Capítulo XXV: Regalos

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—¡Emma!

Emma recibió el abrazo de su amiga con algarabía. Habían pasado las últimas semanas planificando cada detalle para el gran día. A pesar de ello, Emma aún no la perdonaba por haberle dicho por mensaje de texto que estaba saliendo con su hermano, así que lo compensaba monopolizándola sin reparo.

—¡Tengo todo listo! Estoy en deuda moral con Mitsuya por haber hecho realidad nuestro plan.

Emma la haló de la mano hasta su habitación. Era domingo en la mañana de navidad y una pila de uniformes ocupaba un espacio en su habitación.

—Como sé que no va contigo usar faldas muy cortas, ¡diseñé junto a Mitsuya este uniforme para ti! Es sorprendente cómo supo tus medidas con solo verte una vez.

—¿En serio? —Ella alzó las cejas, avergonzada.

—Es el ojo de un diseñador de modas. Es su talento nato.

(T/N) sacó la ropa con cuidado, percatándose de que se trataba de una falda short verde navidad con un chaleco cruzado, la parte derecha verde y la izquierda roja. Había un cinturón negro y una boina con los colores alegóricos de la celebración.

—¡Y tengo medias para ti! —Emma sacó una medias altas a rayas mientras la alentaba a que se cambiara mientras ella hacía lo mismo.

(T/N) estaba fascinada por cómo la ropa le quedó a la medida. Si era cierto lo que Emma le decía sobre Mitsuya, realmente tenía un don, y se cuestionó por qué estaba en una pandilla con un posible futuro prometedor al frente.

—¡Te ves preciosa! —chilló Emma, exultante.

—Tú te ves...

La chica le echó un buen vistazo a su disfraz felpudo de Santa con una minifalda y un suéter con borlas. Se acercó a ella para abrazarla de nuevo.

—¡Te ves súper linda, Emma! Es que si Draken no se fija en ti con esto...

Emma enrojeció y agitó la cabeza.

—N-no lo hice con esa intención. Aunque si se fijara en mí...

Emma se cubrió el rostro con ambas manos y gritó, emocionada ante la idea. Cuando se recompuso, se apresuró a tomar los uniformes de artes marciales con motivo navideño para dejarlos en la entrada del dojo con los nombres de cada dueño.

—¡Ah! Casi lo olvido, dejé el arroz con leche en la encimera y necesito meterlo en la nevera para que no se estropee.

—Arosu kon re... ¿Qué? —Emma ladeó el rostro mientras bajaban las escaleras que conducían a la cocina.

Arroz con leche —aclaró ella—. Es una receta familiar y los ingredientes no son tan difíciles de conseguir como otros... Quería traerles un poquito de mi tierra a ustedes.

—Seguro que a todos les gustará. A mí me está entrando curio... —Emma se quedó con las palabras a medio camino cuando deslizó la puerta de la cocina—. ¡Mikey!

—Emma. —El aludido le sonrió con desfachatez mientras se metía una cuchara en la boca—. Encontré esto aquí y está muy bue...

Manjiro pasó su mirada de arriba abajo por la figura de su novia. Era la primera vez que la veía con tan poca ropa, descubriendo formas que no sabía que estaban ahí. Se fijó especialmente en sus piernas y en sus brazos, apenas en ese momento dándose cuenta de que le gustaba también su cuerpo. Y el pensamiento le pareció peligroso por la puerta que se empezaba a abrir frente a sus ojos.

—Pero no te babees —masculló su hermana mientras alejaba de él el bol de vidrio con el postre espeso.

Mikey le lanzó una mirada de reproche, pero hizo su mejor esfuerzo para relajarse y le sonrió a su novia.

Destino fortuito || Manjiro Sano x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora