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Cuando despierto noto que estoy abrazando el cuerpo de Nanon y él está dormido aún.

Sonrío oliéndolo y me pego más, besando su hombro.

Nos dormimos tarde.

—Buenos días —susurro cerca de su cuello y él se remueve en su lugar sin abrir los ojos.

—Ohm, cosquillas.

Es tan tierno.

Bajo mi mano a su cintura, y acaricio su piel, besándolo detrás de la oreja.

Le he quitado la camiseta anoche, mientras jugábamos.

Nunca me había divertido tanto antes de Nanon.

—Es tarde, no seas flojo.

—Si soy —responde girando, y puedo ver mejor su carita.

—¿Deberíamos levantarnos ya? —le pregunto subiendo mis dedos por su espalda desnuda.

Él se estremece, lo siento en mi tacto, así que me detengo.

—Creo que no —dice mirando mis labios.

Entiendo el mensaje y le doy un beso, atrayéndolo más a mi cuerpo.

Mis manos bajan por su piel, acariciándolo hasta llegar a su cintura.

No sé si me está dando permiso, pero mi duda desaparece, cuando busca mi lengua con la suya, desesperado por más.

Estoy nervioso, pero me atrevo a poner mis manos en su trasero.

Lo presiono frotando mi entrepierna con la suya.

No sé cómo soporté darle solo besos, toda la noche.

—Te quiero coger —susurro alejándome un poco, y él me mira asintiendo.

—¿Eso que es?

—S-Sí, si quiero.

Beso su nariz, dándole unos segundos para respirar, porque está agitado.

—Me muero de amor por ti —le digo pasando mis dedos por el borde de su pantalón— y no sé en qué momento pasó.

—¿En serio? —pregunta con sus ojitos brillando y yo asiento.

Muerdo su labio inferior, y él gime, despertándome una erección.

Estoy tan impaciente, que no sé donde acomodar mis manos.

Bajo mis labios por su pecho y beso su ombligo, quitándole por fin, lo único que aún tenía puesto.

Acaricio sus pezones, chupando el hueso de su cadera, y se remueve, intentando contener los ruidos de placer que están escapando de su boca.

Mis manos bajan a sus piernas y las separo, besando la parte interior de sus muslos.

Me levanto mirando su cuerpo perfecto, para dejar libre mi pene, y él jadea, pasando la lengua por sus labios.

Le sonrío, acercándome de nuevo y pongo dos de mis dedos en su boca.

Veo casi sin aliento como los chupa y los llevo a su entrada, metiéndolos con cuidado.

Maldición, estoy ansioso.

Cuando empieza a moverse contra ellos, mientras me besa, los retiro, para reemplazarlos por mí.

Sus dedos se aferran a mi espalda, y miro la expresión en su rostro, mientras entro en él.

Cierro los ojos apoyando mi frente con la suya, cuando llego al fondo.

Lo beso desesperado moviéndome y sus gemidos salen contra mi boca.

Cuando pongo mis manos en la cama y veo lo hermoso que se ve ahí, creo que he tomado una decisión.

—Te escojo a ti —susurro limpiando el sudor de su frente— no hay algo en la vida que necesite más que estar contigo.

Sus manos dejan de presionar mi espalda, y quiero asegurarme de que esté entendiendo bien a lo que me refiero.

—No quiero gobernar, quiero que seas tú, el que me gobierne a mí —digo sonriéndole— no estoy hecho para ser un rey, creo que estoy hecho para amarte a ti.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora