1

1K 166 167
                                    


🐭

Es más sencillo ser un ratón cuando evitas decírselo a las personas.

Si pudiera ocultarlo, probablemente no estaría al borde de sufrir un ataque de ansiedad en este momento.

Suspiro presionando más mis brazos cruzados a mi cuerpo, mientras camino por el pasillo a mi primera clase.

Quizás puede ser diferente, quizás no tiene que ser como en el colegio.

Desarrollo personal es una clase general, incluso si algo sale mal, no es seguro que vaya a cruzarme con estas personas en los semestres que siguen.

Podrían ser de otras facultades.

De todos modos solo quiero pasar desapercibido, no haré amigos.

Nunca he sido bueno para socializar, y no creo que sea una sorpresa.

En un mundo gobernado por depredadores, ser un ratón es... complicado.

—Buenos días —dice la encargada cuando entro al salón y me sonríe, golpeando su lapicero en la lista.

—Buenos días.

—¿Me dices tu nombre?

—Nanon Korapat.

Ella revisa en el papel y me mira, cuando me encuentra.

—¿Cuál es tu animal?

—¿Disculpe?

—Tengo que anotarlo acá —me explica señalando los espacios vacios en la fila.

—Ratón —susurro evitando mirar a mi alrededor.

No creo que alguien más pueda escucharlo.

—Cualquier clase de violencia está prohibida en esta universidad —dice alcanzándome mi nueva identificación de estudiante— no tienes que preocuparte.

—Gracias —respondo haciendo una reverencia.

Bajo la mirada, para caminar al fondo, pero no encuentro un asiento libre alejado del resto, así que subo las escaleras, y me acomodo en la última fila.

Si coloco mi mochila frente a mí, soy casi invisible.

Me pongo nervioso cuando todos a mi alrededor empiezan a murmurar y llevo mi mirada a la puerta, para ver qué está llamando su atención.

Son dos chicos.

No necesito ser listo para notar que son depredadores.

—No son para tanto —dice el chico sentado a mi lado y yo volteo a verlo sin tener idea de qué responder.

Nunca había pasado antes, él está hablándome muy relajado.

—Tu respiración es irregular, déjame adivinar —agrega analizándome— ¿eres alguna clase de roedor?

—Sí —respondo bajito.

—Yo soy Chimon, soy un perro.

Oh, un perro.

Los perros suelen ser amables, dependen de su raza, pero son agradables generalmente.

Le sonrío, porque me sonríe también.

Regreso mi mirada abajo, y ellos dos siguen siendo el centro de atención.

Es como si todos supieran quiénes son, menos yo.

Deben estar en la cima de la cadena alimenticia.

El primero en voltear se sienta en la tercera fila, luego de subir las gradas, y el más alto gira después.

Él le da una barrida rápida al lugar con sus ojos, y se detiene en mí.

Son solo un par de segundos antes de sentarse, y me ha puesto nervioso.

Mis mejillas están ardiendo.

Ambos son increíblemente atractivos, lo he notado desde que entraron.

—Son leones, los de la manada líder —me dice Chimon y ahora tiene sentido— el imbécil de verde es Jimmy, es el mayor de los dos, así que supongo que reemplazará a su padre en un futuro.

—¿Y el otro?

—Ese es peor —responde acercándose— Jimmy al menos intenta no ser tan hijo de puta, seguramente porque va a gobernarnos después, pero a Ohm le importa un carajo disimular.

—No te agradan —digo como si no fuera obvio.

—Solo es lo que he escuchado, nunca los había visto en persona, antes de hoy.

—Oh.

—¿Por qué todo el mundo está tan loco por ellos? —pregunta negando con la cabeza— ahora que los conozco, son muy meh.

—No crees que son...

—¿Guapos? —pregunta haciendo una mueca de asco— meh, incluso si lo fueran, son horribles por dentro.

Alguien que luce como Ohm no puede ser tan malo, la gente debe estar equivocada.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora