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No me siento bien, y la habitación de Nanon parece el mejor lugar para acostarme a descansar.

En casa, tengo que entrenar.

Está papá hablándome, todo el tiempo, y no tengo tanto silencio.

Él es callado, habla solamente cuando yo quiero que ocurra y me agrada por eso.

Suspiro, mirándolo comer el queso que ha traído su papá.

Siempre se ve tan tierno.

—Oye —le digo lanzándole una bolita de papel y voltea.

—¿Sí?

Ha estado más monosilábico hoy.

Es como si hubieramos retrocedido al principio.

—¿Me das?

Él asiente acercando el queso, y regresa su concentración a lo que está leyendo.

Usa el resaltador para marcar lo importante, y coloca unas notitas en las que va escribiendo.

Es ordenado.

—Tengo un día de mierda —le cuento mirando al techo.

—¿Te quieres ir?

—No, por favor, odio mi casa.

—Oh.

—¿Quieres que te cuente algo? —le pregunto apoyándome a un lado de la almohada.

—Está bien —responde bajito.

Paso las manos por mi cabeza, y resoplo, porque no se lo he dicho antes a alguien.

—A veces estoy enojado con Jimmy.

—¿Con Jimmy? —me pregunta confundido.

—Nunca ha dejado algo atrás por papá —digo frustrado— nunca le obedece, es él mismo, y sé que le afecta no ser quien papá quisiera que sea, pero no tiene que serlo, ¿lo entiendes?

—No —responde alejándose de la mesa, y se sienta en la cama.

—Yo tengo que serlo por él —intento explicarle— desde que era un niño, lo vi rebelarse, y eso me volvió el blanco de papá, tuve que entrenar el doble para que él se fuera a jugar, tuve que asumir responsabilidades que él no quiso tomar, tuve que aceptar un futuro que no quiero para que él pueda ser libre de formar el suyo y tuve... que dejar ir al chico que amaba, para que él pueda acostarse con cada persona que se le cruza.

Nanon me mira en silencio y yo me siento, abrazando una almohada.

—Yo tengo que seguir las reglas, para que él no lo haga, y sé que no es su culpa, pero... lo envidio a veces, supongo.

—Lo entiendo, tú no le temes a tu papá, le temes a lo que podría pasar si tomaras el mismo camino que Jimmy.

—Me aterraba de pequeño, porque no sabía como reaccionaría si le decía que quería jugar también, y no sé aún qué me diría si le digo que no quiero la sucesión.

—No puedes hacerlo —susurra preocupado.

—No, y es un día de mierda, porque estoy pensando en Win.

—¿Win?

—Nosotros éramos amigos cuándo éramos pequeños y me gustaba —le cuento soltando un suspiro— no podía relacionarme con él, pero no quería soltarlo, porque era mutuo.

—¿Por tu papá?

—Si yo no me emparejo con un león, puedo matar nuestro linaje —digo agarrando otro queso— Jimmy tiene una vida sexual muy activa pero no quiere formalizar algo, supongo que en algún momento tendrá descendencia, pero podría ser de un colibrí o un elefante, porque no se limita en ese aspecto, así que tengo esa responsabilidad también.

—¿Entonces lo soltaste por eso?

—Pasé años prometiéndole que estaríamos juntos, lo veía a veces a solas, y fui muy inestable —respondo recordándolo— hice cosas de las que me arrepiento, era cruel con él delante de los demás, y tuvo que aguantar... mucho.

Respiro profundo, porque hay más.

—¿Sabes? —suelto sincerándome— me justifico diciéndole que era muy pequeño en ese tiempo para enfrentar a papá, pero si él me diera una oportunidad ahora, tampoco lo haría.

—¿Qué?

—Nunca estuve dispuesto a sacrificar algo por él.

—Pero dices que lo querías.

—Es el amor que conozco yo, y está limitado, porque siempre pongo mi bienestar primero, y prefiero mi paz, por eso, no iba a enfrentarme con papá por Win.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora