Destino fortuito || Manjiro Sano x Reader

Capítulo LXVIII: Preparativos

—Draken, justo a ti quería verte —dijo (T/N) mientras arreglaba el cabello de Emma con accesorios.

Ambas chicas estaban en la cama de la habitación de Emma, riéndose de manera confidencial, cuando Draken pidió permiso para entrar para llevarles bebidas.

—¿Necesitas mi ayuda en algo? —ofreció él, recostándose del vano de la puerta.

La chica compartió una mirada con Emma y asintió. Introdujo la mano dentro de su blusa y sacó una llave para enseñársela. Draken tuvo que acercarse para cerciorarse de que sus ojos no lo engañaban.

—Esa es... ¿Mikey te la dio?

—Sí, cuando aún éramos novios. —La joven curvó los labios con orgullo.

—¡Pues ya solo debía pedirte matrimonio! —Draken tomó la llave y la observó, anonadado.

—¿Acaso es la llave de Babbu? —cuestionó Emma, apoyando la espalda de su amiga.

—Me gustaría que me ayudaras a manejarla. Manjiro intentó enseñarme y yo también aprendí un poco al verlo, pero no quiero tener un accidente. Oh, y si pudieras enseñarme cómo darme cuenta de si tiene algún problema... Si no es mucha molestia, por favor —susurró, sin saber si podía tomarse esas libertades con la motocicleta de Manjiro.

—¿Estás segura? —preguntó él.

—Sí, no tengo otra manera para transportarme de modo eficiente. Además, ya soy mayor de edad, ¡así que no me siento mal intentándolo!

—Bueno... —Draken desvió la mirada—. No estoy muy seguro de esto, pero si en serio quieres, podríamos intentarlo.

—¡Quiero verlo! —dijo Emma, emocionada—. Al menos, no tienes problema manteniendo el equilibrio.

—Espero que no. No me he vuelto a subir en una desde la última vez que lo hice con Manjiro.

—¿En serio? ¡Si andar en mi Zephyr es lo mejor del mundo!

—¿Por qué les ponen nombre a sus motocicletas? —le susurró (T/N) a Emma.

—Ni idea, cosas de chicos. —Se encogió de hombros—. Pero seguro logras aprender a usarla.

—¡Pongámonos manos a la obra! —Draken les sonrió con confianza.

Sin embargo, cómo se le iba a pasar por la cabeza que la chica iba a ser tan mala coordinando todo. Debió haberlo vaticinado cuando, al lograr arrancar, la motocicleta se inclinó a un lado y él tuvo que correr para estabilizarla. Le costó varias horas sincronizar sus cuatro extremidades para dar una vuelta por la manzana a la velocidad más lenta que Draken jamás había visto en Babbu. Sin embargo, lo consiguieron para antes del anochecer.

—¿Quieres dar una vuelta por la ciudad? —ofreció Draken, percatándose de que a Emma empezaban a cerrársele los ojos.

—¡Así estoy bien! Creo que ya los torturé a ambos demasiado.

—Bueno, al menos lo hiciste mejor que Takemichi. Aunque a él lo enseñó Mikey y todos sabemos que no nació para ser maestro.

—Dímelo a mí cuando quería enseñarme artes marciales —musitó Emma y le sonrió a su mejor amiga—. Pero te ves genial con Babbu. ¿Qué planeas hacer?

—Uhm... ¿Pasear? Realmente no lo sé, siento que tener un vehículo te da mucha autonomía. —Rio entre dientes y acarició el manubrio—. Y no sé si sea buena idea simplemente usarla.

—Mikey no está para hacerlo, eso es preferible a que el tiempo la deteriore. Y si él te dio la llave y no te dijo nada cuando... —Draken se calló cuando Emma le dio un codazo.