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—Creo que se recuperará, Jung —comenta Yoon, mientras conduce.

—También lo creo —confiesa Jeon, mientras juega con Dai, en la parte trasera de la camioneta.

—El rubio, estará molesto porque saliste sin decírselo —expone el mayor de los Jeon.

—Sí, bueno, no había reservas de comida, debía salir por lo necesario para mi hijo —responde Jungkook, llevando sus manos a las axilas de su hijo para hacerle cosquillas.

—Lo hiciste para enfurecerlo más. ¿No es así?

El pelinegro, deja de jugar con su hijo por unos segundos.

—Lo hice porque no quería discutir tan temprano —dice en su defensa el menor de los Jeon.

—Claro, como tú digas, Jung.

—Lo que tú creas me tiene sin cuidado, Yoon.

La camioneta se detiene frente al portón de la casa, Yoongi presiona el botón del intercomunicador, al instante las enormes puertas son abiertas permitiéndoles poder acceder a la casa.

—Alguien esta esperando furioso por ti —se burla Yoon, conduciendo hasta los escalones frente a la casa, los cuales, Jimin baja a toda prisa.

Yoongi, estaciona la camioneta, Jungkook toma a Dai, abre la puerta y luego sale.

—Listo, ve con tu appa —coloca sobre el asfalto al pequeño, el cual, sin dudarlo corre hasta aferrarse a las piernas de Jimin.

Park, abraza al pequeño, reparte muchos besos sobre el rostro sonriente de su hijo. Por su parte, Jungkook y Yoongi, sacan las bolsas con alimentos del baúl de la camioneta.

—Ve con tu tío, Jin —le pide el rubio a su hijo.

—Ven Dai, vamos adentro —lo recibe Jin, para luego empezar a subir los escalones, enseñándole al pequeño los números.

—¿Por qué saliste? —se dirige Jimin a su esposo.

—No es obvio —contesta, alzando dos bolsas con comprados.

—Jungkook, lo digo en serio —replica, frustrado el menor.

—Yo también, rubio —pasa de largo cargando las dos bolsas.

—Basta, estoy empezando a cansarme que me trates de esta manera —alza un poco su voz el menor, logrando obtener la atención de todos, sobre todo la de Jeon.

—Entonces —el pelinegro se gira frente a las escaleras y observa a Jimin. —¿Qué sugieres, cariño? —lo reta Jungkook, con sonrisa burlona.

—Eres un maldito —es lo único que dice el rubio, acercándose a pasos largos hasta su esposo.

—Estoy esperando tu sugerencia —habla Jeon, cuando ve que Park, pasa frente a él sin siquiera mirarlo.

—Pues síguela esperando, imbécil —replica el rubio, molesto, subiendo los escalones.

Cuando Jimin termina de subir los escalones se escucha un disparo. Jungkook se gira de forma rápida y mira como el cuerpo de su lindo rubio desciende al suelo.

—¡Jimin! —grita Jeon, dejando caer las bolsas con las compras al asfalto, para luego subir a toda prisa los escalones de dos en dos. —Jimin —repite con voz cansada.

Se deja caer de rodillas y toma el cuerpo de su esposo.

—Rubio, ¿puedes escucharme? —aparta los pequeños mechones de cabello que caen sobre la frente del menor.

—Mierda, me duele —se queja Jimin, llevando una de sus manos al lugar afectado.

—¿Quién fue? Quiero saber quién fue —pregunta, exasperado Jeon, sosteniendo a Park con sus dos manos.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora