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No entiendo a la gente capaz de quitarle los ojos de encima a Ohm.

Yo no puedo.

No hace nada, se estira sobre la mesa, y agarra el teléfono para jugar, casi todo el tiempo.

Es atractivo solo existiendo en clase.

No creo que sea un mal chico, mi nariz ya me lo hubiera dicho.

—¿Qué te pasó acá? —me pregunta Chimon mostrándome una hoja de mi cuaderno.

Presiono mis dedos en mi lapicero, porque mi corazón late rápido.

¿Lo habrá escrito Ohm?

—Es como si un auto hubiera atropellado tu letra, cincuenta veces seguidas.

Sonrío agarrando el cuaderno y miro sus trazos, emocionado.

Tiene que ser de él.

—Lo que importa es que se entiende —respondo quitándoselo y lo pego a mi cuerpo.

Ahora esto es mío.

—Vas a llamarme loco —dice Chimon de la nada, mirando al lado— pero podría jurar que ese idiota voltea a verte, todo el tiempo.

Mis mejillas enrojecen al instante y niego con la cabeza, porque no.

—Él se aburre, siempre está mirando a todos lados.

Me pongo nervioso ahora, intentando prestarle atención a la pizarra.

Yo no me caracterizo por ser ignorante de la realidad.

Hablo de que, jamás miraría a Ohm como alguien a quien puedo tener.

Pero es muy lindo.

No está mal si solo observo, como algo platónico.

—Ohm, tú vas a hacer pareja con Nanon —dice el profesor de la nada y mis ojos se abren.

¿Qué ha dicho?

Estaba tan distraído que apenas escuchaba lo que estaba diciendo.

Es desarrollo personal, entiendo que no podamos escoger con quién vamos a hacer los proyectos, porque aprender a adaptarnos y socializar es parte de esto, pero creí que podían ponerme junto a un animal menos... grande.

—Mi hermano no asistió —dice Ohm levantando la mano— podría hacer el trabajo con él, para que no se quede sin pareja.

—No puedes —le responde antes de continuar leyendo los nombres en la lista.

Chimon me codea, porque Ohm se levanta y pone su mochila junto a la mía.

—Lo haremos rápido en tu casa —dice de mala gana— ¿Puedes hoy?

—S-Sí —susurro asintiendo.

—Bien.

Está claro que está fastidiado, y lo comprendo.

—Lo siento —le digo volteando hacia él y me mira— te prometo hacerlo bien para que no tengas que pasar otros días trabajando conmigo.

—Eso espero —dice agarrando mi mejilla.

Me quedo paralizado mirándolo, porque mueve suavemente su pulgar en mi piel.

—Te manchaste con el lapicero —agrega mostrándome su dedo con tinta— eres tan inútil.

Se va de vuelta a su asiento y cuando volteo, Chimon está mirándome raro.

—¿Qué pasó? —le pregunto confundido.

—¿Por qué estás sonriendo?

Carraspeo, poniéndome serio.

—No lo hago.

Él entrecierra los ojos, y sé que está analizándome.

—¿No te das cuenta de que está tratándote mal?

—No lo hace, él es así —respondo tranquilo.

—Pero no lo conoces, Nanon.

Abro la boca y la cierro de nuevo, porque tiene razón.

—Presta atención, Chimon —le digo mirando la pizarra de nuevo.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora