Escuchaba la máquina de signos vitales y sentía la mano derecha helada. Había un tenue aroma aséptico, alienante. El colchón era firme, incómodo y las frazadas estaban almidonadas.
Recordó que se había desmayado en los brazos de Manjiro, así que debía estar en el hospital. Apenas en ese momento fue consciente de que tenía el brazo escayolado y dolía.
El pitido de sus signos vitales fue interrumpido por cómo pasaban las hojas de un libro. Fue ahí que pudo abrir los ojos, fijándose en la pálida luz mortecina que iluminaba la habitación.
La señora Matsuda estaba sentada en una silla, leyendo un libro. Se veía bien, con su expresión serena y el cabello veteado en plateado. Le había prometido regresar sana y salva y le había fallado.
¿Emma estaría bien? Manjiro... Seguro se sentía culpable. Debía ir a verlo, pero se moría de sed.
No supo qué sonido emitió, pero la señora Matsuda alzó la cabeza tan rápido que temió que se hubiera lastimado la columna cervical.
—¡Ay, (T/N), al fin despiertas! Voy a ir a avisarle a la enfermera.
La chica quiso pedirle que no, que prefería que la pusiera al tanto de lo que había ocurrido, pero lo más racional era avisarles a los profesionales para que se hicieran cargo. Así que cuando el médico y una enfermera, ambos jóvenes, fueron a examinarla y hacerle preguntas, colaboró tanto como pudo. Le explicaron brevemente que se había fracturado el antebrazo y que la mantendrían en observación un par de días más para cerciorarse de que no tuviera ninguna complicación.
El brazo le dolía, aunque no mucho. Era la primera vez que se fracturaba algo y no quería volver a tener la oportunidad. Además, tener el brazo inmovilizado era extraño.
Cuando el personal de salud abandonó la habitación, la señora Matsuda se volvió a sentar a su lado. La observó unos segundos y dijo:
—Querida, me tenías muy preocupada.
—Lo siento... Yo le dije que...
—No, no. Ese chico, Hanagaki, nos contó parte de lo que había ocurrido y comprendo por qué hiciste lo que hiciste. Aunque sí deberías tener más cuidado.
La chica apretó los labios y se irguió un poco, resintiendo el tenue dolor en el brazo.
—¿Qué paso con Emma?
—Está en otra habitación —dijo la señora Matsuda y desvió la mirada—. Está tan bien como podría estarlo en su estado. Su cirugía se alargó por varias horas...
—Pero está viva...
—Sí, está con nosotros.
—Qué alivio —susurró la chica, bajando la mirada a su mano derecha para moverla.
—Tachibana se pasó hace unas horas para visitarte, al igual que ese jovencito... ¡Ah! Matsuno, dijo que se llamaba.
—Uhm... ¿Cuánto tiempo estuve dormida?
—Unos dos días. Aunque despertabas de a ratos, esta es la primera vez que estás lúcida.
Entonces, el conflicto con Tenjiku debería haber terminado. Takemichi debió haberle puesto un fin. Y con Emma sana y salva... El futuro seguro había cambiado. Quería llorar de alivio, pero no le gustaba adelantarse a los hechos. Preferiría si Takemichi estrechara su mano o le avisara que el futuro había cambiado.
—Manjiro...
La señora Matsuda torció el gesto y suspiró despacio. Le dio unas palmaditas en la pierna y agitó la cabeza.
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Destino fortuito || Manjiro Sano x Reader
FanfictionCuando (T/N) se encontró con Manjiro, salpicado de sangre, en mitad de un callejón y él le ofreció un aventón, jamás imaginó que lograría superar sus prejuicios para poder mantener una amistad con él, generando una cadena de sucesos que aunarán el p...