarnos, nos observamos el uno al otro y luego sonreímos.

—Abajo, ahora —nos ordena Ryuu, molesto.

Tomo la mano de Taehyung y sin dudarlo bajamos del tren siguiendo los pasos de Ryuu, el cual sigue a Yoongi y a Ravi.

Todos se detienen. Ryuu, Yoongi y Ravi miran hacia todos lados, Yoon, toma a Dai en brazos y continua observando hacia todos lados y a todas las personas que se encuentran en la estación.

—Síganme —se escucha la voz de Ryuu, mientras se aleja de nosotros. —Ahora —hace énfasis, observando hacia atrás.

Sin dudarlo, Yoongi lo sigue mientras que Ravi lo cubre, Taehyung y yo los seguimos.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora