Animales || Ohmnanon

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Nanon voltea a verme, cuando entro a clases, y sé cuál es la razón.

Tengo mucho en la cabeza, y no quiero seguir cerca de él, porque no puede pasar.

Ya le he dado muchas vueltas.

Podemos ser amigos, eso es todo, sin embargo frecuentarlo en este momento no suena a la mejor idea.

Me siento colocando mi mochila en la mesa, sin acercarme a saludar.

Es solo un ratón, yo no debería sentirme así ahora.

—¿Estás bien? —me pregunta acercándose él.

Su voz es suave.

Pensé que iba a molestarse, porque no le respondí.

—¿Algo pasó? —susurra después de asegurarse de que nadie más esté cerca.

Paseo mi mirada por su rostro, con ese cosquilleo extraño en el cuerpo que me ataca, cuando está así de cerca.

Solo está preocupado por mí.

—Estoy bien —respondo bajando la guardía y él se sienta a mi lado, haciendo una mueca con sus labios.

—Siempre pienso lo peor —dice frotando sus ojitos.

Sonrío bajando la mirada, porque lo entiendo.

No es lo peor para él ser ignorado, lo peor es que algo malo pueda pasarme a mí.

Eso es lindo.

Nanon lo es, pero esto solamente va a ser platónico.

Se me va a pasar, estoy confundiéndome.

Podemos tener una buena amistad, no voy a arruinarlo.

Miro la pantalla de su teléfono, porque lo coloca en mi mesa, y leo rápido la notificación que tiene ahí.

No ha guardado ese número.

—¿Quién es? —le pregunto desbloqueando la pantalla.

—E-Es el compañero de grupo de Chimon —dice nervioso y yo abro los mensajes.

Mis músculos se tensan cuando entiendo de qué le está hablando.

—¿Vas a salir? —suelto casi  desinteresadamente, regresando el celular a la mesa.

—No —responde rápido.

Ladea la cabeza y juega con sus labios, desviando la mirada.

—Sí —se corrige— no lo sé, en realidad.

—¿Qué no sabes?

—Es raro que quiera tomar un café conmigo, ¿no?

Yo muevo la cabeza negativamente, intentando desviar mi atención a algo más.

No es raro que las personas disfruten de su compañía.

—Fue extraño, solo hablamos un poco,  no es una salida, solo es un café.

Sí, me da completamente igual.

—Diviértete —digo abriendo mi libro, y busco algo para leer.

El profesor entra en la clase, y Nanon se levanta rápido, para regresar a su lugar.

Lo veo alejarse, con una ahogada molestia en el pecho que me quiero quitar.

Es un café.

Él puede tomar cafés con todos los hombres que quiera.