Capítulo XXXVIII: Incidente

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A medida que se alejaba de la librería, se percató de que el movimiento de las personas había disminuido. Imaginó que era porque aún faltaba para que los trabajadores terminaran su jornada y los estudiantes estaban yendo a clases particulares. Sin embargo, no dejó que las palabras de Draken ni de Chifuyu la alteraran. Después de todo, ¿quién podría hacerle daño si ella nunca buscaba problemas con nadie?

A apenas dos cuadras del metro, mientras jugaba con el pase del tren en el bolsillo de su chaqueta, notó que un chico alto de cabello negro trenzado se aproximaba a ella, tuvo que echarle otro vistazo al percatarse de que las trenzas las tenía decoloradas. La sorprendió que fuera tan alto como Draken y también que estaba ocupando la mitad de la vereda como si no le importara nada más. Estaban en una acera estrecha y ella hizo una mueca al notar que el chico no tenía intenciones de cederle el paso por la izquierda porque ella no se iba a poner en una posición riesgosa pegándose a la pared. Iba a bajarse de la acera, cuando un par de manos cayeron sobre sus hombros con fuerza.

El corazón le dio un vuelco y la ensordeció por un segundo, su cerebro gritándole que debía mantener la compostura mientras barajaba sus posibilidades. Más de cerca, se percató de que el joven que se le aproximaba tenía un extraño tono violeta de ojos y portaba una expresión aburrida acompañada de una sonrisa laxa.

—¿Es ella? —preguntó el que estaba detrás, sosteniéndola por los hombros sin lastimarla, pero con firmeza.

—Sí, Yanagi —dijo el otro, echándole un último vistazo a un papel en su mano para después guardárselo en el bolsillo.

—¿En serio?

(T/N) ahogó un grito cuando el chico de atrás la inclinó para poder verle el rostro.

—Hubiera pensado que alguien como Mikey tendría mejores gustos.

La chica sintió las mejillas calientes, pero fue suficiente para superar el agarrotamiento inicial que le había causado el miedo. Intentó relajarse y empezar a pensar.

—¿Ustedes quiénes son? —preguntó, modulando su tono para que no se le notara que estuvo a punto de entrar en pánico—. Por sus uniformes, imagino que deben ser de alguna pandilla. Sin embargo, yo no...

—¿Tú no qué? —Rio Yanagi—. ¿No tienes nada que ver?

—Eres una pieza clave si queremos acercarnos a Mikey —explicó el chico del cabello decolorado, lanzándole una mirada críptica a su compañero.

—Valiéndose de un método tan cobarde no se van a ganar su respeto, si es eso a lo que te refieres —dijo ella, enfrentándose a las pupilas de su interlocutor—. Lo mejor para los tres es si me dejan ir. Podría intentar mediar entre ustedes y...

—¿Kisaki no dijo que le parecía una niña tonta? —dijo Yanagi, sorprendido—. Pero aquí está, intentando negociar, Ran.

¿Kisaki? La joven recordó al chico en la tienda de conveniencia, cómo la seguía con la mirada con emociones indescifrables e intentaba entablar una conversación anodina con ella. Una memoria acudió a ella repentinamente: Draken, el Draken del futuro, el que estaba en prisión, había dicho que si hubiera matado a Kisaki...

—Tenjiku no necesita negociar con una mocosa —dijo Ran, curvando los labios, divertido—. Limitémonos a seguir las órdenes y llevarla con Kisaki y...

—¡Vamos, Ran! ¡Es el pez gordo!

—Conocer a Mikey en condiciones más favorables podría ayudarte en lo que sea que...

—Sí, sí, ¡vaya lengua viperina tienes! —Ran ensanchó un poco más su sonrisa, aunque la chica notó la mirada peligrosa que le dedicó—. Míralo así, Yanagi, son las órdenes que nos han dado y yo quiero ver a dónde llegamos con todo este plan.

—Pero no ganarnos la mala sangre de Mikey facilitaría mucho las cosas. Izana querría...

(T/N) los escuchó discutir, Ran cada vez más agresivo, y Yanagi cayendo en sus provocaciones al punto en el que se percató de cómo relajó su agarre. Intentó regular la respiración y mantener a raya sus emociones. Ran aún estaba pendiente de ella, echándole vistazos de soslayo; aunque confiaba en que todavía podía valerse del factor sorpresa, considerando que no creían que era una amenaza.

Cuando estuvo segura de que Yanagi apenas posaba las manos en sus hombros, dobló las rodillas apenas, giró el tronco y le propinó un codazo hacia arriba en el plexo solar. No fue un golpe fuerte, pero supo que al menos le había sacado el aire.

—¡Maldita sea! —rugió Ran, quien en una zancada la alcanzó cuando intentó huir hacia un lado.

Ran la agarró del antebrazo izquierdo y la haló con tal fuerza que ella sintió su hombro resentirse, pero no lo pensó y lo golpeó con el otro brazo en la curvatura del codo para hacer que la soltara. Luego, le propinó un golpe en el lateral de la rodilla para desestabilizarlo.

Se echó a correr rumbo a la estación del tren sin importarle los latidos frenéticos de su corazón ni que los muslos le ardían con cada paso. Ladeó el rostro y palideció al notar que Ran se había recuperado y estaba a punto de darle alcance. Ni siquiera la sorprendió por lo alto que era, haciendo que sus zancadas lo acercaran más.

—Mierda, mierda, mierda —chilló ella, sin poderse creer que nadie hiciera nada para ayudarla.

Los pocos transeúntes tan solo se apartaban del camino y los observaban con curiosidad para luego apartar la mirada. Quería llorar, pero no podía permitírselo. Aún no estaba a salvo.

La entrada de la estación estaba a unos pocos metros, quiso creer que lo lograría, pero gritó cuando Ran la tomó por el cabello. Se le anegaron los ojos mientras caía al suelo de un tirón.

—¡Eres una...! —Ran apretó los dientes, frustrado, mientras Yanagi se posicionaba tras él, lanzándole una mirada de odio a la chica.

Sin embargo, antes de que (T/N) pudiera resignarse, dos siluetas impactaron contra sus dos persecutores, tumbándolos al suelo. Sin saber qué ocurría, las mismas dos figuras, borrosas por sus lágrimas, la tomaron por los brazos, la alzaron como si no pesara nada y la obligaron a correr. Ambos chicos no tardaron en reanudar la persecución. La hicieron subir en el tren que estaba a punto de partir y los tres observaron cómo Ran y Yanagi golpeaban el vidrio, soltándole toda clase de improperios.

—No sabía si eras tú y me sorprendió ver a esos tipo de Tenjiku tras de ti.

—Tenía un mal presentimiento y no podía dejarte sola... Gracias al cielo regresé porque ese era uno de los hermanos Haitani y...

—Yuzuha, Chifuyu...

(T/N) se desplomó en un asiento, sus manos empezando a temblar. Yuzuha no lo dudó y la rodeó con un brazo mientras Chifuyu permanecía de pie frente a ellas. Eso había sido aterrador y la hacía cuestionarse qué hubiera ocurrido de no ser por sus dos amigos. ¿La llevarían a Kisaki y qué? No entendía con qué propósito él podría usarla y tampoco comprendía esa necesidad patológica de acercarse a Mikey.

Por lo pronto, se apoyaría de Yuzuha y permitiría que las emociones desbordantes que querían enloquecerla siguieran su cauce.

Continuará...

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Me divertí escribiendo este capítulo jaja Cuando estaba pensando en quiénes podrían atacarla, se me ocurrió que Inupi y Koko no serían tan crueles, pero ellos no están en Tenjiku... Luego, vi que todos los miembros de Tenjiku son violentos e iba a elegir a ambos hermanos Haitani, pero la prota no tendría posibilidades. Así que elegí a Ran con un OC xD

Y sí, yo amo a Yuzuha.

Tengan un lindo día~

¡Usen protector solar! >.<

Destino fortuito || Manjiro Sano x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora