Capítulo LXXIII: Oportunidad

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Cuando regresó en sí, abrió los ojos y la habitación le dio vueltas. Estaba oscuro y, al intentar pararse, escuchó el quejido de uno de sus amigos, parecía Yamagishi. Con la poca luz que entraba por la ventana, se percató de que era la habitación en la casa de sus padres y, por el martilleo de su cabeza, creía que tenía una resaca.

Se paró con dificultad y esquivó los otros cuatro cuerpos tirados por la habitación. No recordaba que hubiera pasado nunca eso. Además, si había viajado doce años atrás, no era muy legal de su parte haberse emborrachado.

Arrastró los pies hasta la cocina, agradeciendo no haberse rodado las escaleras con el traspié que dio. Se bebió un vaso de agua helada y ladeó el rostro para ver el calendario que estaba colgado en la cocina. Decía junio de 2011, pero eso no se correspondía a su patrón de viajes en el tiempo. Se llevó una mano a la cabeza y respingó cuando se percató de la presencia a su lado.

—¡Akkun!

El aludido entornó los ojos y luego curvó los labios.

—Es bueno verte de nuevo.

Takemichi curvó una ceja, sin enterarse de nada y Akkun solo pasó un brazo por sus hombros de manera amistosa.

—Eres todo un rebelde, pareciera que tus años de pandillero no te hubieran dejado atrás.

—¿Eh?

—Aunque me imagino que todos lo somos... Quiero decir, faltan cinco días para tu cumpleaños y todos nos apuntamos para acompañar a Peh-yan en su primera emborrachada. —Se encogió de hombros Akkun, agradeciendo el vaso con agua que le tendía Takemichi.

—¡¿En serio?! —Takemichi separó los labios. Nunca había aguantado bien el alcohol y se preguntaba si podría ser un humano funcional y buscar a Mikey para arreglar las cosas.

—Yo ya me estoy arrepintiendo —susurró Akkun y suspiró—. ¿Y bien? Pareciera que tienes algo importante que hacer.

—¡S-sí! Uh, quiero decir, Mikey... Ah...

—¡Pero si el alcohol te vuelve más idiota, Takemichi! —se burló Akkun—. ¿Qué quieres con Mikey? Según sé, lo liberaron hace poco por buen comportamiento y creo que sus cargos también disminuyeron porque no tenía antecedentes penales.

—Libe... ¡¿Qué?! ¿Mikey estuvo en prisión?

—Intento de asesinato, dijeron —explicó—. Aunque alegaron que fue en defensa propia porque el sujeto tenía un arma y la disparó hacia...

—(T/N) —susurró Takemichi, sin poderse creer que la chica, en un intento por cambiar el futuro, hubiera terminado asesinada—. Me pregunto que estará haciendo él ahora.

—¿A estas horas de la madrugada? —Akkun se encogió de hombros—. Debe estar en su trabajo, ¿no?

—¡¿Trabaja en la tienda de conveniencia?!

—Para que preguntas si ya lo sabes. —Akkun se rio entre dientes y dijo—: ¿Vas a ir a verlo ahora? ¿Es tan urgente?

—Pues... —Takemichi hizo una mueca, pero asintió con resolución—. Sí. Necesito hablar con él.

—¿Quieres que te acompañe? Está oscuro y no vas a usar tu motocicleta en este estado.

Takemichi se rio porque nunca se le pasaba por la cabeza usar la hermana de Babbu. Era bastante torpe manejando y no quería ni imaginarse haciéndolo con resaca. Aceptó su propuesta y ambos salieron a media madrugada de junio, disfrutando del ligero viento que amainaba un poco el calor.

Estuvieron bromeando todo el trayecto, agradeciendo que, de a poco, la resaca se iba convirtiendo tan solo en una pequeña molestia en la cabeza. Cuando llegaron a la tienda de conveniencia, a Akkun ni siquiera se le notaba que había estado bebiendo.

Destino fortuito || Manjiro Sano x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora