—¡Claro que he estado yendo a misa!
Manjiro se sobresaltó al escucharla hablando en español. En su idioma natal pronunciaba las palabras más rápido y tenía un acento curioso, parecía que no paladeaba las sílabas como lo hacía con el japonés.
—Mamá, tampoco es como que haya un montón de iglesias aquí. V-voy cuando puedo... Sí, sí, entiendo su punto, pero también tengo cosas que hacer y...
Manjiro rio entre dientes al ver su expresión de hastío, aunque cuando sus miradas se encontraron en mitad de la habitación, ella le sonrió a modo disculpas. Él negó con la cabeza. Lo divertía ver una nueva faceta de ella.
—No es justo que meta a Dios en medio de esta discusión. —Puso los ojos en blanco, aunque una sonrisa traviesa bailaba en sus labios—. De acuerdo, intentaré ir al menos dos veces al mes... Aunque a veces hablan muy rápido y... Sí, sí, sé que es algo que se debe sentir en el espíritu, pero...
Suspiró y asintió varias veces. Manjiro curvó una ceja por su repentina seriedad.
—Está bien. Me cuidaré, me portaré bien y... —Miró brevemente a Manjiro, apretó los labios y agitó la cabeza—. Hablamos luego. La quiero, má.
Volvió a suspirar cuando colgó el teléfono. Desenredó su dedo del cable después de percatarse de que había estado retorciéndolo compulsivamente.
—¿Pasó algo? —Manjiro dejó a un lado el bocetero de su novia, sorprendido de la cantidad de dibujos que había aun cuando le había dicho que había dejado el club de pintura—. Por cierto, suenas muy sexy en español.
—¡¿Qué dices?! —reclamó, enrojeciendo rápidamente y haciéndolo otro poco más al notar la mirada fija de Manjiro—. Y solo era mi mamá preguntando por lo estudios... Y también si estaba yendo a misa como si aquí abundaran las iglesias. También quise hablarle de ti, pero sé que se lo va a tomar mal, así que pensaré en formas de abordarlo.
—Sé dónde hay una iglesia. —Manjiro se frotó la barbilla—. ¿Quieres que te lleve el siguiente domingo?
Ella hizo un puchero, pero asintió. No le fascinaba ir a misa, pero quizás descubriría algo distinto en Japón. Así que quiso darle una chance.
—No sé si te molesta, pero yo ya les hablé de ti a Kenchin y Tamekicchi... Aunque Emma y mi abuelo no lo saben, o no sé si tú...
—Aún no sé lo he contado a nadie. Y no me molesta. —Se encogió de hombros—. Emma se pondrá muy feliz.
—Ya lo creo. —Manjiro curvó los labios—. Y podré molestarla con Kenchin.
—No seas malo. —La chica rio entre dientes, sentándose junto a Manjiro en la cama—. Entonces, debería decirle pronto a Emma para que no se vaya a enterar por alguien más. Ya me imagino que, si se lo dijiste a Takemichi, se le va de más la lengua...
Mikey siguió con sus ojos cómo tomaba el celular y escribía un mensaje rápidamente. Su mirada se concentró en la curvatura de sus labios por más tiempo de lo usual y se obligó a fijar la vista en un punto incierto de la habitación cuando ella ladeó el rostro.
—Por cierto, ¿quieres que te presente a mis amigos?
—Suena a que ya te comprometiste a presentarme. —Ella rio entre dientes cuando Manjiro alzó las cejas.
—Si te incomoda, podemos quedarnos aquí, en tu habitación, o salir al parque o...
—Espera, ¿me estás pidiendo una cita?
Manjiro volvió a ladear la cara, sus manos inquietas sobre su regazo hasta que ella las rodeó con sus dedos.
—¿Qué te parece esto? ¿Vamos a ver a tus amigos y mañana salimos a comer algo? En el colegio están hablando de una nueva cafetería que sirve dulces tradicionales, quizás tengan dorayaki.
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Destino fortuito || Manjiro Sano x Reader
FanfictionCuando (T/N) se encontró con Manjiro, salpicado de sangre, en mitad de un callejón y él le ofreció un aventón, jamás imaginó que lograría superar sus prejuicios para poder mantener una amistad con él, generando una cadena de sucesos que aunarán el p...