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La moneda tiene dos caras, dos lados al igual que nosotros los humanos, tenemos la cara feliz, siempre lista y la de tristeza aguardando por nosotros. Dos caras de la moneda, sí. Cuando la moneda gira su cara o lado es distinto ¿o no?


Busan/ Corea del sur.


En las afueras de Busan. Ryuu, se encuentra furioso mientras viaja en la parte trasera del auto, lleva a Jimin en una parte de sus piernas y cada vez que recibe una señal que el lindo rubio está por despertar le coloca nuevamente el pañuelo que contiene cloroformo para que regrese a su dulce y tormentoso sueño.

—Detén el auto —ordena airado, Ryuu.

El japonés que conduce lo ignora y eso a Ryuu lo cabrea, y demasiado.

—Debo amenazarte siempre para que obedezcas mis órdenes —Ryuu se cansa y golpea el rostro del japonés haciendo que pierda por unos milisegundos el control del vehículo. —Estaciona el puto auto —alza su voz.

—Pero pueden seguirnos y dar con nosotros —dice el japonés temeroso, mientras disminuye la velocidad, orillándose para estacionar el auto por unos momentos.

—¿Te comunicaste con Aiko? —pregunta antes de salir del vehículo, dejando caer la cabeza del rubio fuertemente sobre el asiento.

—Dijo que le llamaras —le indica el japonés que conduce.

—Es lo que he intentado hacer y no me responde —la ira de Ryuu empezaba a notarse, el japonés que lo acompaña en serio le teme.

Ryuu desesperado marca una y otra vez el número de la maldita de Aiko, no piensa desistir hasta que consiga hablar con la loca que manda a secuestrar a su propio hijo, para quien sabe qué.

—Iré al baño —el tipo sale del auto y cierra la puerta, camina hasta el baño de la gasolinera que se encuentra a unos dos metros.

—Deje un mensaje después del tono —le pide la operadora.

Está por arrojar su celular contra el asfalto, pero el movimiento dentro del auto se lo impide. Entra al vehículo de nuevo y ve a Jimin con sus ojos pequeños y confundidos observándolo.

—Déjame ir —le pide con voz suave.

—Lo siento, bonito —Ryuu se agacha para tomar el pañuelo con cloroformo para así una vez más dormir al chico.

Jimin como puede intenta decirle a su cuerpo que reaccione, que su oportunidad de escapar ha llegado. Alza su pierna derecha y estrella su rodilla contra el rostro de Ryuu, pisa la mano del japonés y lanza unos cuantos golpes en su espalda.

Cuando el rubio ve la oportunidad de salir no lo duda, abre la puerta y cuando sale del auto se cae, su cuerpo aun no responde de la manera que él quiere y piensa en su mente.

—Mierda —se queja.

Se sujeta de la puerta y se intenta poner de pie, sintiendo como algo jala hacia dentro del auto.

Ryuu ha tomado parte de la chaqueta y lo atrae de está con demasiada fuerza para volver a entrar al auto.

Jimin, suelta la puerta y decide quitarse la chaqueta de manera rápida, pero con un poco de dificultad.

—No lo hagas —le ordena Ryuu, cuando se ha retirado la chaqueta.

—Púdrete.

Jimin, logra pararse e intenta correr con sus piernas y su cuerpo débil, agregando que su vista está un tanto nublada y no logra ver bien.

El japonés abandona el auto y sabe que va lograr alcanzar al rubio, pero también sabe que si alguien los observa y alerta a la policía o al líder de la mafia de Busan están perdidos.

Decide acelerar sus piernas y detener de una vez por todas a Jimin.

Con toda su fuerza Ryuu logra lanzar a Jimin al asfalto, el rubio como puede intenta defenderse mientras su cuerpo empieza a reaccionar de la manera adecuada.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora