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Cuando abro la puerta de mi habitación, Ohm entra y se sienta en la cama, observándolo todo.

Nunca nadie había estado acá antes.

—Te gustan los colores —dice apoyándose en sus manos.

Muevo la cabeza afirmativamente, después de cerrar la puerta.

Me siento algo tímido acá, porque es él.

—Los colores son felices —respondo bajando la mirada.

—Me llama la atención porque tú eres muy gris.

—¿Qué?

—Eres como una bolita gris en este cuarto lleno de colores.

—Tiene sentido —le digo apoyándome en la pared.

—Es lógico, eres un ratón, debes odiarte mucho —dice colocando sus zapatos a un lado.

—Sí —susurro haciendo un puchero.

Coloco en la mesa la bandeja de quesos que mi papá me ha mandado para que comamos, si nos da hambre.

Cuando volteo, Ohm ya se ha acostado en mi cama.

Agarro mis libros para empezar, y me siento en mi escritorio, abriendo uno.

—Oye —me dice estirando la mano— tómalo.

Lo veo a los ojos, porque es mi gato.

—Es horrible, ya no lo quiero —agrega sonriendo.

Lo tomo rápido y sonrío feliz, porque me lo está devolviendo.

—Yo sí —susurro colocándolo sobre mi mochila.

Cuando levanto la cara, está mirándome así que juego con mis manos, porque siento mis mejillas ardiendo.

Es extraño, yo jamás he tenido la atención de alguien, y no estoy acostumbrado.

—¿Le mientes mucho? —me pregunta directamente.

Oh, sí hablaron sobre mí.

No me sorprende, soy el tema favorito de mi padre.

—Sí.

Se me paraliza la respiración, porque se levanta, y se sienta en la orilla de la cama.

Veo su mano sobre mi rodilla, y estoy incluso mareado.

La está presionando.

—¿Estás bien?

Siempre estoy golpeando mis pies contra el piso, por la ansiedad.

—Sí.

—¿Siempre eres monosilábico? —me pregunta ladeando la cabeza y asiento.

—Sí.

Él sonríe.

—Jimmy dice que son amigos.

—Con Jimmy si puedo hablar, es muy cómodo —respondo relajándome y él me analiza con la mirada.

—Lo sé.

—Es amable, y gracioso —digo apoyándome en la silla.

—Es un buen chico, lo sé, es mi hermano.

—No es como tú —suelto sin pensarlo y me arrepiento al instante.

Cierro los ojos, porque espero que se enoje, pero no ocurre.

—No lo es, es mejor.

—¿Es lo que piensas?

—Yo lo admiro —responde estirándose— contrario a lo que papá piensa, creo que Jimmy es perfecto para la sucesión.

—¿Por qué no se lo dices?

—¿A papá? —tira negando con la cabeza— jamás he contradecido a papá.

—¿Le tienes miedo?

—No —dice luego de suspirar— le temo a no ser lo que espera, su aprobación es lo único que tengo.

—No es lo único.

La mano que tiene en mi rodilla sube un poco a mi pierna, y la quita, acostándose otra vez.

Mira el techo acomodándome mi almohada y cierra los ojos.

—Jimmy tiene razón, tú si sabes hablar.

—A-Algo.

—Creí que solo te encogías y te disculpabas —menciona burlándose de mí.

—Yo creí que tu narcisismo te hacía incapaz de empatizar.

Me mira al escucharme, porque creo que se ha sorprendido.

—Aprendiste algo nuevo hoy sobre mí, bien por ti, no todo el mundo puede presumir el haber tenido una conversación conmigo.

—Gracias por el honor —respondo sonriéndole de vuelta.

Y él está otra vez, analizándome.

Es casi invasiva, la profundidad de su mirada.

—No te castigues tanto solo por ser un ratón —dice de la nada, confundiéndome.

—¿Qué?

—El asco que las personas sienten es infundado, los ratones tienen una bonita nariz que se mueve mucho —responde cerrando los ojos otra vez— son tiernos cuando escapan con esas pequeñas patitas.

—¿Lo crees?

—Sí, y tienen una bonita sonrisa también.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora