Animales || Ohmnanon

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🦁➕️

Miro mi teléfono al abrir los ojos, porque suena la alarma y entro en los mensajes para escribir un "buenos días".

Es que me hace falta.

Cuando duermo lejos de Chimon, no puedo descansar, pero Ohm merecía su noche afuera, así que me he quedado en casa.

Mi hermano merece tener una vida diferente a esta.

Me levanto y camino al baño, para alistarme rápido.

Papá es puntual, es una de sus virtudes.

Aún tengo sueño, pero logro ponerme algo de ropa a tiempo y bajo las escaleras, para ir al jardín.

Él ya está ahí, estirando, y su expresión cambia al verme.

—¿Y tu hermano? —me pregunta serio.

—Durmió fuera, tiene un proyecto pendiente, ya casi entramos en finales.

—Tiene que pedirme directamente el permiso para faltar al entrenamiento, la próxima vez.

—Voy a decirle.

—Casi rompe su récord —menciona señalando el río que pasa junto a nuestra casa.

—¿Velocidad?

—Agilidad —responde mirándome—  ¿Tú al menos puedes cruzar sin mojarte las patas?

—Creo que puedo —respondo a la defensiva.

—Cruza y regresa, diez y diez, sin parar.

—Bien —digo parándome a su lado.

—Estira bien primero, tú no te entrenas como tu hermano.

—Me entreno solo, papá.

—¿Para qué? —me pregunta riéndose— Ohm siempre te ha ganado.

Parece que está de buen humor hoy.

Lee en silencio el papel que tiene en la mano y su lapicero señala un cuadro.

—Tu hermano hace 28 segundos, intenta hacer al menos 30.

No respondo, solo me transformo.

Creo que papá olvida a veces que ahora es un viejo león.

Ya no es más fuerte que yo.

Ya no soy el cachorro que le permitía pisotearme.

Me estiro un poco y calculo el impulso que voy a necesitar, midiendo el río mentalmente.

Llevo física, y yo si soy un buen estudiante.

Corro rápido desde mi lugar y salto de lado a lado, evitando sobrepensar.

Solo cuento las veces que tengo que cruzar.

Cuando termino, veo que para el cronómetro, y me acerco volviendo a mi forma humana.

—26 —digo señalando la pantalla y él suspira.

Gané.

—Imagina los tiempos que harías, si no tuvieras tantas ganas de arruinarte la vida.

Voy a irme, porque siempre evito responderle, pero no quiero.

—La arruinaste tú —le recuerdo levantando los hombros— me quitaste algo que tenías que darme a mí, para castigarme.

Cierro los ojos, porque me golpea en la cara.

—No me hables así, Jimmy.

Levanto de nuevo la cabeza, y aguanto el nudo que tengo en la garganta.

—Me odias, porque yo nunca te permití controlarme.

—Si hubieras sido más inteligente, estarías listo ahora para asumir la sucesión.

—¿Es inteligente agachar la cabeza y dejarte usarme como si fuera una marioneta?

—¡Yo soy tu padre!

—Y yo nací para ser un rey —le recuerdo— por eso, no voy a dejarte pasar por encima de mí.

Voy a irme, pero él si responde.

—Puedo ser flexible si lo eres también, Jimmy, he gobernado un largo tiempo acá, siempre quise formarte para...

—No quiero parecerme a ti, papá —le digo alejándome.