¿Quién diría que en un viaje de vacaciones a Mónaco me terminaría enamorando de un piloto de fórmula uno?
Me llamo Valentina Márquez, 23 años, Española, Portuguesa y Venezolana, soy directora creativa de distintas empresas en Europa. Mi vida desde q...
Llegando al apartamento un Charles ciego de lujuria batió la puerta con fuerza y contra él aprisionó a Valentina bajando el cierre de su vestido dejándola solo en tacones, joyería y una panty finita, de esas que a él lo vuelven loco.
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Pegó su espalda contra la pared y tomándola del cuello se hundió en sus labios con pasión y lujuria, su mano libre recorrió su cuerpo de arriba hacia abajo, su lengua no tuvo contrincante pues ella se rindió ante él por completo, haciendo que este pudiera recorrer su boca y sus labios con total libertad, la mano que recorría su cuerpo se fue hacia sus pechos, manoseándolos y suavemente jalo sus pezones-Mmm-jadeó dejando ahogándolo dentro del monegasco, los palmeó y ella jadeó de nuevo-Ah ah-gimió mientras él le daba espacio para respirar. La mano en su cuello se fue hacia su boca ahogándola dls dedos, con su lengua recorrió su cuerpo-Quel délicieux goût de miel (Que delicioso sabor cariño)-deteniéndose en sus pechos para succionarlos, el delirio de Valentina aumentaba al sentirlo succionar cada uno de sus pechos, como lo hacía con delicadeza y lujuria a la vez era increíble, continuó el recorrido por la línea de mi abdomen hasta llegar al panty finito que utilizaba.
-Por el amor al cristo, hueles tan bien-dijo aspirando profundo y al subir su mirada había una Valentina sonriente ahogada con dos dedos que ya la saliva les corría hasta la mano. Hizo a un lado su panty y con un lengüetazo lamió la húmeda cavidad que goteaba por el, succiono su clitoris hasta dejarlo hinchado mientras ella jadeaba el muy cínico reía al verla sufrir de placer, el sufrimiento de ella lo excitaba aún más provocando que la devorara desesperado y con sed de ella, a medida que él succionaba y lamía ella se colocaba más húmeda, jugosa y el sudor bajaba con más facilidad a medida que ella movía su cuerpo en ondas, con su mano libre tomó la de ella y las entrelacé-Apriétala cuando sientas placer, aunque me da la impresión de que me la dejarás roja-le ordenó mientras seguía lamiendo entre sus pliegues y la mano de Charles sin duda alguna comenzaba a doler, el placer que Leclerc causaba en ella era inevitable-Este río era algo que nunca había provocado en nadie, fingir nunca será una opción, esa humedad te delata por completo-dijo comenzando a penetrar con su lengua, al más mínimo tacto la morena comenzó a lloriquear desesperada por la profundidad que ya estaba tomando dentro de ella, cuando llegó a la profundidad que él deseaba el lloriqueo aumentó y un grito ahogado salió de ella colocando sus ojos totalmente en blanco, el monegasco río y su mano comenzaba a acalambrarse que lo fuerte que ella la apretaba.
Subió haciendo la misma ruta y con sus manos aún entrelazadas tomó la punta de sus dedos y comenzó a rozarlas contra ella, sus miradas fijas el quito sus dedos de la boca y ella respiró ahogada, mientras él buscaba de calmarla y que recuperara el aliento, le sonrió cínico haciendo que ella llevara sus manos entrelazadas hacia su boca y succionara los cuatro dedos entrelazados de ambos, para llevarlos a su entrada-Gui-gui-guíalos a-a-a la ve-lo-lo-cidad que qui-qui-quieras-dijo a poco aliento, pero Charles pensó en algo mejor-¿Y si te colocas eso que me ibas a modelar?-dijo viéndola a los ojos y ella le sonrió-Como tú ordenes.
