Capítulo XIV: Futuro (II)

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(T/N) parpadeó para ajustarse a la luz del restaurante y también porque no entendía dónde estaba. Recordaba haberse ido a dormir luego de que Manjiro golpeara su ventana y la terrible migraña para la que tomó una aspirina, pero nada más.

Se fijó en su interlocutora, cuyas palabras empezó a hilar hasta poder comprenderla.

—¿Estás bien?

Observó sus grandes ojos castaños y el cabello del color del caramelo que bañaba sus hombros. Al otro lado de la mesa estaba Tachibana Hinata, la novia de Takemichi, cuyos rasgos estaban dotados de una sosegada madurez, aunque la dulzura de sus ojos no había sido amainada por esta.

—S-Sí...

—¿Quizás es el jet lag? Pero me alegra mucho que hayas decidido regresar a Japón luego de tanto tiempo, y no solo eso, sino que aceptaras que nos viéramos. Casi no hemos estado en contacto.

(T/N) resolló una interjección incoherente. Si estaba en el futuro, ¿no se suponía que era una psicóloga y que trabajaba en Japón? Además, le parecía extraño reunirse primero con Hina que con Emma. Empezaba a creer que estaba inhalando algún tipo de droga extraña como para estar teniendo esos sueños.

—Sí, a mí también me alegra —susurró, percatándose de que Hina, tan perceptiva como era, no terminaba de creerlo. Intentó salir del apuro con una sonrisa y comentó—: ¿Cómo está Takemichi?

—... —Hina suspiró, llevándose una mano al pecho para acunar el dije que colgaba de su cuello—. Pensé que ya lo sabías, pero me terminó en Navidad... Hace doce años.

—Yo... —Intentó buscar las palabras correctas, pero no cabía en su estupefacción, no luego de haber presenciado cómo Takemichi y Hina se veían en los escasos minutos que habían hablado.

—No tienes que decir nada. —Agitó la cabeza—. No me molesta que preguntes; quizás Emma no te lo contó. Aunque aún no entiendo por qué Takemichi terminó conmigo en esa ocasión. No importó cuánto intenté preguntarle al respecto, nunca me lo dijo, y luego solo se marchó de la ciudad.

—Eso suena a como si hubiera huido...

—Sí, y hubiera preferido que no lo hiciera. Quiero decir, era su novia. Era un poco tonta e inmadura, pero pudo haber confiado más en mí...

—No eres tonta, Hina.

—¿Sabes qué es lo peor? Que, a veces, imagino que lo vuelvo a ver y mi corazón se pone a latir como loco. Un tiempo creí que lo golpearía, pero luego me di cuenta de que podría perdonarlo y, si él lo quisiera, darnos otra oportunidad. —Sus mejillas se encendieron y se golpeó la frente—. Se me contagió su estupidez.

—No, no —se apresuró a decir (T/N), sin entender en qué momento ella y Hina se harían tan buenas amigas que podrían hablar de eso—. Es bueno que te sientas así por él. Yo nunca me he enamorado.

—¿No? —Hina alzó las cejas, anonadada, pero en sus ojos brilló un poco de suspicacia—. ¿Y qué era lo que tenías con Mikey?

—¿Con Manjiro? —resolló, queriendo saber más al respecto.

—Siempre se los veía juntos —puntualizó y luego esgrimió una sonrisa ensoñadora—. Cuando creía que nadie los veía, Mikey te tomaba de la mano como un niño.

La chica recordó cómo Manjiro se puso a jugar con sus dedos en el hospital, cómo, ese crepúsculo en el parque, se tomaron de la mano casi sin tocarse, dejándose envolver en la calidez de la piel ajena. Se ruborizó con violencia y Hina se echó a reír hasta que su voz se extinguió de a poco.

—Bueno, eso fue hasta que... —Se mordió el labio—. Takemichi no me habló mucho al respecto, pero Mikey asesinó a alguien, y ustedes se pelearon y más nunca hablaron. Luego no entiendo muy bien qué pasó, pero todo pareció diluirse en un tormentoso mar. Después ocurrieron tantas cosas... —Hina apretó los labios unos segundos y luego los curvó con cierta nostalgia—. Pero eso ya lo sabes. Parezco una anciana rememorando el pasado.

Destino fortuito || Manjiro Sano x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora