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Suspiro mirando mi teléfono, porque le he escrito en la noche a Ohm, pero no tengo una respuesta aún y ya es otro día.

Él siempre responde, solo me preocupa que algo esté mal en casa.

Su papá siempre es un tema para nosotros, sé lo complicado que puede ser.

No quiero sobrepensarlo, así que intento concentrarme en la monografía que debo presentar.

Chimon aún no llega, y tengo hambre, porque papá no llegó a tiempo del trabajo y no pude desayunar.

—Hola —escucho a mi lado y volteo asustado.

Es ese chico, el tigre.

—Oh, hola.

—¿Quieres adivinar que se me perdió? —me pregunta levantando mi computadora y finge buscar algo en mi mesa.

—¿Qué se te perdió?

—Un perro con patas cortas de este tamaño —dice mostrándome con sus manos— que tiene problemas de ira.

Sonrío, porque ya entiendo.

—Aún no ha llegado.

—Me urge encontrarlo, es por el trabajo grupal, él tiene un carácter fuerte, y no quiere poner mi nombre ahí, no importa cuánto le ruegue.

—No creo que lo haga —respondo sinceramente.

Él se acomoda en la silla y bajo la cabeza, porque siento la intensidad con la que está mirándome ahora.

—¿Lo conoces bien?

—S-Somos amigos —digo ya nervioso.

La verdad es que él me resulta intimidante.

—¿Cuál era tu nombre? —me pregunta apoyándose en la mesa.

—N-Nanon.

—¿Qué eres?

Juego con mis labios, porque no quiero decirle.

Es un depredador.

Los depredadores suelen ser crueles.

—Pido una pista —dice sonriéndome— eres ¿pequeño?

—Sí —susurro jugando con mis dedos.

—¿Y bonito?

—¿Qué?

—Seguramente sí —dice estirando su mano a mi rostro— es justo como describiría tu forma humana, pequeño y bonito.

Acomoda mi cabello y yo me tenso, moviendo la cabeza negativamente.

—¿Crees que los ratones son bonitos?

Él suspira.

—Si son como tú, claro que sí.

Agarra mi teléfono y pone la pantalla frente a mí, encendiéndola.

—Pon tu clave —me ordena con seguridad y yo la marco rápido.

Lo veo teclear, antes de darle a marcar.

Me sorprende notar que saca el celular que lleva en el bolsillo, porque está sonando.

—Ahora tienes mi número, guárdalo, porque voy a escribirte —dice levantándose— puedes poner un corazón junto a "Dew".

Sí, yo recordaba el nombre.

—¿Por qué vas a escribirme? —le pregunto con curiosidad.

—Para que me confirmes la hora.

—¿La hora?

—Sí, salgamos hoy —responde tranquilamente y lo miro confundido.

—¿Qué?

—¿Te gusta el café?

Muevo la cabeza afirmativamente, porque sí.

—Entonces es una cita, en la cafetería frente a la biblioteca, después de clases.

Lo veo irse, sin entender bien lo que acaba de pasar.

Él me... ¿invitó a salir?

—¿Qué quería? —me pregunta Chimon sentándose a mi lado y yo tengo las palabras trabadas.

—E-Eh, él te estaba buscando.

La pantalla de mi celular se prende y ambos vemos ahí el mensaje que ha enviado.

Es el sticker de un tigre mirando su reloj.

—Mencionó una cita —susurro mirando a mi alrededor.

—¿Tienes una cita con Dew? —pregunta en voz alta.

—Chimon, sh.

No estoy tomándomelo en serio, porque no tiene sentido.

Un tigre no va a voltear a mirar de verdad a un ratón que no es especial.

Animales || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora