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Me sirvo otra copa de vino y la mano de Ohm agarra la mía, deteniéndome.

—¿Qué? —le pregunto mirándolo.

—Nanon, ya no.

—¿Por qué?

—¿Cuántos dedos tengo en la mano? —me pregunta levantando dos.

—Dos.

—Tengo cinco, nunca especifiqué en qué posición tenían que estar.

Eso es trampa.

—Vámonos ya, tomaste mucho —dice colocando la propina ahí y yo hago un puchero.

No quiero.

El alcohol me agrada, ya no estoy sobrepensando tanto.

Es que estaba teniendo un buen día, y apareció Win.

Y yo lo entiendo.

Lo veo y entiendo por qué Ohm no puede superarlo, pero me duele.

Me sentía lindo hasta que llegó.

Me dolió porque su rostro cambió al verlo.

Yo soy del tipo "lindo" que va a ser su amigo, y él es del tipo lindo que quiere para formar una familia.

Debería estar bien con eso.

Debería hacerme feliz tener un amigo, pero no puedo.

No él.

Miro su mano estirada hacia mí, y suspiro negando con la cabeza.

—Puedo solo —digo parándome y todo me da vueltas.

—Claro —responde riéndose y pone sus manos en mi cintura, para que no me caiga.

Quito sus manos, entrecerrando los ojos.

—Estoy bien, Ohm —insisto caminando hacia la puerta.

Apoyo mi mano derecha en la pared, después de sostenerme en todas las sillas que crucé en mi camino.

Si puedo, si puedo.

—¿Estás riéndote? —le pregunto girando y él se acerca rápido para sostenerme, porque me voy a caer, otra vez.

—No —dice acomodando mi cabello— tú puedes solo, ya me di cuenta.

Está burlándose, estoy seguro.

—Estoy bien —repito haciendo un puchero.

Sus manos agarran mi rostro, y se queda un momento mirándome a los ojos.

No dice nada, solo se queda ahí.

—¿Qué? —le pregunto confundido.

Él sacude la cabeza y se aleja, agarrando mi mano.

Entrelaza sus dedos con los míos, y camina, jalándome.

—Nada, vamos ya.

—Pero no quiero caminar, Ohm.

—¿Quieres montarme? —me pregunta volteando.

Mi cerebro deja de funcionar, un momento.

¿Qué?

—¿Montarte?

—¿Montaste un león alguna vez?

Ah, ya entendí.

—No —respondo apoyando mi cabeza en su espalda, porque me pesa— ¿No conoces los taxis?

—Vives a la vuelta y soy más cómodo —dice girando— ¿Tienes sueño?

Sonrío, porque me deja apoyarme en su pecho.

—Un poco.

La verdad es que es grande, debe ser genial estar sobre él.

—Hazte chiquito, te puedo llevar.

—No, soy feo.

—Nanon —suelta regañándome y asiento inflando mis mejillas.

Ohm agarra mi rostro de nuevo acercándose y tiene la respiración agitada.

—Solo esta vez —le aviso transformándome.

Me levanta con una mano, cuando estoy pequeño, y camina en dirección a mi casa.

Me relajo ahí, acostándome.

—Eres bonito —susurra pasando su dedo por mi cabecita— el más bonito.

Porque Win no está cerca, claro.

—¿Te divertiste? —me pregunta jugando con mis orejitas.

Que molesto es.

Muevo mi cabeza afirmativamente.

No soy un peluche, pero me trata como si lo fuera.

—Que bonito eres —repite agudizando la voz.

Golpeo su mano con mi cabeza, para que se calme.

Nunca nadie me había dicho bonito.

Las personas solo gritan cuando me ven.

Tampoco me habían dicho que me veo bien en mi forma humana, antes de hoy.

Ohm es el primero, en ambas situaciones.

Ojalá hubiera evitado verlo como algo más que un amigo.

Es doloroso estar enamorado de él.

—Ya está —dice acercándome a su altura— ya llegamos.

Vuelvo a mi forma humana mirándolo y asiento, acercándome a mi jardín.

—Gracias —digo algo apenado— por traerme y por... por hoy.

—Me divertí también —responde sonriéndome.

—Ya me voy —suelto girando y voy a volverme a caer, pero agarra mi cintura, otra vez.

—Creo que voy a acercarte hasta la puerta, Non.

Me apoyo ahí para buscar las llaves, y estoy nervioso por lo cerca que está su cuerpo.

—¿Seguro que no quieres que te lleve a la cama? —me pregunta mirando mis labios y yo niego con la cabeza.

—Puedo subir solo, Ohm.

—¿Con cuidado?

—No necesito tener cuidado, estoy bien.

Intento meter la llave a la cerradura, pero no puedo y él agarra mi mano, para guiarla.

—Estás muy bien —dice con sarcasmo y me río.

La sonrisa que tiene en el rostro desaparece, porque se queda mirándome.

Ha estado raro hoy, todo el día.

—Buenas noches —le digo acercándome y beso su mejilla— avísame cuando llegues a tu casa.

—Nanon.

—¿Sí?

Él abre la boca, pero la cierra sin decir algo, y finalmente solo asiente.

—Buenas noches —responde alejándose.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora