Animales || Ohmnanon

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No existe un día que me guste menos que mi cumpleaños.

Es algo básico, no tiene mucha ciencia.

No quiero celebrar que la genética haya mezclado a mis dos padres felinos, para que salga yo.

El problema con el cruce de especies es que se vuelve una ruleta rusa.

Sí, podría ser un gato como papá, o un puma como mi otro papá, pero soy un ratón.

En alguna parte de mi ascendencia debe estar el error.

Abro la puerta de mi casa y entrecierro los ojos, porque papá está parado ahí, en la cocina.

Sabe que lo estoy observando, por si hace algún movimiento sospechoso para abrazarme.

Le he prohibido hacer de este día una celebración, como cada año.

—Ya volviste —dice colocando sus llaves en su bolso.

—Sí, ¿vas a salir tan temprano?

Él tiene turno de noche en el trabajo hoy, pero es apenas las 3.

—Hijo, yo también tengo una vida —me dice besando mi frente— hay de comer en el microondas.

Asiento, mientras se despide con la mano y cierra la puerta, dejándome ahí.

Bueno, yo amo la paz de estar solo en mi cumpleaños.

Desde que era un niño, hemos tenido problemas por esto.

Nunca quise una fiesta, porque no tenía amigos, y odiaba tener que sentarme frente a un pastel, yo solo.

Con el tiempo, finalmente accedió a respetar mis decisión de evitar este día.

Subo las escaleras y tiro mi mochila, pero mis músculos se ponen tensos cuándo veo a mi alrededor.

¿Papá?

Hay globos por todos lados, no creo que pueda caminar por acá sin reventar uno.

Mi mirada cae a la mesa.

Me acerco porque hay un pastel, junto a los regalos y doy la vuelta para buscar mi teléfono.

Si papá me ha comprado...

Suelto un jadeo de sorpresa, porque me choco con Ohm.

—Feliz cumpleaños —dice mirándome a los ojos y yo tengo la boca entreabierta.

Es que... es... es un montón.

—¿Q-Qué haces acá?

—Juro que solo había planeado traerte algo pequeño —dice acomodando mi cabello— pero tu papá es muy bueno para comunicarse y quise hacer una especie de "fiesta sorpresa" para ti.

Suspiro, porque baja la manos hacia mi cuello.

—Las personas invitadas se resumen a yo, y no necesitas más.

—¿No? —pregunto ya sonriéndole.

—Mírame —dice acercándose más— nada es mejor que yo.

Cierro los ojos, porque me abraza y respiro profundo para disfrutar el perfume que lleva puesto.

Él siempre huele tan bien.

—No voy a dejar que estés solo hoy —menciona acariciando mi cabeza— quiero que hagas recuerdos más bonitos, así que ve.

Señala la mesa y asiento arrastrando mis pies, porque si quiero ver que me ha comprado.

—Nanon —dice cuando agarro el primero.

—¿Sí?

—¿Quieres salir conmigo hoy?

Sé que me he sonrojado, pero él ya sabe que me ocurre todo el tiempo, así que no importa.

—Sí.

Estoy más nervioso ahora, y abro la caja más pequeña, con dificultad.

La dificultad llamada, me tiemblan los dedos, porque Ohm está mirándome.

—¿Si te gusta? —me pregunta cuando lo veo y mi corazón está latiendo rápido.

—Sí —digo rápido sacándolo.

Es un pin de león.

—Puedes usar ese también —dice sentándose en la cama— para que me lleves contigo siempre.

Bueno, mi papá si le anda contando mis intimidades, pero no me molesta ahora.

Estoy feliz.