Suspiró pesadamente y Emma la pinchó con el lápiz porque estaba cansada de fingir darle su espacio para que reflexionara sobre aquello que la conflictuaba cuando deseaba saber con toda su alma qué le ocurría.
—Lo siento —susurró (T/N), acomodando la cabeza entre sus brazos sobre su parte del escritorio.
—¿Ocurre algo? —preguntó finalmente cuando su amiga no entendió la indirecta.
—Pues... —otro suspiro y habló—: Tu hermano ha estado evadiéndome, creo.
—¿Mikey? —Alzó las cejas, impresionada—. Él no suele evitar a las personas...
—Es... —Se mordió la mejilla—. Bueno, creo que en parte es mi culpa. Me sorprendió eso de ToMan y las peleas y que le dio un paliza a otros chico sin aparente razón, y creo que él se dio cuenta, y...
—Entiendo —interrumpió con suavidad—. Da un poco de miedo verlos así, pero Mikey y Draken son buenos chicos.
—Y no lo dudo —concordó, recordando el rostro de Mikey chispeado de sangre—. Solo fue la impresión inicial, supongo. No quiero que piense que estoy siendo prejuiciosa o algo similar. Es solo que jamás había visto a dos personas peleando. Bueno, eso no fue una pelea, fue casi una masacre. —Rio de forma oscura y Emma sonrió, resignada.
—Creo que podrías entenderlo si hablas con él...
—Si deja de evadirme. —Se encogió de hombros, recordando fragmentos del extraño sueño que tuvo.
Emma frunció los labios, pensando en un modo para que su hermano y su amiga pudieran hablar. A pesar de que Mikey era fuerte, Emma sabía muy bien que era susceptible a los comentarios de las personas que le interesaban y que su amiga empezara a encajar en ese grupo selecto de individuos hizo que despertara en Emma un sentimiento solidario y deseó con ahínco su reconciliación.
De regreso a casa, se separaron en el mismo cruce de siempre. Emma pensaba en diversas formas de abordar a Mikey, muy consciente de que él probablemente haría cualquier cosa racional que le pidiera —las peticiones irracionales solían ser exclusivas de su cumpleaños—. Sin embargo, obligar a hacer algo que no quería a su hermano era tan complejo como intentar que un gato siguiera órdenes.
Sin embargo, cuando Mikey golpeó su frente muy suavemente, con un tenue empujón, mientras decía en un tono dulzón:
—No te incumbe.
Emma estuvo a punto de estallar en una retahíla de insultos y quejas, pero se contuvo de ello al notar la mirada seria y meditabunda de su hermano. Así que, en vez de dejarse dominar por la ira, añadió:
—Pues yo creo que es un malentendido, y los malentendidos se arreglan hablando. Deberías saberlo mejor que yo, Líder.
Mikey parpadeó, anonadado. Si bien era cierto que muchos de los problemas en ToMan se resolvían a través de los puños, eran más aquellos que se solucionaban cuando sus cabezas se enfriaban y hablaban. Así era con Kenchin, Baji y Mutto, y Mitsuya siempre esperaba a que ambas partes estuvieran tranquilas para dialogar, por supuesto Pah y Happy eran una situación aparte.
Lo cierto era que quería hablar con (T/N)cchi, pero no estaba seguro de qué podía decirle. No podía mostrar arrepentimiento por lo que pasó, porque no estaba arrepentido, y no podía disculparse, porque no había nada que disculpar. Entonces, ¿que se suponía que hiciera? Solo sabía que le gustaría retroceder el tiempo y no haber visto su mirada de desagrado y miedo. Entendía que podía haber una explicación para ello porque todos siempre vivían situaciones distintas que generaban respuestas diversas a ciertas circunstancias, pero para Manjiro siempre había sido normal desplegar violencia para establecer su punto en alguna clase de ley de la selva arcaica.
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Destino fortuito || Manjiro Sano x Reader
FanfictionCuando (T/N) se encontró con Manjiro, salpicado de sangre, en mitad de un callejón y él le ofreció un aventón, jamás imaginó que lograría superar sus prejuicios para poder mantener una amistad con él, generando una cadena de sucesos que aunarán el p...