Final

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Jungkook y Jimin se habían separado a la media noche.
Jeon debía regresar con Washi para poder trasladarlos hasta el templo en Kamakura.

Por su parte, el rubio, prepara un bolso con cosas necesarias para Dai y Taehyung.
No expondrá a su amigo y mucho menos a su hijo, piensa que, si pierde la vida, al menos el pequeño quedará en buenas manos.

—Listo —dice el rubio, entregándole la maleta a uno de sus Yakuzas.

—Aun duerme —susurra Yoon, mientras carga a Dai en brazos.

—Taehyung —lo llama el menor. —Gracias —habla en voz baja. —Si algo llegase a suceder, por favor cuida de Dai —le pide.

—No, no lo haré, lo harás tú, no hay nadie mejor que tú para cuidar a ese niño —dice alterado el castaño.

—Pero si...

—Nada va a sucederte, Jimin Shiromatsu. Nada —el mayor se acerca a su mejor amigo. —Eres el nieto de un Ángel Negro y sobrino de uno de los mejores líderes Yakuza que conocí, lo llevas en tus genes, Chim —Taehyung, alza el rostro de Jimin, y lo obliga a que lo vea. —Eres Park Jimin, nieto de Osamu Shiromatsu y sobrino de Tsubasa Shiromatsu. Vas a conseguirlo amigo —dice el castaño, mirando directamente a los ojos de Park.
—Hey —el mayor, presiona los mofletes de su amigo. —Todo estará bien, pero si algo sale mal, sabes que cuidare a Dai, no hay necesidad que me lo pidas —culmina, abrazando con todas sus fuerzas a Jimin.

—Te amo, Tae —susurra el rubio, cerca del oído de su mejor amigo.

—Te amo, Chim —responde el castaño, depositando un beso sobre el hombro derecho del menor.

Taehyung sale de la casa de su prometido con un nudo en la garganta y sus ojos llorosos. Yoongi se encarga de subirlo a una camioneta para luego ordenarle a cuatro de sus Yakuzas que los lleven al lugar seguro.

Jeon, por su parte, se prepara junto al resto de Yakuzas, repasando el plan que había ideado junto a su esposo y sus amigos.
Todos saben lo que deben hacer, el que dos de los líderes hubieran sido retenidos por la policía no les impedirá saquear el santuario del único Shiromatsu, líder de todos los Ángeles Negros, los cuales, consideran una amenaza eminente.

Tres horas después

Park se encuentra en la sala, toma el chaleco antibalas, se lo coloca al mismo tiempo que Yoongi lo hace. Toma la correa que Jeon le ha obsequiado para que pueda cargar dos armas cerca de su estómago, toma el cinturón que sostiene su Katana y el resto de sus pequeños, pero afilados cuchillos en la parte trasera entre su espalda y su cintura.

—¿Qué haces? —pregunta el rubio, al ver a Ryuu de pie al lado de Yoongi.

—Prepararme —responde el japonés, a lo cual, Jimin, simplemente niega en repetidas ocasiones mientras ajusta el cinturón.

—Vas a quedarte aquí —le ordena Park.

—No, yo iré a tu lado —replica Ryuu, ganándose la atención de su líder y amigo.

—Estoy bien, rubio —habla con seguridad el japonés.

El menor observa la Katana de Ryuu en su cintura, asiente, toma su Katana y la introduce en el pequeño orificio del cinturón al lado izquierdo.

—¿Listo? —pregunta Yoon a Jimin.

El rubio, asiente.

—Estamos listos —dice Ravi, por medio de una llamada.

Ryuu, Yoongi y Jimin salen de la casa, se detienen en el jardín, el rubio cierra sus ojos y piensa en su tío, su abuelo y su padre.

—Peleen esta batalla a mi lado —murmura el menor, con el recuero de sus seres queridos.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora