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🦁➕️

Gruño agarrando fuerte al cabello de Chimon para que me mire a los ojos,  penetrándolo con más fuerza.

Me encanta el sexo básico.

Hablo del tipo primitivo, con alguien debajo de mí, gritando.

No estoy acostumbrado al romance, ni a ir lento, yo solo quiero desquitarme con el cuerpo de alguien, para bajar mi ansiedad.

Me halaga que le guste tanto, y disfruto de cada sonido que sale de su boca, porque es obvio que ama ser follado así.

Sonrío quitándome de él cuando llego, y Chimon se relaja en la cama, mirándome.

No es la primera vez que termino en un hotel con alguien, y no quiero que se vaya, porque a veces tengo ganas de repetir.

Es tarde pero papá no nota si llego o no a dormir, porque solo le importa Ohm.

Agarro el condon, y lo tiro al tacho basura, para acostarme también.

—No necesitas decirlo, sé que es la mejor cogida que te han dado en la vida.

Me río, porque me golpea con una almohada.

—Te juro que no te soporto.

—Y lo demuestras abriendo las piernas para mí.

Sí, ahí va otro golpe.

Va a levantarse, pero agarro su cintura, para regresarlo a la cama.

—No te vayas.

—Entonces no seas un imbécil.

Suspiro, girando hacia él, y miro sus labios.

—Soy el más cuerdo de mi familia —le informo.

—Debes tener una familia de mierda.

Mi sonrisa desaparece y volteo hacia arriba, para mirar al techo.

—¿Sabías que los leones son pacíficos cuando no están cazando?

—¿Qué?

—Pueden pasar horas sin hacer nada, en calma, durmiendo.

—¿Estás dándome una clase?

—Los leones son majestuosos, elegantes y hermosos —digo enumerando todo en mis dedos— son líderes por naturaleza, orgullosos, rencorosos y necios.

Cierro los ojos, recordando las lecciones de papá.

—Son sociables, y protectores con su manada —agrego soltando un suspiro.

Sé que Chimon esta mirándome, porque espera algo más.

—Mamá se suicidó cuando Ohm y yo eramos niños, ¿sabes por qué?

Volteo de nuevo hacia él y coloco mi mano izquierda en su pecho.

—Acá adentro vive una persona, no un animal.

—Jimmy, no...

—No era orgullosa, ni rencorosa, ella era empática, y dulce —le cuento apoyándome en la almohada— no me crió para ser un líder, ella no esperaba algo de mí, solo quería que yo sea feliz.

Limpio mis lágrimas y lo miro, intentando sonreír.

—Porque ella no lo era, nunca fue feliz, y nosotros no pudimos cambiar eso —le explico con un nudo en la garganta— la amabamos y ella nos amaba, pero no podíamos darle lo que quería.

—¿Qué era?

—Su libertad.

—Lo siento —susurra acercándose— n-no quería que...

—Lo sé —le aclaro acomodando su cabello— está bien, tú tienes razón, no tengo una familia ejemplar.

—Yo no tengo una y ya —dice mordiendo su labio inferior.

—¿Qué?

—Me perdí cuando era muy pequeño, y no pude encontrar mi casa de nuevo —responde bajando la mirada— creo que no soy la persona indicada para juzgar a las familias de los demás, y lo lamento.

—No te disculpes más —susurro agarrando su mejilla— puedo ser molesto a veces.

—¿A veces? —pregunta más relajado y sonrío.

—Si pasas tiempo con mi hermano, seré lo menos peor.

Él sonríe, negando con la cabeza.

—Paso —dice mirándome a los ojos— apenas puedo tolerarte a ti.

Suspiro bajando mi mano a su cintura y él se tensa.

—Jimmy, lo lamento —dice de nuevo y hago un puchero.

—Oye, basta ya de eso, estoy bien.

—¿Tú eres feliz?

—No —le respondo sinceramente y él parece preocupado.

—¿Por qué?

—Siempre me he sentido vacío.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora