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Estoy en la cama leyendo mi libro, y Ohm se acuesta sobre mis piernas mirándome.

Creo que ya se ha cansado de curiosear por mi habitación.

—¿Si nunca habías tenido amigos, significa que nunca tuviste un novio?

Aclaro mi garganta nervioso, y sé que ya me he sonrojado de nuevo.

Muevo mi cabeza negativamente, y finjo seguir leyendo, pero no puedo.

—¿Y nunca te ha gustado alguien?

Aclaro mi garganta de nuevo, y él me quita el libro, para tirarlo a un lado.

—N-No —respondo desviando la mirada.

—¿Y alguien te ha declarado su amor  alguna vez?

—¿A mí?

—Sí.

—¿Me has visto? —pregunto sonriéndole apenado.

—Te veo —dice serio.

—Entonces sabes que es obvio que no.

Él se acomoda, y creo que va a decir algo, pero se arrepiente.

Solo suspira, cerrando los ojos.

—Tú debes estar acostumbrado —menciono acomodándome en la almohada— le gustas a todo el mundo.

—Lo sé —dice riendo— ¿Quieres que te cuente un secreto?

—Sí.

—Nunca me ha importado gustarle a alguien que no sea Win.

Ahí está de nuevo, la presión en mi corazón.

—He pasado toda mi vida enamorado de él, nunca voltee a ver a otra persona.

No importa, incluso si no fuera así, nunca voltearía a verme de esa manera.

Ahora tengo lo único a lo que puedo aspirar.

Su amistad.

—Win es lindo.

—Lo sé, es precioso —dice sonriendo— es el chico más guapo a dónde sea que va.

—Seguramente él si recibe muchas declaraciones de amor —menciono jugando con mis dedos y siento las lágrimas en mis ojos, núblandome la vista— a mí me hubiera gustado ser así.

—¿Qué?

—Siempre he odiado ser yo —le cuento limpiando mis lágrimas— cuando era pequeño, me miraba al espejo, preguntándome porqué me había tocado a mí, y lloraba hasta dormirme, pensando en morir.

—Nanon...

—Nunca lo intenté hacer por papá, y llegué a odiarlo a veces, porque tenía que obligarme a vivir por él —digo por primera vez en voz alta— odiaba ir a la escuela, y tenía que aguantarlo, solo para que papá no estuviera triste y lo sentía injusto para mí.

No me doy cuenta de lo mucho que estoy llorando hasta que siento las manos de Ohm en mi rostro.

Él se ve genuinamente preocupado.

—Lamento que hayas tenido que sentirte así —dice acariciándome con sus pulgares.

—Aún me pasa —le cuento llorando más fuerte y cierro los ojos, porque me abraza.

No dice nada, solo pasa los dedos suavemente por mi cabello, y eso me relaja.

—Te había dicho que los ratones son lindos, porque eres el único que conozco.

Lo miro a los ojos, y tengo su nariz chocando con la mía.

—Tú no necesitas ser como alguien más, Nanon —dice bajando una mano por mi cuello— y lo siento, pero yo si estoy feliz porque existes.

—¿Lo estás?

—Sí, porque eres un buen amigo.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora