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Cuando entro en la facultad y no veo en la clase a Chimon, sé que nuevamente estoy yo solo, como antes.

Y lo confirmo cuando siento como Ohm me empuja contra la puerta con fuerza.

—Buenos días, ratoncito —dice alto y todos voltean a verme.

Me estabilizo y subo las escaleras rápido, para sentarme atrás.

No va a dejarme en paz, está claro, supongo que me usará para no aburrirse acá, porque no veo a su hermano.

Escucho a las personas murmurando adelante y sé que se trata de mí, porque están volteando a verme.

No quiero esto, otra vez.

No quiero a la gente riéndose de lo que soy.

Todos los años en la escuela fueron una tortura, odiaba ir pero no quería preocupar a papá.

Viví siempre mintiéndole, me inventé amigos, me inventé días enteros al contarle lo que hacía, para que estuviera feliz.

Desde que soy un niño tuvo que hacerlo todo solo, y trabaja el doble para que no me falte algo.

Siempre me compraba cosas bonitas para que le agradara más a los otros niños, y me envíaba algo extra de comer para que les diera a mis amigos, porque él sabía que sería complicado.

Es un buen papá y yo no quiero que se sienta mal.

Me sobresalto, porque Ohm se sienta a mi lado, y veo sus manos agarrando mi mochila.

Suspiro porque agarra el pin de gato que tengo ahí, quitándolo.

—Devuélvemelo —le pido estirando un poco la mano y él se ríe.

—¿Te gustan los gatos? —me pregunta levantándose y yo asiento— es una lástima que tú no le gustes a nadie.

Paso los dientes por mi labio inferior, intentando respirar bien, pero no puedo.

Dejo mis cosas y salgo de ahí, para ir a sentarme en un rincón del baño.

Nadie va a venir, porque es la primera hora del día, y yo tengo experiencia escondiéndome acá para evitar a las personas.

Quiero llorar y tengo un chocolate en el bolsillo, así que voy a sobrevivir.

Creo que Ohm no va a detenerse, parece que le divierte mucho.

Seguramente se burlaría más, si supiera que me afecta de verdad.

Miro a la puerta porque se abre de la nada y veo desde atrás a Jimmy.

Él respira profundo un par de veces, y camina a las llaves.

Abre el agua de una de ellas y pone sus manos ahí, sin moverlas.

Parece concentrado en mirarlas, porque están temblando.

Oh.

Creo que entiendo.

Cuando levanta la cara y me ve sentado a un lado, por el reflejo del espejo, se asusta.

—L-Lo siento —digo bajando la mirada rápido.

No quiero que piense que estaba espiándolo.

—Eres silencioso —responde agarrando una toalla y lo veo lanzarla al tacho, dándose la vuelta.

—Ya me voy —le informo haciendo una reverencia, y camino hacia la puerta.

—¿Eres un caracol? —me pregunta parándose frente a mí y yo subo la mirada a su rostro.

¿Por qué está sonriendo?

—¿Vas a reírte? —suelto con curiosidad y él niega con la cabeza.

—Voy a contarte un secreto —dice acercándose más.

Él huele bien y no me asusta, porque no parece una persona violenta.

—Cuando estás en la cima, como yo, ya no diferencias por niveles al resto, son todos inferiores por igual, así que no tienes que preocuparte, no voy a juzgarte de forma particular.

—Ratón —suelto casi automáticamente.

—Podría ser peor, no te preocupes tanto —dice dando un paso atrás y abre la puerta, sonriéndome aún— discúlpame si querías quedarte, pero quiero estar solo.

Está botándome pero es educado, así que no me molesta, yo encontraré otro lugar donde esconderme.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora