¿Quién diría que en un viaje de vacaciones a Mónaco me terminaría enamorando de un piloto de fórmula uno?
Me llamo Valentina Márquez, 23 años, Española, Portuguesa y Venezolana, soy directora creativa de distintas empresas en Europa. Mi vida desde q...
Salimos del motor home y caminé hacia la parte de atrás mientras esperaba que Charles me buscara para ir a cenar, cuando me subí al auto vi que Charles estaba algo ansioso, tome su mano para calmarlo, el la apretó y me sonrió, haciéndome entender que estaba bien.
-Te noto raro ¿Te pasa algo?
-Estoy bien amor, solo estoy cansado, recuerda que son muchas carreras y llego a un punto en el que me agobio.
-Amor, si quieres pedimos todo para llevar, vamos al hotel y descansamos ¿Te parece?
-Yo quiero llevarte a conocer unos hermosos lugares de Montreal ¿No quieres?
-Si, pero necesitas descansar y yo no me voy a molestar si eso quieres-dije sonriéndole.
-Hagamos algo, te llevo a conocer unos lugares y nos vamos ¿Te parece?
-¿No te rindes, cierto?
-Eres mi princesa y mereces todo.
-Bueno, después no digas que yo no te dije para descansar-dije riendo.
Rio conmigo y me llevo a un precioso restaurante, sencillo como me gustan y muy hermoso. Entro a mi lado rozando mi mano con la suya, pero lo estaba haciendo a propósito, porque la subía y la bajaba constantemente, algo me decía que no íbamos a dormir hoy. Pedimos la cena y Charles no me quitaba la mirada de encima, la tenía fija en mi y cada uno de mis movimientos, después de cada bocado el sonreía u se mordía el labio, cuando llego el postre decidí jugar con su mente, pedí un mouse de chocolate.
Yo se comer, pero también se seducir, tome un poco de mouse y sabiendo que el me miraba, comencé a jugar con la cucharilla rodando mi lengua por la misma-Mmm que delicioso está ¿Quieres amor?-dije metiendo la cucharilla completa en mi boca y sacándola lentamente-Tranquila, disfruta tu postre amor-dijo algo acelerado-¿Seguro? Es que...-dije haciendo una pausa, comiendo un poco más del postre y llevándolo a mi boca, ensuciándome a propósito-Mmm-dije casi gimiendo-Te ensuciaste, ven que te lo quito-se acerco a mi y con sutileza pasó su dedo por el chocolate, iba a quitar el dedo y de prisa lo tome con mi boca succionándolo y pasando mi lengua por el de abajo hacia arriba-Maldición-exclamo Charles bastante acelerado.
-Quiero ver algo... o mejor dicho, sentir-dije quitando uno de mis zapatos de tacón y subiendo mi pie hacia la entrepierna de Charles, sintiendo como su pene ya estaba duro-Te excitas con facilidad, no hice la gran cosa-dije pasando mi dedo por mis labios.
-No es que me excite con facilidad, el problema eres tú-dijo levantándose para ir a pagar-Vamos cariño, que tenemos mucho por recorrer-dijo extendiendo su mano hacia mi, la cual tome y salimos del restaurant.
Charles me llevo a los lugares más hermosos que conocía y me contó unas hermosas historias, claramente inventadas por el. De las últimas historias que el desarrollo fueron el Puerto viejo de Montreal, donde me contó que en esa gigante rueda en la que nos íbamos a subir, cuando te subes y pides un deseo con el amor de tu vida se cumple y el amor se hace más fuerte. Que por cada deseo una Estrella brillara en el cielo para las parejas que sean almas gemelas y estén destinados a estar juntos.
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